«Este no debería ser el detonante suficiente de una gran crisis»
El banquero gallego cree que lo ocurrido en EE.UU. puede servir para que los tipos se mantengan estables a partir del otoño.
El director general de la primera caja gallega pasa sus vacaciones en Pontedeume, desde donde sigue atento la inesperada crisis bursátil que sacude los mercados.
-El Gobierno dice que no hay que preocuparse. ¿Usted, qué opina? ¿Estamos en vísperas de una crisis mayor?
-No hay signos claros para pronunciarse de forma categórica. La bolsa es como un barómetro que reacciona con una rapidez inusitada y que a lo mejor no es reflejo de nada de la vida real. La volatilidad ya la llevamos padeciendo desde hace meses y en el segundo semestre del año va a seguir así. Pero el problema actual está concentrado en las ya bautizadas como hipotecas basura. Estamos hablando de un producto muy determinado y en un territorio concreto. Este no debería ser el detonante suficiente de una gran crisis.
-¿Puede empeorar la situación si, como se ha publicado, se descubre que algunos bancos estadounidense están ocultando en sus cuentas pérdidas vinculadas a la actividad hipotecaria?
-Hay todo tipo de informaciones sobre la posibilidad de que algunos fondos tengan verdaderos problemas de liquidez, y esto es lo que puede contaminarlo todo. A partir del lunes tendremos más información. La ventaja es que esto ha coincidido con un fin de semana por el medio para reflexionar. El lunes las asiáticas van a ser reflejo de lo que ocurrió el viernes y la clave va a estar, como siempre, en la apertura de Nueva York a las tres y media de la tarde. No obstante, la volatilidad no va a concluir ni esta semana ni la siguiente.
-¿Se han precipitado el BCE y la Reserva Federal, causando más alarma que otra cosa?
-Cuando intervienen lo hacen para lanzar un mensaje de prudencia al sistema. Lo que pasa es que algunos han podido leerlo de forma contraria. En términos marineros, éste es un temporal de fuerza dos en el que se está inyectando velocidad ajena al temporal. Y a partir de ahora puede atenuarse o pasar a grado cuatro o cinco.
-¿Es posible una crisis de esta categoría en el mercado hipotecario español?
-No se parece en nada.
El sector inmobiliario español parte de un modelo de crecimiento basado en una demanda real de vivienda, en un escenario de tipos bajos y con la fuerte inyección que han supuesto los fondos europeos. Esto dibuja un círculo virtuoso que tira del PIB y que a partir de ahora tendrá que ir amortiguando sin mayores traumas. Los últimos datos ya nos indican un enfriamiento del sector inmobiliario y un crecimiento del industrial. En el caso de Galicia se puede comprobar perfectamente, con unos datos de exportaciones extraordinarios. O sea que nada tiene que ver.
En España además no hay hipotecas subprime. Por tanto son escenarios diferentes y no hay que buscar ningún vínculo. Lo que está sucediendo estos días es un puro movimiento financiero en las bolsas y habrá que dejar pasar un poco el tiempo para saber hacia dónde deriva.
-¿Por qué prestaron los bancos estadounidenses dinero a clientes tan poco solventes? ¿No era una crisis inevitable desde el principio?
-
A un riguroso banquero como a mí eso no le cabe en la cabeza. Hay dos máximas de oro en banca: la primera es «Nunca olvides que tienen que devolverte el préstamo». La segunda es «Nunca olvides la primera». Otra cosa es la evolución de la economía. En la hipoteca, como su propio nombre indica, la garantía reside en un inmueble. Y su éxito depende de la renta disponible, que a su vez depende del nivel de empleo. Al elevarse los tipos de interés, si ello coincide con una contracción en el empleo, las insolvencias aumentan. Si además los grados de análisis del riesgo no son suficientemente rigurosos, los índices de jovenlandesesidad se disparan.
-¿No ocurrirá algo así en España algún día con los créditos fáciles que nos ofrecen a todas horas?
-En absoluto. Hay que diferenciar radicalmente. Al igual que con las hipotecas, en un crédito al consumo también se hace un análisis pormenorizado de los comportamientos de los consumidores. Y se sabe a qué tipo de clientes les puedes conceder qué tipo de crédito y qué volumen. Ahora bien, todo ello depende del empleo. Si hay una contracción brutal y rápida en el empleo y suben los tipos de interés, surgirán los problemas.
«Las hipotecas de segunda residencia van a disminuir sensiblemente»
Méndez considera que en los próximos años la economía española tendrá que reajustar su capacidad de renta a los nuevos costes financieros.
-¿Vamos a salir ganando con esta crisis en forma de bajada de tipos de interés?
-Puede que sí. En función de los comportamientos bursátiles de las próximas semanas, la actitud del BCE y la Reserva Federal puede cambiar. No me atrevo a decir si se estabilizarán o si bajarán, pero probablemente dejen de subir. Si el PIB norteamericano empieza a inflexionar como se cree, si el petróleo sigue bajando y la inflación ya no es tan importante como a principios de año, y si las tasas de crecimiento se moderan, pues es posible que la actitud de los bancos centrales en este mes de agosto varíe respecto a lo que se preparaba en julio. Esto sería muy importante: que las familias y las empresas tuvieran un 2008 estable en cuanto a los tipos de interés. Pero sólo lo sabremos a partir de septiembre.
-¿Cómo evolucionará el sector inmobiliario gallego?
-Van a disminuir sensiblemente las hipotecas para viviendas de segunda residencia y se va a mantener la vivienda habitual. Esto tendrá menos incidencia en sitios como Galicia. En conjunto, el ciclo español se va amortiguando razonablemente bien.
-¿No asistiremos a más operaciones corporativas como la de estos últimos años?
-Ya no va a ser como antes, con una financiación voluminosa, fácil y barata como la que se consiguió el año pasado. Ahí va a haber un cambio radical. Y no hay que olvidar que todo esto tiró mucho de las bolsas. Con lo cual hay que pensar en crecimientos bursátiles menores a partir de ahora.
«Este no debería ser el detonante suficiente de una gran crisis»