MonteKarmelo
Madmaxista
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«Es fundamental que sea posible la quiebra de cualquier institución (bancaria), de forma que una entidad no viable pueda salir del mercado sin generar riesgo sistémico». Emilio Botín pronunció ayer sin titubear la palabra maldita del sector financiero: quiebra.
Desde que Lehman Brothers se arruinó en 2008 y el entonces secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, ex presidente de Goldman Sachs, le planteó a George Bush que era imprescindible salvar a una banca que le parecía «too big to fail» (demasiado grande para quebrar) antes que causar una nueva depresión, el capitalismo se pervirtió conceptualmente y se trasformó en un sistema sospechoso.
Aquellos días pasaron cosas angustiantes, pero la peor de ellas fue que muchas personas que vivían cómodamente bajo el libremercado renegaron de sus principios. Los republicanos de Bush y los laboristas de Gordon Brown tomaron el dinero público y lo metieron sin pensarlo dos veces en las bóvedas de bancos emblemáticos. Ni siquiera buscaron una alternativa coherente.
Pocas horas antes de que ayer hablara el presidente del Banco Santander le había planteado esto mismo al ex presidente de Endesa Manuel Pizarro, invitado a la tertulia de César Vidal en esRadio. ¿Cómo podemos sobrevivir a este capitalismo sin ruina? Pizarro, con ese pensamiento prístino que le caracteriza, contestó: «¡Muy fácil, con ejemplaridad, que el que la hace la pague!».
Su respuesta es casi calcada a la que el 17 de septiembre de 2008, fecha en que Díaz Ferrán, presidente de la patronal, pidió «un paréntesis» en el libremercado, nos dio Esperanza Aguirre al preguntarle qué haría con los bancos de EEUU mal gestionados. Ella respondió sin dudar: «Dejarlos quebrar».
El capitalismo sin ruina nos ha dejado una legión de directivos de cajas de ahorros incompetentes que se han ido de rositas con indemnizaciones o jubilaciones millonarias. Le ha permitido sobrevivir a varios banqueros irresponsables mecidos en sus bonus. El capitalismo sin ruina ha dejado en la calle a millones de trabajadores porque nada hay más miedoso que el dinero cuando se pierde la fe en el sistema. También nos ha convertido en rehenes de un país que representa el 2% del PIB de la Eurozona. Y lo peor es que ha destrozado la gran ventaja del capitalismo, su corazón filosófico, que era la posibilidad de enmendar nuestros fracasos. Ahí esta Dexia, el último ejemplo.
Botín midió bien ayer sus palabras. Esta misma idea de la posibilidad de arruinarse ya la expresó el año pasado, pero no se atrevió a usar el término quiebra. Es evidente que habla por su propio interés, porque a nadie se le oculta que los mentores del capitalismo sin ruina están utilizando esta falsificación ideológica para promover un intervencionismo sin barreras.
Olvídense de las provisiones, las exigencias de capital o el default griego, la razón de fondo por la que esta crisis parece no tener salida es porque se trata de una crisis moral y de valores: el dinero desconfía de quienes han secuestrado el libremercado e impiden que el sistema se regenere.
http://rsocial.elmundo.orbyt.es/epa...48DA24335870E8F6913C5456EB7739DA82990BC099E69
Desde que Lehman Brothers se arruinó en 2008 y el entonces secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, ex presidente de Goldman Sachs, le planteó a George Bush que era imprescindible salvar a una banca que le parecía «too big to fail» (demasiado grande para quebrar) antes que causar una nueva depresión, el capitalismo se pervirtió conceptualmente y se trasformó en un sistema sospechoso.
Aquellos días pasaron cosas angustiantes, pero la peor de ellas fue que muchas personas que vivían cómodamente bajo el libremercado renegaron de sus principios. Los republicanos de Bush y los laboristas de Gordon Brown tomaron el dinero público y lo metieron sin pensarlo dos veces en las bóvedas de bancos emblemáticos. Ni siquiera buscaron una alternativa coherente.
Pocas horas antes de que ayer hablara el presidente del Banco Santander le había planteado esto mismo al ex presidente de Endesa Manuel Pizarro, invitado a la tertulia de César Vidal en esRadio. ¿Cómo podemos sobrevivir a este capitalismo sin ruina? Pizarro, con ese pensamiento prístino que le caracteriza, contestó: «¡Muy fácil, con ejemplaridad, que el que la hace la pague!».
Su respuesta es casi calcada a la que el 17 de septiembre de 2008, fecha en que Díaz Ferrán, presidente de la patronal, pidió «un paréntesis» en el libremercado, nos dio Esperanza Aguirre al preguntarle qué haría con los bancos de EEUU mal gestionados. Ella respondió sin dudar: «Dejarlos quebrar».
El capitalismo sin ruina nos ha dejado una legión de directivos de cajas de ahorros incompetentes que se han ido de rositas con indemnizaciones o jubilaciones millonarias. Le ha permitido sobrevivir a varios banqueros irresponsables mecidos en sus bonus. El capitalismo sin ruina ha dejado en la calle a millones de trabajadores porque nada hay más miedoso que el dinero cuando se pierde la fe en el sistema. También nos ha convertido en rehenes de un país que representa el 2% del PIB de la Eurozona. Y lo peor es que ha destrozado la gran ventaja del capitalismo, su corazón filosófico, que era la posibilidad de enmendar nuestros fracasos. Ahí esta Dexia, el último ejemplo.
Botín midió bien ayer sus palabras. Esta misma idea de la posibilidad de arruinarse ya la expresó el año pasado, pero no se atrevió a usar el término quiebra. Es evidente que habla por su propio interés, porque a nadie se le oculta que los mentores del capitalismo sin ruina están utilizando esta falsificación ideológica para promover un intervencionismo sin barreras.
Olvídense de las provisiones, las exigencias de capital o el default griego, la razón de fondo por la que esta crisis parece no tener salida es porque se trata de una crisis moral y de valores: el dinero desconfía de quienes han secuestrado el libremercado e impiden que el sistema se regenere.
http://rsocial.elmundo.orbyt.es/epa...48DA24335870E8F6913C5456EB7739DA82990BC099E69
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