najmah
Madmaxista
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Había tres tipos de ciudadanos: los que tenían recursos y podían permitírselo, los que no tenían recursos y renunciaban a su libertad (a favor de los primeros) y los que careciendo de recursos se aferraban a su libertad.
Así pues, sólo existían dos formas de acceder a él, bien a través del dinero (una suma que, aunque se pagaba por lo mismo, era cada vez más elevada), bien a través del estado, que, no pudiendo hacer frente al elevado gasto, se veía obligado a realizar sorteos más o menos periódicos, de forma que la parte aun libre y sin recursos de la población pudiera acceder de vez en cuando a él.
Huelga decir que cuando un ciudadano lo conseguía, automáticamente entraba en la gran rueda que hacía que el mecanismo siguiera girando, pues nadie se desprendía de él por menos del esfuerzo que había empleado en su adquisición.
Los ciudadanos de primera, los que tenían recursos, eran cada vez más ricos y poseían a más ciudadanos de segunda (pues les habían cedido su libertad). Los ciudadanos de segunda eran esclavos, pero se sentían superiores por el mero hecho de haber accedido al bien más preciado. Los ciudadanos de tercera eran despreciados en la gran maquinaria (hasta su imprevisible inclusión, claro), pero algunos preferían esto a la pérdida de su amada libertad.
Al final, tanto los ciudadanos de segunda como los de tercera, terminarían siendo esclavos (en mayor o menor medida), porque no había forma de subsistir sin acceder a él, pero nadie sabía lo que sucedería en que todos hubieran aceptado el chantaje y la libertad fuera un recuerdo cada vez más lejano.
¿A qué suena a ciencia-ficción?
Así pues, sólo existían dos formas de acceder a él, bien a través del dinero (una suma que, aunque se pagaba por lo mismo, era cada vez más elevada), bien a través del estado, que, no pudiendo hacer frente al elevado gasto, se veía obligado a realizar sorteos más o menos periódicos, de forma que la parte aun libre y sin recursos de la población pudiera acceder de vez en cuando a él.
Huelga decir que cuando un ciudadano lo conseguía, automáticamente entraba en la gran rueda que hacía que el mecanismo siguiera girando, pues nadie se desprendía de él por menos del esfuerzo que había empleado en su adquisición.
Los ciudadanos de primera, los que tenían recursos, eran cada vez más ricos y poseían a más ciudadanos de segunda (pues les habían cedido su libertad). Los ciudadanos de segunda eran esclavos, pero se sentían superiores por el mero hecho de haber accedido al bien más preciado. Los ciudadanos de tercera eran despreciados en la gran maquinaria (hasta su imprevisible inclusión, claro), pero algunos preferían esto a la pérdida de su amada libertad.
Al final, tanto los ciudadanos de segunda como los de tercera, terminarían siendo esclavos (en mayor o menor medida), porque no había forma de subsistir sin acceder a él, pero nadie sabía lo que sucedería en que todos hubieran aceptado el chantaje y la libertad fuera un recuerdo cada vez más lejano.
¿A qué suena a ciencia-ficción?