fernandako
Madmaxista
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¿Quién es realmente el enemigo?
Fue Wall Nelly quién afirmó: hemos descubierto al enemigo, somos nosotros mismos.
Como esperaba, mis comentarios sobre el caso Astroc de hace unas semanas no estuvo exenta de polémica, y me cayeron las yoyas de las víctimas, las de los que prefieren sentirse manipulados en lugar de asumir que son los únicos responsables de lo que ha pasado. Interesado como estoy en la reacción de la persona de a pie, como usted y como yo, para poder hacer de esta tribuna un lugar donde dar respuesta a sus inquietudes especulativas, estuve muy pendiente de lo que se decía de Astroc. Y como no podía ser de otro modo, llegaron las explicaciones peregrinas de lo sucedido y navegando por la red uno podía fácilmente llegar a la conclusión de que ¡La culpa es de esos carroñeros que se han puesto cortos!
Estar corto en bolsa es tomar posiciones que se beneficiarán de una caída, algo que se hace todos los días en los mercados derivados (y que se preparen los que los detestan porque llega algo que va a revolucionar el panorama financiero nacional ¡Por fin!: los CFDs. Así por encima calculo que en Astroc se encontraría menos de una cien billonésima parte de lo que los inversores mundiales tienen abierto en el conjunto del mercado en este momento. Lo que ignora esta clase de inversor que siempre busca una excusa para no asumir su mayoría de edad es, que si no fuera por esos canallas, sus fondos de inversión, sus acciones, sus bonos, no podrían protegerse de una caída, pues para que alguien haga una cobertura tiene que haber otro dispuesto a tener una posición descubierta o bajista, un corto.
Nunca se me olvidará, era entonces un chaval impresionable, que una vez alguien llamó a Radio Intereconomía para decirme en directo que era el analista más insensible de la bolsa española por lo que estaba haciendo con Zeltia. Mi crimen consistía en decir que estaba en tendencia bajista y que sólo cabían las posiciones cortas. Para aquel oyente no eran motivo el derrumbe biotecnológico, la tendencia general, que Zeltia no ganase un duro o que se estuviese produciendo una sistemática reducción de las expectativas, para nada, la culpa era de un pobre chaval que recomendaba de vez en cuanto, muy de vez en cuando, la apertura de posiciones cortas.
Pero si detrás de cada posición bajista o corta hay también una posición larga o alcista ¿No será entonces que la culpa es de la sobrevaloración de los activos, de que el mercado, un día quiso por fin caer en la cuenta de sus excesos? Lo que rápido sube, rápido corrige llegado el caso, y el desconocimiento de las leyes del mercado no exime de su cumplimiento.
El mundo en su origen era un lugar darwinista que premiaba a los fuertes, a los consecuentes, y castiga a todo lo demás. Inventamos a papá Estado para poner un poco de orden porque había demasiados palos (lo que ha provocado que en algunos lugares se premie lo contrario, todo sea dicho), pero cuando invertimos en bolsa olvidamos que ahí nadie vendrá a rescatarnos si alguien más grande se nos come sin saltarse la ley. Así es la vida. La responsabilidad es únicamente de uno mismo, compre acciones, bonos o pisos. Por lo que se con los sellos no es lo mismo.
Zeltia, Astroc, las puntocom..., son partes de la misma historia, la historia de siempre, la historia de inversores sin cultura financiera que practican el arriesgado juego de la bolsa con la misma convicción que se juega en un casino. La única diferencia entre este juego y aquel es que las rachas son muy largas. Los noveles llegan al mercado por una tendencia de la que oyen hablar, se incorporan a ella y ganan sin tener la menor idea de cómo están ganando ni porqué, y como la racha se alarga generan la convicción de que así será siempre (por el camino no han ejecutado más de un necesario stop loss y no les ha pasado nada grave porque la tendencia mayor les salva). Amasan una cantidad razonable, se envician, y entonces redoblan sistemáticamente sus apuestas. Llegado el día, cuando esa tendencia mayor se da la vuelta, una tendencia que, como la del corto plazo, desconoce como se estructura, sus apuestas habrán crecido y se encontrarán en el máximo. Cuando llegue el día del juicio, y sólo entonces, perderán con una cantidad de dinero nunca antes imaginada, verán como se evapora más o menos rápidamente de entre sus manos, paralizados, incapaces de tomar decisiones, esperando el rebote que no llegará, sepultados por una racha que será también larga. Eso es lo que le ha pasado a tanta gente con Astroc, lo que les pasó con Terra, y lo que les pasará con XXX el día de mañana pues la historia se repite por una sencilla razón: la naturaleza humana no cambia. El mercado, por encima de los 14.180 Ibex y los 4.340 del Eurostoxx 50, sigue sin complicaciones; así que por debajo, reduzca posiciones ¿Ve que fácil es invertir en bolsa?
