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Madmaxista
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Aquí os dejo el Artículo, luego el link
La rebelión de las máquinas
Desde finales de los años 90 asistimos entre sorprendidos e inquietos al imparable ritmo del sector de la construcción. Algunos datos son muy elocuentes: en el año 1998 se iniciaron en León 2.134 viviendas libres, cifra que superó las 4.000 al año siguiente y que se ha mantenido desde entonces por encima de esa cifra, llegando a las 6.281 el pasado año. Y todos los años sesudos analistas insisten en que la burbuja inmobiliaria va a estallar o que existen síntomas de desaceleración. Pero al final pasa lo mismo que a la selección española con el Mundial de Fútbol: que este año tampoco.
Hace algunos días la prensa publicaba que el precio de la vivienda en León había bajado un 10% desde el mes de enero y que incluso la vivienda usada era ya más cara que la vivienda nueva. Alguno se echaría las manos a la cabeza y miraría a ver si la burbuja había estallado cerca de su casa pero casi todos miramos los datos con una cierta incredulidad. Me temo que lo que ha cambiado es la metodología utilizada por el Ministerio de la Vivienda: antes los datos del precio de la vivienda se basaban en las tasaciones y ahora proceden del Consejo General del Notariado. Y, por esas cosas que tenemos los humanos, a la hora de tasar tiramos hacia arriba y cuando escrituramos hay una cierta tendencia a la baja. Conclusión: si no puedo cambiar la realidad cambio la forma de medirla, o sea, las estadísticas.
Sobre el particular hay muchas teorías, más o menos peregrinas o más o menos certeras. En el fondo lo fundamental son los tipos de interés, a tipos bajos la gente se hipoteca. Pero hasta cierto punto, es decir siempre que no se pierda de vista un indicador muy interesante y es el llamado «grado de accesibilidad de la vivienda»: el porcentaje de ingresos que una familia dedica a pagar la hipoteca. A principios de la década se situaba en un 30%, pero ha ido incrementándose peligrosamente y en muchas comunidades como Madrid o Baleares ya supera el 50%. A partir de entonces quizá tengamos un problema pero es probable que la vivienda protegida o el alquiler, si se corrigen ciertos aspectos legales, tome —en parte— el relevo de la vivienda libre y tendremos dinamismo en el sector para muchos años.
También he llegado a pensar que lo que realmente sucede es que las máquinas actúan por sí mismas y han decidido llevar el ritmo de la economía, porque no confían en los humanos ni mucho menos en los políticos. Es decir, como en 'Terminator', las máquinas se han revelado y han decidido que hay que construir, que ya se venderá. Así las cosas las grúas, hormigoneras y retroexcavadoras funcionan por sí solas e incluso creo que «Paco el Pocero» es un «cyborg» enviado desde el futuro para animarnos y enseñarnos el camino. Más que nada porque ¿dónde ha estado todos estos años «Paco el Pocero»? Respuesta, en el futuro.
A mí particularmente la idea de la macrociudad en medio de La Mancha no me parece mala en sí, el problema es que existan las infraestructuras, equipamientos, etc. que toda ciudad necesita. Un ejemplo: Bugsy Siegel fundó Las Vegas en mitad del desierto de Nevada, aunque hubo alguien inteligente que pensó que había que construir la presa Hoover para, entre otras cosas, dar de beber a los ciudadanos de Las Vegas después de una larga noche de casino. El problema es quién asume los costes, porque construir hoy la presa Hoover supondría casi 700 millones de dólares, por poner un dato.
Y hablando de ritmo frenético no puedo evitar referirme a las obras, inauguraciones y actos similares que nos aguardan de aquí a las elecciones del próximo año. Así en la ciudad de León aprovechamos este buen tiempo que tenemos para hacer obras. Hoy es el Ejido, pero mañana será la plaza de las Cortes, luego Papalaguinda, etc. Por cierto, han tardado bastante tiempo en enterarse de que necesitaban una reforma, pero se han puesto a ello con verdadero empeño. Nuestra flamante concejala de Urbanismo, María José «Armani», se ha colocado el casco de obra y no se lo quitará hasta mayo, e incluso el alcalde utilizará el «mimeta» que le dejaron el otro día en la Base Conde de Gazola para camuflarse entre el electorado y supervisar los derribos, obras y rehabilitaciones que nos esperan.
Me da la sensación de que, a veces, nuestros políticos no nos toman en serio. Seamos sinceros: nadie cambia su voto porque se reforme una plaza o se inaugure una ronda. Y ya que hemos hablado de una trilogía mítica en la ciencia-ficción, como es la saga de 'Terminator', terminaremos con una referencia a una película de terror: alcaldes, concejales, diputados, consejeros y políticos en general: los electores no somos simples, es decir, «sé lo que hicisteis el último mandato».
