observadora
Madmaxista
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Aumentan las dudas
Carmen Tomás
Hace tiempo que se viene hablando de los peligros de la burbuja inmobiliaria. No hay economista, experto, asociación, institución o gabinete de estudios que se precie que no haya escrito un artículo o redactado un informe sobre la posibilidad de que esa burbuja estalle y de si su fuerza será suave o fuerte. La preocupación no es sólo por la situación que presenta en España, sino también por el contagio e incluso por la experiencia que se ha vivido en otros lugares y en otros sectores. En las últimas horas se han conocido varios datos y estudios para la reflexión y para el miedo. Estamos viendo lo que puede ocurrir en Estados Unidos y cómo se refleja en las bolsas del mundo. Pero es que aquí en nuestro país hemos sabido que el euribor sigue subiendo poniendo en riesgo los presupuestos familiares ya muy cargados. También que los precios de los pisos están bajando pero que nadie quiere vender, lo que distorsiona el mercado. Y, por último una propuesta de los Técnicos Financieros del ministerio de Economía y Hacienda.
Este colectivo ve riesgos importantes y aunque algunas de las medidas propuestas pueden o no compartirse, el grueso del problema es el mismo que se viene denunciando por muchos desde hace mucho tiempo. En este caso, el problema lo abordan desde la adopción de medidas fiscales y financieras y de mayor control e inspección. En todo caso, desde el punto de vista de la sostenibilidad del crecimiento económico, dado que la construcción es un factor fundamental, y el otro el consumo, si las dos patas fallan, no podremos mantener el ritmo. Y, si además, a esa máquina no se le suministra carburante, se parará. Si será de forma abrupta y cuándo es la gran pregunta en este momento. Así que tomar medidas que fomenten la competitividad y la productividad, de forma que el sector exterior no reste crecimiento. Es decir, que podamos aumentar nuestras ventas al exterior es una de las llaves y que desgraciadamente no está en la agenda de este gobierno.
Estamos instalados en el PIB y su aspecto y no se está ahondando en los problemas diversos que de no atajarse nos conducirán a un panorama menos sugestivo y más problemático. La renta per capita se ha reducido, también la capacidad de compra y ya jovenlandesesidad y pagos dudosos empiezan a aflorar. Salir del escenario complaciente que se ha creado con la situación económica es vital si no queremos que las dos patas del crecimiento hagan agua.
Aumentan las dudas
Carmen Tomás
Hace tiempo que se viene hablando de los peligros de la burbuja inmobiliaria. No hay economista, experto, asociación, institución o gabinete de estudios que se precie que no haya escrito un artículo o redactado un informe sobre la posibilidad de que esa burbuja estalle y de si su fuerza será suave o fuerte. La preocupación no es sólo por la situación que presenta en España, sino también por el contagio e incluso por la experiencia que se ha vivido en otros lugares y en otros sectores. En las últimas horas se han conocido varios datos y estudios para la reflexión y para el miedo. Estamos viendo lo que puede ocurrir en Estados Unidos y cómo se refleja en las bolsas del mundo. Pero es que aquí en nuestro país hemos sabido que el euribor sigue subiendo poniendo en riesgo los presupuestos familiares ya muy cargados. También que los precios de los pisos están bajando pero que nadie quiere vender, lo que distorsiona el mercado. Y, por último una propuesta de los Técnicos Financieros del ministerio de Economía y Hacienda.
Este colectivo ve riesgos importantes y aunque algunas de las medidas propuestas pueden o no compartirse, el grueso del problema es el mismo que se viene denunciando por muchos desde hace mucho tiempo. En este caso, el problema lo abordan desde la adopción de medidas fiscales y financieras y de mayor control e inspección. En todo caso, desde el punto de vista de la sostenibilidad del crecimiento económico, dado que la construcción es un factor fundamental, y el otro el consumo, si las dos patas fallan, no podremos mantener el ritmo. Y, si además, a esa máquina no se le suministra carburante, se parará. Si será de forma abrupta y cuándo es la gran pregunta en este momento. Así que tomar medidas que fomenten la competitividad y la productividad, de forma que el sector exterior no reste crecimiento. Es decir, que podamos aumentar nuestras ventas al exterior es una de las llaves y que desgraciadamente no está en la agenda de este gobierno.
Estamos instalados en el PIB y su aspecto y no se está ahondando en los problemas diversos que de no atajarse nos conducirán a un panorama menos sugestivo y más problemático. La renta per capita se ha reducido, también la capacidad de compra y ya jovenlandesesidad y pagos dudosos empiezan a aflorar. Salir del escenario complaciente que se ha creado con la situación económica es vital si no queremos que las dos patas del crecimiento hagan agua.
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