http://www.hoy.es/prensa/20070422/economia/burbuja-ladrillo_20070422.html
La 'burbuja del ladrillo'
La inmobiliaria Astroc Mediterránea se ha dejado casi 6.000 millones de euros de capitalización en poco más de un mes
JULIO DÍAZ DE ALDA/MADRID
Estos días no pocos inversores han rememorado el fiasco que para miles de personas supuso el 'calentón' y posterior desplome de Terra. El fantasma lo ha devuelto Astroc Mediterránea. Una inmobiliaria que no funciona como una inmobiliaria y que ha acostumbrado al parqué a subidas y bajadas descomunales y sin razón aparente. La compañía, propiedad al 51% de su presidente Enrique Bañuelos, y en la que están presentes importantes inversores, se ha dejado casi 6.000 millones de capitalización en poco más de un mes. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se ha dado aparentemente por satisfecha con la explicación dada por la firma, que dice que no sucede nada besugo. El propio sector inmobiliario reconoce que está sobrevalorado y ya hay quienes hablan de la 'burbuja del ladrillo'.
Las 'puntocom' dejaron un muy mal sabor de boca a los ahorradores. Muchos vieron su dinero evaporarse como humo y más de una familia se acuerda aún de las promesas de enormes ganancias lanzadas por algunos 'gurús'. Y es que parecía que no podía fallar. Pero falló. Terra, la filial de Internet de Telefónica, salió al mercado a finales de 1999 a 11,81 euros por acción y en febrero de un año después, en plena euforia, se pagaba a 157 euros, un 1.230% más cara. En julio del 2005, la matriz la absorbió pagando a los accionistas con un canje de 'papelitos'. Era el final de una era.
En la actualidad, con la bolsa en plena pujanza, las inmobiliarias y las constructoras son algunas de las empresas que más se revalorizan. Y entre éstas, una muy especial, Astroc, que ha llegado a ganar en menos de un año un 1.000%. Especial, entre otras cosas, por sus accionistas y porque nadie sabe muy bien a qué se dedica. No ya los ahorradores o los medios de comunicación, sino los propios analistas.
Tiene un modelo de negocio muy 'sui generis' pues no levanta casas ni cuenta con oficinas en alquiler como el común de los mortales en el sector. Es más bien un intermediario. Un operador financiero. Un captador y gestor de suelos que vende proyectos cerrados a otros promotores para que ellos los desarrollen.
Su propietario es un hombre hecho a sí mismo que desde su Valencia natal, donde forjó las bases de la empresa, ha sabido relacionarse, vender el proyecto y apostar fuerte hasta llegar a la lista de Forbes de los hombres más ricos del mundo. Un exclusivo club en el que hay más de un español, alguno salido del ladrillo. A comienzos de año la publicación estadounidense le atribuyó una fortuna personal de 5.800 millones.
Hoy, a causa de las idas y venidas de Astroc, ese patrimonio se ha visto considerablemente mermado. Pero él no ceja en su empeño de llevar la compañía al cielo y, antes de pasar por allí, desarrollar grandes proyectos en Estados Unidos y Brasil. El problema, comentan fuentes del sector, es que no explica cómo.
«Somos tan dinámicos que en tres meses crecemos lo que otras inmobiliarias en un año», aseguró el empresario a finales del 2006. Bañuelos es además, el primer accionista individual del Sabadell, al que compró recientemente su inmobiliaria, Landscape. También está presente en BBVA.
Accionariado
Astroc tiene en su accionariado a inversores del peso de Amancio Ortega (el octavo hombre más rico del mundo), Caixa Galicia, Nozar, Rayet (estas dos últimas, también del sector inmobiliario de la promoción), que tiene acordada con Bañuelos su salida, o Carmen Godia, vicepresidenta de Abertis. Socios de prestigio que, asegura la compañía, mantienen su apuesta y compromiso con ella al 100%.
La explicación a los desplomes de la cotización de Astroc hay que buscarla en la salida o los rumores de salida de uno de sus accionistas o de algún fondo de inversión. «Algo normal, cuando nadie sabe qué es lo que hay debajo y se prepara una ampliación de capital a la que es dudoso que quieran después del dinero que ya han ganado», señalan en el sector.
El miércoles pasado, la firma se desplomó el 43% hasta 25,98 euros por acción. En un solo día, la fortuna de Bañuelos se redujo en 1.600 millones. Pero es que aún así, Astroc sigue siendo rentable, pues debutó en bolsa en mayo del 2006 a un precio de 6,4 euros.