Aqui_No_Hay_Quien_Viva
Madmaxista
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Antecedentes previos a la explosión brutal de la burbuja japonesa:
1.Alza del yen: De 260 yenes/dólar en 1985 a 168 yenes/dólar en 1986; de 144 yenes/dólar en 1987 a 128 yenes/dólar en 1988; y de esta última a 137 yenes/dólar en 1989. La sobre valuación se explica por la elevada competitividad de los artículos japoneses, la vigorosa inversión en bienes y equipos y el elevado nivel de ahorro interno.
2. Rebaja de la tasa de interés: Respecto a la tasa de interés después del Acuerdo Plaza la tasa de descuento oficial se rebajó seis veces en un año y medio hasta el nivel de 2,5%.
En la segunda mitad de la decaída de los 80 y especialmente desde finales de 1987, los precios de las acciones y del suelo se inflaron de manera acelerada, como si fuera una especie de burbuja gigantesca en la economía japonesa. Esta elevación de los precios trajo como resultado una especulación en lo mercados bursátiles e inmobiliario.
Esta especulación se debe en gran medida a las fluctuaciones de la tasa de interés, pues los bajos intereses significa, a su vez que los precios de los activos son altos. Ambos casos están relacionados: una caída de los tipos de interés a largo plazo incrementa las previsibles ganancias de los activos.
Otro factor importante para la formación de la burbuja fue un exceso de créditos. Esto fue lo que ocurrió realmente a finales de los años 80. Entre 1987 y 1989 la cantidad de circulante monetario experimento un aumento medio del 10,8% anual y superó el crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB) nominal en una medida de 4,5 puntos.
Esta liquidez monetaria estaba también por encima del incremento del PNB nominal entre 1980 y 1986, pero solo en una media de 2,4 puntos anuales. Un crecimiento excesivo de liquidez sirve para realizar transacciones de activos, o en otras palabras, para inflar la burbuja especulativa. En efecto, las estadísticas sobre los créditos facilitados por las instituciones financieras a finales de los años 80 indican que la mayor parte de la demanda marginal de fondos durante ese periodo iba destinada a la adquisición de activos. Esta claro que el exceso de créditos hizo posible la formación de la burbuja.
La debilidad del dólar ánimo a los japoneses a lanzarse a comprar propiedades en los Estados Unidos. El inflado precio de los activos japoneses en el contexto de un yen fuerte hizo que bajara el índice de ganancias de tales activos. Y con la moneda al alza, los activos extranjeros que ofrecían un alto índice de beneficios se presentaron como una auténtica ganga.
La consecuencia de todo ello fue que los japoneses realizaron grandes adquisiciones de activos en el extranjero. Los inversionistas nipones recurrieron a sus activos inflados para adquirir de forma alocada inmuebles y empresas norteamericanas. Desde principio de 1990 la economía de burbuja comenzó a colapsar, con el acelerado desplome del precio de las acciones. Así, sumándose a la restricción financiera, el estallido de la guerra del Golfo y el retroceso de la economía, cayeron con fuerza los precios de los terrenos, de las obras de arte y de los metales preciosos. Esta caída fue la peor de la historia superando la caída registrada durante 1949 y 1950 cuando la economía japonesa estaba todavía afectada por los efectos de la Segunda Guerra Mundial. En consecuencia se paralizó la capacidad de financiamiento de las empresas mediante la bolsa de valores; además, algunos bancos y empresas entraron en un círculo vicioso en el cual se giraban alrededor del empeoramiento de la economía y la rebaja del precio de las acciones, lo que llevó a la economía a la crisis desde la segunda mitad de 1991. La primera etapa se inicia a principios de 1990 con el reventón de la economía de burbuja simbolizada por la brusca caída del precio de la tierra, además por la disminución de la demanda de bienes raíces, de automóviles y de artículos de lujo, así como paralización de algunos centros turísticos.
La segunda etapa comienza en 1991 cuando los prestamos hipotecarios basados en el precio futuro de las acciones y terrenos que ofrecía el sistema financiero se paraliza, así, la capacidad de préstamos de los bancos se reduce, o sea, los bancos presentan dificultades financieras, contraídas por la enorme cantidad de préstamos irrecuperables.
También como las utilidades de las empresas comenzaron a reducirse se estancó el salario de los trabajadores y cayó consecutivamente la inversión de vivienda y el consumo personal.
La tercera etapa comienza con la entrada a la recesión propiamente dicha a comienzos de 1992, la inversión en plantas y equipos se redujo desde 1991.
La cuarta etapa comienza desde 1993 cuando se agravó la depresión por la continuación de la apreciación del yen, la aceleración de las importaciones desde el Asia y la inestabilidad política que retardaba la aplicación de medidas de reactivación. Con la depresión interna aumentaron rápidamente las importaciones de bienes y cayeron los precios mayoristas por segundo año consecutivo; debido a la mala situación de las ganancias de las empresas estas tuvieron que ajustarse aún más, lo cual obligó a la reestructuración del personal. Todo esto provoco la reducción de inversión en plantas y equipos. Ante esta situación, el gobierno decidió en abril de 1993 lanzar las “nuevas medidas económicas integrales” con un monto de 13,2 billones de yenes dirigido a inversiones públicas adicionales.
