no vendo ná
Madmaxista
http://www.osahispana.org/index.php?s=content&p=sociolaboral
PUBLICACIÓN: DIARIO SUR 21/5/2005
Familias agobiadas por la hipoteca buscan alimentos en centros de caridad Las ONG denuncian que el aumento en el coste de la vida sitúa a miles de personas al borde de la pobreza y de la exclusión Más de 15.000 malagueños recurren a los bancos de alimentos No sólo es pobre quien no tiene nada. Cada vez hay más familias que, pese a disponer de una fuente de ingresos estable, a veces incluso generosa, no pueden hacer frente a los gastos mínimos para seguir adelante. Y se ven abocados a pedir ayuda. Son una nueva categoría de usuarios de los servicios sociales. Más de 15.000 malagueños dependen de los distintos bancos de alimentos, las ONG y la Cruz Roja.
Y la cifra va en aumento. Antonio Paneque, responsable de la Organización Social de Acción Humanitaria (OSAH), indica que el fuerte incremento del coste de la vida desde la llegada del euro y, especialmente, la subida de la vivienda en los últimos años, con los precios de las hipotecas siempre disparados, han hecho que cada vez reciban más demandas por parte de personas que disponen de una nómina media. «El pobre ya no es aquel al que le falta para comer. El riesgo de exclusión social está ahora en la incapacidad para pagar los préstamos y los recibos», sentencia Paneque.
El perfil de este 'nuevo pobre' tiene múltiples facetas. Según Paneque, de una parte aparecen las familias jóvenes, donde sólo uno de los miembros tiene empleo, y generalmente con un hijo pequeño a su cargo. En muchas ocasiones, padres y familiares suelen completar sus escasos ingresos. Pero la fractura llega cuando éstos faltan o simplemente no están en condiciones de ayudar. En segundo lugar, aparecen los mayores con pensiones no contributivas y viudos. En este grupo aparecen jubilados que, pese a contar con pagas más altas, tienen hijos minusválidos o dependientes a su cargo. «El sueldo se les va en medicinas, psicólogos y en cuidadores, porque ellos solos no pueden», precisa.
La Administración no prevé ayudas para los cientos de familias con un nivel laboral medio, que sin embargo no llegan a final de mes. Un equipo técnico formado por un psicólogo y dos educadoras sociales hacen un estudio de las necesidades y valoran cada caso a través de documentos oficiales, como un certificado de ingresos. «Comprobamos que con un solo sueldo no puede vivir una familia con los precios actuales. El modelo donde el marido trabajaba y la madre cuidaba de los niños no permite hoy en día hacer frente al alquiler o a la hipoteca del piso y los gastos de los hijos. Tienen que trabajar los dos», esgrime Paneque.
Con un solo sueldo no nos llega»
Tienen empleo, nómina fija y una buena pensión. Y pese a ello no pueden sobrevivir sin ayuda. Son los nuevos usuarios de las ONG
UN solo sueldo de tipo medio para mantener a una familia de tres. Un nieto enfermo. O un hijo drojadicto. Los casos que se relatan son reales, aunque sus nombres sean ficticios. Tienen una fuente de ingresos estable y, pese a ello, son incapaces de vivir por sus propios medios. Para ellos la Administración no tiene respuestas, y las ONG son su única esperanza.
JAVIER Y LAURA
Pareja joven con un hijo
«Una familia necesita al menos dos salarios»
«Hemos intentado conseguir una pensión para ella, pero no reúne las condiciones necesarias, porque no tiene cotizaciones y su marido trabaja», explica Antonio Paneque, de OSAH. «La familia les ayuda, pero no es suficiente, y están pasando necesidad».