Jesús Suárez González, abogado. suarezdehoyos@gmail.com
ElMundo
La rebelión de las máquinas
Desde finales de los años 90 asistimos entre sorprendidos e inquietos al imparable ritmo del sector de la construcción. Algunos datos son muy elocuentes: en el año 1998 se iniciaron en León 2.134 viviendas libres, cifra que superó las 4.000 al año siguiente y que se ha mantenido desde entonces por encima de esa cifra, llegando a las 6.281 el pasado año. Y todos los años sesudos analistas insisten en que la burbuja inmobiliaria va a estallar o que existen síntomas de desaceleración. Pero al final pasa lo mismo que a la selección española con el Mundial de Fútbol: que este año tampoco.
Hace algunos días la prensa publicaba que el precio de la vivienda en León había bajado un 10% desde el mes de enero y que incluso la vivienda usada era ya más cara que la vivienda nueva. Alguno se echaría las manos a la cabeza y miraría a ver si la burbuja había estallado cerca de su casa pero casi todos miramos los datos con una cierta incredulidad. Me temo que lo que ha cambiado es la metodología utilizada por el Ministerio de la Vivienda: antes los datos del precio de la vivienda se basaban en las tasaciones y ahora proceden del Consejo General del Notariado. Y, por esas cosas que tenemos los humanos, a la hora de tasar tiramos hacia arriba y cuando escrituramos hay una cierta tendencia a la baja. Conclusión: si no puedo cambiar la realidad cambio la forma de medirla, o sea, las estadísticas.
Sobre el particular hay muchas teorías, más o menos peregrinas o más o menos certeras. En el fondo lo fundamental son los tipos de interés, a tipos bajos la gente se hipoteca. Pero hasta cierto punto, es decir siempre que no se pierda de vista un indicador muy interesante y es el llamado «grado de accesibilidad de la vivienda»: el porcentaje de ingresos que una familia dedica a pagar la hipoteca. A principios de la década se situaba en un 30%, pero ha ido incrementándose peligrosamente y en muchas comunidades como Madrid o Baleares ya supera el 50%. A partir de entonces quizá tengamos un problema pero es probable que la vivienda protegida o el alquiler, si se corrigen ciertos aspectos legales, tome —en parte— el relevo de la vivienda libre y tendremos dinamismo en el sector para muchos años.
También he llegado a pensar que lo que realmente sucede es que las máquinas actúan por sí mismas y han decidido llevar el ritmo de la economía, porque no confían en los humanos ni mucho menos en los políticos. Es decir, como en 'Terminator', las máquinas se han revelado y han decidido que hay que construir, que ya se venderá. Así las cosas las grúas, hormigoneras y retroexcavadoras funcionan por sí solas e incluso creo que «Paco el Pocero» es un «cyborg» enviado desde el futuro para animarnos y enseñarnos el camino. Más que nada porque ¿dónde ha estado todos estos años «Paco el Pocero»? Respuesta, en el futuro.
A mí particularmente la idea de la macrociudad en medio de La Mancha no me parece mala en sí, el problema es que existan las infraestructuras, equipamientos, etc. que toda ciudad necesita. Un ejemplo: Bugsy Siegel fundó Las Vegas en mitad del desierto de Nevada, aunque hubo alguien inteligente que pensó que había que construir la presa Hoover para, entre otras cosas, dar de beber a los ciudadanos de Las Vegas después de una larga noche de casino. El problema es quién asume los costes, porque construir hoy la presa Hoover supondría casi 700 millones de dólares, por poner un dato.
Y hablando de ritmo frenético no puedo evitar referirme a las obras, inauguraciones y actos similares que nos aguardan de aquí a las elecciones del próximo año. Así en la ciudad de León aprovechamos este buen tiempo que tenemos para hacer obras. Hoy es el Ejido, pero mañana será la plaza de las Cortes, luego Papalaguinda, etc. Por cierto, han tardado bastante tiempo en enterarse de que necesitaban una reforma, pero se han puesto a ello con verdadero empeño. Nuestra flamante concejala de Urbanismo, María José «Armani», se ha colocado el casco de obra y no se lo quitará hasta mayo, e incluso el alcalde utilizará el «mimeta» que le dejaron el otro día en la Base Conde de Gazola para camuflarse entre el electorado y supervisar los derribos, obras y rehabilitaciones que nos esperan.
Me da la sensación de que, a veces, nuestros políticos no nos toman en serio. Seamos sinceros: nadie cambia su voto porque se reforme una plaza o se inaugure una ronda. Y ya que hemos hablado de una trilogía mítica en la ciencia-ficción, como es la saga de 'Terminator', terminaremos con una referencia a una película de terror: alcaldes, concejales, diputados, consejeros y políticos en general: los electores no somos simples, es decir, «sé lo que hicisteis el último mandato».
Jesús Suárez González, abogado. suarezdehoyos@gmail.com
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