Mío: suena familiar, no??
1.Alza del yen: De 260 yenes/dólar en 1985 a 168 yenes/dólar en 1986; de 144 yenes/dólar en 1987 a 128 yenes/dólar en 1988; y de esta última a 137 yenes/dólar en 1989. La sobre valuación se explica por la elevada competitividad de los artículos japoneses, la vigorosa inversión en bienes y equipos y el elevado nivel de ahorro interno.
2. Rebaja de la tasa de interés: Respecto a la tasa de interés después del Acuerdo Plaza la tasa de descuento oficial se rebajó seis veces en un año y medio hasta el nivel de 2,5%.
En la segunda mitad de la decaída de los 80 y especialmente desde finales de 1987, los precios de las acciones y del suelo se inflaron de manera acelerada, como si fuera una especie de burbuja gigantesca en la economía japonesa. Esta elevación de los precios trajo como resultado una especulación en lo mercados bursátiles e inmobiliario.
Esta especulación se debe en gran medida a las fluctuaciones de la tasa de interés, pues los bajos intereses significa, a su vez que los precios de los activos son altos. Ambos casos están relacionados: una caída de los tipos de interés a largo plazo incrementa las previsibles ganancias de los activos.
Otro factor importante para la formación de la burbuja fue un exceso de créditos. Esto fue lo que ocurrió realmente a finales de los años 80. Entre 1987 y 1989 la cantidad de circulante monetario experimento un aumento medio del 10,8% anual y superó el crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB) nominal en una medida de 4,5 puntos.
Esta liquidez monetaria estaba también por encima del incremento del PNB nominal entre 1980 y 1986, pero solo en una media de 2,4 puntos anuales. Un crecimiento excesivo de liquidez sirve para realizar transacciones de activos, o en otras palabras, para inflar la burbuja especulativa. En efecto, las estadísticas sobre los créditos facilitados por las instituciones financieras a finales de los años 80 indican que la mayor parte de la demanda marginal de fondos durante ese periodo iba destinada a la adquisición de activos. Esta claro que el exceso de créditos hizo posible la formación de la burbuja.
La debilidad del dólar ánimo a los japoneses a lanzarse a comprar propiedades en los Estados Unidos. El inflado precio de los activos japoneses en el contexto de un yen fuerte hizo que bajara el índice de ganancias de tales activos. Y con la moneda al alza, los activos extranjeros que ofrecían un alto índice de beneficios se presentaron como una auténtica ganga.
La consecuencia de todo ello fue que los japoneses realizaron grandes adquisiciones de activos en el extranjero. Los inversionistas nipones recurrieron a sus activos inflados para adquirir de forma alocada inmuebles y empresas norteamericanas. Desde principio de 1990 la economía de burbuja comenzó a colapsar, con el acelerado desplome del precio de las acciones. Así, sumándose a la restricción financiera, el estallido de la guerra del Golfo y el retroceso de la economía, cayeron con fuerza los precios de los terrenos, de las obras de arte y de los metales preciosos. Esta caída fue la peor de la historia superando la caída registrada durante 1949 y 1950 cuando la economía japonesa estaba todavía afectada por los efectos de la Segunda Guerra Mundial. En consecuencia se paralizó la capacidad de financiamiento de las empresas mediante la bolsa de valores; además, algunos bancos y empresas entraron en un círculo vicioso en el cual se giraban alrededor del empeoramiento de la economía y la rebaja del precio de las acciones, lo que llevó a la economía a la crisis desde la segunda mitad de 1991. La primera etapa se inicia a principios de 1990 con el reventón de la economía de burbuja simbolizada por la brusca caída del precio de la tierra, además por la disminución de la demanda de bienes raíces, de automóviles y de artículos de lujo, así como paralización de algunos centros turísticos.
La segunda etapa comienza en 1991 cuando los prestamos hipotecarios basados en el precio futuro de las acciones y terrenos que ofrecía el sistema financiero se paraliza, así, la capacidad de préstamos de los bancos se reduce, o sea, los bancos presentan dificultades financieras, contraídas por la enorme cantidad de préstamos irrecuperables.
También como las utilidades de las empresas comenzaron a reducirse se estancó el salario de los trabajadores y cayó consecutivamente la inversión de vivienda y el consumo personal.
La tercera etapa comienza con la entrada a la recesión propiamente dicha a comienzos de 1992, la inversión en plantas y equipos se redujo desde 1991.
La cuarta etapa comienza desde 1993 cuando se agravó la depresión por la continuación de la apreciación del yen, la aceleración de las importaciones desde el Asia y la inestabilidad política que retardaba la aplicación de medidas de reactivación. Con la depresión interna aumentaron rápidamente las importaciones de bienes y cayeron los precios mayoristas por segundo año consecutivo; debido a la mala situación de las ganancias de las empresas estas tuvieron que ajustarse aún más, lo cual obligó a la reestructuración del personal. Todo esto provoco la reducción de inversión en plantas y equipos. Ante esta situación, el gobierno decidió en abril de 1993 lanzar las “nuevas medidas económicas integrales” con un monto de 13,2 billones de yenes dirigido a inversiones públicas adicionales.
Mío: suena familiar, no??