Bajo el sistema actual, cada vez que el Estado nos descuenta de nuestra nómina las cotizaciones sociales, éste pasa a considerarlo como ingreso, y se considera como gasto los importes abonados a los perceptores de pensiones. No obstante, y según el principio del devengo, desde el momento en que una persona cotiza un número de años a la Seguridad Social, éste obtiene el derecho a la prestación, aunque ésta no se vaya a abonar hasta el momento de la jubilación. Es lo que algunos denominan «deuda implícita de la Seguridad Social» y en la actualidad no es contabilizada de ninguna forma.
Mientras que los importes ingresados por los nuevos cotizantes a la Seguridad Social sean iguales o mayores que los importes retirados por los nuevos perceptores de la pensión de jubilación no habría problemas en las cuentas públicas. Esta situación se estima quedará así hasta el año 2015. Sin embargo, a partir de dicho año, y dadas las tendencias actuales de envejecimiento de la población, el ritmo de ingresos y salidas de los cotizantes a la Seguridad Social cambiará su sentido y se dejará sentir esta deuda implícita. El problema radica en que su cuantía es tal que supera nuestro producto interior bruto, por lo que se hace prioritario que los Presupuestos Generales del Estado acaben con un superávit apreciable, a fin de reducir la deuda pública, y que el principio de estabilidad se aplique al Estado y a las comunidades autónomas independientemente de los posibles superávits de la Seguridad Social.
Una ultima cosa, el principio de devengo viene impuesto por el SEC (el sistema de cuentas europeo), pero tanto el PP como el PSOE se lo han pasado por el arco del triunfo. Eso sí en la anterior legislatura, había otros superavits, no solo el del sector publico (y este era mas sano ya que no habia deficit en el resto de AAPP, actualmente el superavit de la SSocial compensa los deficits del resto de AAPPP)