Nuevo artículo de Sala-i-Martin sobre la crisis subprime. Aunque de contenido ligero, puede servir frente a aquellos políticos y creadores de opinión que empiezan a reclamar que el Estado asuma las perdidas o que proporcione ayudas a los imprudentes, ya sean empresas o ciudadanos:
Las únicas ayudas que contempla son ajustar los tipos en caso de catástrofe, perseguir a los timadores financieros y permitir devolver en cualquier momento la hipoteca sin penalización:Supongo que muchos de ustedes no juegan regularmente a la ruleta y, si lo hacen, apuestan cantidades moderadas porque saben que si juegan demasiado acabarán perdiendo mucho dinero. Pero, ¿qué harían si el gobierno introdujera un programa que consistiera en devolverles el dinero cada vez que no sale el número apostado? Si me permiten, yo les recomendaría que se fueran corriendo al Banc Sabadell, pidieran un crédito de millones de euros y se fueran directos al casino cada día: cuando los números les salieran de cara, se forrarían y cuando no, el gobierno se lo devolvería todo. Naturalmente, ese programa tendría dos consecuencias. La primera es que nos convertiría a todos en jugadores patológicos. Y la segunda, que en pocas semanas el gobierno se quedaría sin dinero.
Pueden consultar el resto del artículo en http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/2007/subprime/subprime.htmsi la crisis se contagia al resto de la economía, entonces y sólo entonces, deberá bajar los tipos de interés. Pero no como una cosa especial. Debería bajar los tipos de interés siguiendo las mismas reglas que utilizaría si hubiera una crisis causada por un aumento de los precios del petróleo, por un ataque terrorista o una recesión en China. Segundo, el gobierno debe asegurarse que las familias no fueron engañadas con el anzuelo de intereses subsidiados al principio seguido de intereses usureros a partir del quinto año. Los usureros y los timadores deben ser perseguidos. Y para impedir que futuros financieros potenciales abusen de los clientes siguiendo esa estrategia sería aprobar una ley que permitiera a cualquier cliente devolver el resto de la hipoteca en cualquier momento y sin penalización.