Fue Wall Nelly quién afirmó: hemos descubierto al enemigo, somos nosotros mismos.
Como esperaba, mis comentarios sobre el caso Astroc de hace unas semanas no estuvo exenta de polémica, y me cayeron las yoyas de las víctimas, las de los que prefieren sentirse manipulados en lugar de asumir que son los únicos responsables de lo que ha pasado. Interesado como estoy en la reacción de la persona de a pie, como usted y como yo, para poder hacer de esta tribuna un lugar donde dar respuesta a sus inquietudes especulativas, estuve muy pendiente de lo que se decía de Astroc. Y como no podía ser de otro modo, llegaron las explicaciones peregrinas de lo sucedido y navegando por la red uno podía fácilmente llegar a la conclusión de que ¡La culpa es de esos carroñeros que se han puesto cortos!
Estar corto en bolsa es tomar posiciones que se beneficiarán de una caída, algo que se hace todos los días en los mercados derivados (y que se preparen los que los detestan porque llega algo que va a revolucionar el panorama financiero nacional ¡Por fin!: los CFDs. Así por encima calculo que en Astroc se encontraría menos de una cien billonésima parte de lo que los inversores mundiales tienen abierto en el conjunto del mercado en este momento. Lo que ignora esta clase de inversor que siempre busca una excusa para no asumir su mayoría de edad es, que si no fuera por esos canallas, sus fondos de inversión, sus acciones, sus bonos, no podrían protegerse de una caída, pues para que alguien haga una cobertura tiene que haber otro dispuesto a tener una posición descubierta o bajista, un corto.
Nunca se me olvidará, era entonces un chaval impresionable, que una vez alguien llamó a Radio Intereconomía para decirme en directo que era el analista más insensible de la bolsa española por lo que estaba haciendo con Zeltia. Mi crimen consistía en decir que estaba en tendencia bajista y que sólo cabían las posiciones cortas. Para aquel oyente no eran motivo el derrumbe biotecnológico, la tendencia general, que Zeltia no ganase un duro o que se estuviese produciendo una sistemática reducción de las expectativas, para nada, la culpa era de un pobre chaval que recomendaba de vez en cuanto, muy de vez en cuando, la apertura de posiciones cortas.
Pero si detrás de cada posición bajista o corta hay también una posición larga o alcista ¿No será entonces que la culpa es de la sobrevaloración de los activos, de que el mercado, un día quiso por fin caer en la cuenta de sus excesos? Lo que rápido sube, rápido corrige llegado el caso, y el desconocimiento de las leyes del mercado no exime de su cumplimiento.
El mundo en su origen era un lugar darwinista que premiaba a los fuertes, a los consecuentes, y castiga a todo lo demás. Inventamos a papá Estado para poner un poco de orden porque había demasiados palos (lo que ha provocado que en algunos lugares se premie lo contrario, todo sea dicho), pero cuando invertimos en bolsa olvidamos que ahí nadie vendrá a rescatarnos si alguien más grande se nos come sin saltarse la ley. Así es la vida. La responsabilidad es únicamente de uno mismo, compre acciones, bonos o pisos. Por lo que se con los sellos no es lo mismo.
Zeltia, Astroc, las puntocom..., son partes de la misma historia, la historia de siempre, la historia de inversores sin cultura financiera que practican el arriesgado juego de la bolsa con la misma convicción que se juega en un casino. La única diferencia entre este juego y aquel es que las rachas son muy largas. Los noveles llegan al mercado por una tendencia de la que oyen hablar, se incorporan a ella y ganan sin tener la menor idea de cómo están ganando ni porqué, y como la racha se alarga generan la convicción de que así será siempre (por el camino no han ejecutado más de un necesario stop loss y no les ha pasado nada grave porque la tendencia mayor les salva). Amasan una cantidad razonable, se envician, y entonces redoblan sistemáticamente sus apuestas. Llegado el día, cuando esa tendencia mayor se da la vuelta, una tendencia que, como la del corto plazo, desconoce como se estructura, sus apuestas habrán crecido y se encontrarán en el máximo. Cuando llegue el día del juicio, y sólo entonces, perderán con una cantidad de dinero nunca antes imaginada, verán como se evapora más o menos rápidamente de entre sus manos, paralizados, incapaces de tomar decisiones, esperando el rebote que no llegará, sepultados por una racha que será también larga. Eso es lo que le ha pasado a tanta gente con Astroc, lo que les pasó con Terra, y lo que les pasará con XXX el día de mañana pues la historia se repite por una sencilla razón: la naturaleza humana no cambia. El mercado, por encima de los 14.180 Ibex y los 4.340 del Eurostoxx 50, sigue sin complicaciones; así que por debajo, reduzca posiciones ¿Ve que fácil es invertir en bolsa?