Burbuja Madrid 1860.
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Ya saldrá algún iluminado para decir que ahora son otros tiempos, que somos mas modernos, mas listos, más guapos y más altos.... pues a ver:
Extraído del libro "Historia de España, Siglo XIX", de la Editorial Cátedra, de Ángel Bahamonde y otros:
Desde 1860 a 1865 la especulación del suelo o la edificación de inmuebles, bien en el interior del casco urbano o en el proyectado ensanche, atraen buena parte de los capitales disponibles, a la par que se convierte en el principal sector generador de empleo. En este periodo los precios del suelo se disparan: así, el precio medio del pie cuadrado (12, 88 pies = 1m2) edificado en Madrid pasa de 81,33 reales en 1860 a 172,55 reales en 1863. Tales beneficios no los reportaba ninguna otra actividad económica.
A partir de 1866 el mercado inmobiliario madrileño ofrece un claro desfase entre oferta y demanda: se ha construido demasiado y muy caro para las escasas posibilidades de consumo de una sociedad como la madrileña; por otro lado, la especulación con terrenos en el ensanche ha llegado al máximo, de tal forma que los precios del suelo inician una caída lenta a partir de 1865 que se transforma en desplome en 1866 y 1867: de 144 reales/pie cuadrado en 1865 se pasa a 89 reales en 1866, alcanzando el mínimo en 1867, con 73,5 reales. Este descenso de los precios, unido a los inmuebles sin vender, se traduce en la disolución o quiebra de las compañías inmobiliarias y de las innumerables cajas de ahorro especializadas en este tipo de negocios. Tal es el caso de la célebre empresa "La Peninsular", dirigida por Pascual Madoz".
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Ya saldrá algún iluminado para decir que ahora son otros tiempos, que somos mas modernos, mas listos, más guapos y más altos.... pues a ver:
Extraído del libro "Historia de España, Siglo XIX", de la Editorial Cátedra, de Ángel Bahamonde y otros:
Desde 1860 a 1865 la especulación del suelo o la edificación de inmuebles, bien en el interior del casco urbano o en el proyectado ensanche, atraen buena parte de los capitales disponibles, a la par que se convierte en el principal sector generador de empleo. En este periodo los precios del suelo se disparan: así, el precio medio del pie cuadrado (12, 88 pies = 1m2) edificado en Madrid pasa de 81,33 reales en 1860 a 172,55 reales en 1863. Tales beneficios no los reportaba ninguna otra actividad económica.
A partir de 1866 el mercado inmobiliario madrileño ofrece un claro desfase entre oferta y demanda: se ha construido demasiado y muy caro para las escasas posibilidades de consumo de una sociedad como la madrileña; por otro lado, la especulación con terrenos en el ensanche ha llegado al máximo, de tal forma que los precios del suelo inician una caída lenta a partir de 1865 que se transforma en desplome en 1866 y 1867: de 144 reales/pie cuadrado en 1865 se pasa a 89 reales en 1866, alcanzando el mínimo en 1867, con 73,5 reales. Este descenso de los precios, unido a los inmuebles sin vender, se traduce en la disolución o quiebra de las compañías inmobiliarias y de las innumerables cajas de ahorro especializadas en este tipo de negocios. Tal es el caso de la célebre empresa "La Peninsular", dirigida por Pascual Madoz".