Joaquim
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Crisis 2012-05-09
El Gran Cuento
José García Domínguez
Desalojado Merkozy del Eliseo, acaso el siguiente paso de la Europa meridional debiera ser desalojar de las mentes el Gran Cuento. La narración falaz de la crisis que, al modo del síndrome de Estocolmo, convierte a las víctimas en aliadas de sus acosadores. Porque ni en España, ni en Italia, ni en Portugal, ni en Francia, ni en Irlanda la recesión ha sido causada por la temeraria prodigalidad financiera del Estado. Ese aserto, tan caro a la moralina sadomasoquista que a diario se nos administra desde Berlín, simplemente, es espurio. La plástica estampa de los gobiernos Visa Oro en mano y despilfarrando con alegre, suicida desparpajo, se corresponde, sí, con el caso griego. Pero la aberración griega representó la excepción, ni mucho menos la norma general.
Tan es así que algunos países del Sur, como Irlanda o España, no únicamente mantenían el equilibrio presupuestario antes de 2008 sino que incluso presentaban superávits. El Gran Cuento, sin embargo, nos presenta a la casta y pura Alemania como maltratada Cenicienta, inocente víctima de esos vagos manirrotos del Mediterráneo. Es lástima que cómic tan enternecedor para nada se compadezca con la verdad. Muy al contrario, la responsable última del colapso del Sur no fue otra más que la virginal y beatífica Alemania. Tal como acaba de certificar Nomura, la burbuja inmobiliaria resultó ser hija frutativa del BCE. Sus tipos de interés liliputienses a fin de auxiliar a la agonizante economía alemana de principios de siglo sembraron el germen de la catástrofe. De nuestra catástrofe.
Junto al desvanecimiento del riesgo cambiario, aquel dinero a precios de risa y la barra libre de la banca germana para financiar cualquier disparate enladrillado hicieron el resto. Merkel no tiene autoridad para impartir lecciones a nadie. Absolutamente a nadie. Lo único que tiene es el Gran Cuento, la genuina colonización intelectual a que ha sometido al resto de Europa. El beato asentimiento a dogmas absurdos, como el de la sacralización de 2013 en tanto aduana del déficit, ha sido su corolario. Un anatema que ahora, con España al borde del precipicio, al cabo se empieza a reconsiderar. Sea como fuere, nunca saldremos de esta crisis si antes no logramos zafarnos de esa mordaza del pensamiento, el Gran Cuento.
Jos Garca Domnguez - El Gran Cuento - Libre Mercado
El Gran Cuento
José García Domínguez
Desalojado Merkozy del Eliseo, acaso el siguiente paso de la Europa meridional debiera ser desalojar de las mentes el Gran Cuento. La narración falaz de la crisis que, al modo del síndrome de Estocolmo, convierte a las víctimas en aliadas de sus acosadores. Porque ni en España, ni en Italia, ni en Portugal, ni en Francia, ni en Irlanda la recesión ha sido causada por la temeraria prodigalidad financiera del Estado. Ese aserto, tan caro a la moralina sadomasoquista que a diario se nos administra desde Berlín, simplemente, es espurio. La plástica estampa de los gobiernos Visa Oro en mano y despilfarrando con alegre, suicida desparpajo, se corresponde, sí, con el caso griego. Pero la aberración griega representó la excepción, ni mucho menos la norma general.
Tan es así que algunos países del Sur, como Irlanda o España, no únicamente mantenían el equilibrio presupuestario antes de 2008 sino que incluso presentaban superávits. El Gran Cuento, sin embargo, nos presenta a la casta y pura Alemania como maltratada Cenicienta, inocente víctima de esos vagos manirrotos del Mediterráneo. Es lástima que cómic tan enternecedor para nada se compadezca con la verdad. Muy al contrario, la responsable última del colapso del Sur no fue otra más que la virginal y beatífica Alemania. Tal como acaba de certificar Nomura, la burbuja inmobiliaria resultó ser hija frutativa del BCE. Sus tipos de interés liliputienses a fin de auxiliar a la agonizante economía alemana de principios de siglo sembraron el germen de la catástrofe. De nuestra catástrofe.
Junto al desvanecimiento del riesgo cambiario, aquel dinero a precios de risa y la barra libre de la banca germana para financiar cualquier disparate enladrillado hicieron el resto. Merkel no tiene autoridad para impartir lecciones a nadie. Absolutamente a nadie. Lo único que tiene es el Gran Cuento, la genuina colonización intelectual a que ha sometido al resto de Europa. El beato asentimiento a dogmas absurdos, como el de la sacralización de 2013 en tanto aduana del déficit, ha sido su corolario. Un anatema que ahora, con España al borde del precipicio, al cabo se empieza a reconsiderar. Sea como fuere, nunca saldremos de esta crisis si antes no logramos zafarnos de esa mordaza del pensamiento, el Gran Cuento.
Jos Garca Domnguez - El Gran Cuento - Libre Mercado