ANDRÉS
Abuelo con un nieto enfermo
«La paga se me va en cuidados para el niño»
Andrés tiene una buena pensión, fruto de toda una vida dedicada al trabajo en la compañía ferroviaria Renfe. Mantiene -a sus 80 años y viudo- a su nieto, de 14, enfermo de esclerosis múltiple y esquizofrenia. Su madre les abandonó y su padre (hijo del anciano) es toxicómano y está en prisión. «La Junta y el SAS me ayudan con el niño, que cobra una pensión muy pequeña, pero la paga se me va en personas que me ayuden a cuidarlo y en tratamientos», exclama. Además, mantiene a su hijo en la guandoca, y este ritmo de vida le ha causado una fuerte depresión. En la asociación encuentra ayuda psicológica, alimentos, compañía y asesoramiento ante la Administración.
JUANA
Viuda con un hijo toxicómano
«Tengo que darle la pensión para drojas»
Juana ha perdido ya a uno de sus tres hijos por culpa de las drojas. Y un segundo, de 28 años, también es toxicómano. Es viuda, tiene un piso en propiedad y su pensión le daría para vivir dignamente. Pero no es así. «Se ha llevado todas mis pertenencias. No puedo tener nada en casa. Todo aquel que tenga un familiar en la droja sabe de lo que le hablo», exclama con rabia. El dolor es demasiado fuerte. Cada vez que le ve tiritar por el 'mono', ella misma le da lo poco que gana para que se tranquilice.
Va a comer a casa de otra hija. «Hasta la comida la revende», exclama. Juana ha luchado toda su vida por sus hijos y, mientras recoge sus bolsas de víveres, exige a las instituciones que habiliten más recursos para ayudar a los toxicómanos y a sus familiares.
PUBLICACIÓN: DIARIO SUR 21/5/2005
Familias agobiadas por la hipoteca buscan alimentos en centros de caridad Las ONG denuncian que el aumento en el coste de la vida sitúa a miles de personas al borde de la pobreza y de la exclusión Más de 15.000 malagueños recurren a los bancos de alimentos No sólo es pobre quien no tiene nada. Cada vez hay más familias que, pese a disponer de una fuente de ingresos estable, a veces incluso generosa, no pueden hacer frente a los gastos mínimos para seguir adelante. Y se ven abocados a pedir ayuda. Son una nueva categoría de usuarios de los servicios sociales. Más de 15.000 malagueños dependen de los distintos bancos de alimentos, las ONG y la Cruz Roja.
Y la cifra va en aumento. Antonio Paneque, responsable de la Organización Social de Acción Humanitaria (OSAH), indica que el fuerte incremento del coste de la vida desde la llegada del euro y, especialmente, la subida de la vivienda en los últimos años, con los precios de las hipotecas siempre disparados, han hecho que cada vez reciban más demandas por parte de personas que disponen de una nómina media. «El pobre ya no es aquel al que le falta para comer. El riesgo de exclusión social está ahora en la incapacidad para pagar los préstamos y los recibos», sentencia Paneque.
El perfil de este 'nuevo pobre' tiene múltiples facetas. Según Paneque, de una parte aparecen las familias jóvenes, donde sólo uno de los miembros tiene empleo, y generalmente con un hijo pequeño a su cargo. En muchas ocasiones, padres y familiares suelen completar sus escasos ingresos. Pero la fractura llega cuando éstos faltan o simplemente no están en condiciones de ayudar. En segundo lugar, aparecen los mayores con pensiones no contributivas y viudos. En este grupo aparecen jubilados que, pese a contar con pagas más altas, tienen hijos minusválidos o dependientes a su cargo. «El sueldo se les va en medicinas, psicólogos y en cuidadores, porque ellos solos no pueden», precisa.
La Administración no prevé ayudas para los cientos de familias con un nivel laboral medio, que sin embargo no llegan a final de mes. Un equipo técnico formado por un psicólogo y dos educadoras sociales hacen un estudio de las necesidades y valoran cada caso a través de documentos oficiales, como un certificado de ingresos. «Comprobamos que con un solo sueldo no puede vivir una familia con los precios actuales. El modelo donde el marido trabajaba y la madre cuidaba de los niños no permite hoy en día hacer frente al alquiler o a la hipoteca del piso y los gastos de los hijos. Tienen que trabajar los dos», esgrime Paneque.
Con un solo sueldo no nos llega»
Tienen empleo, nómina fija y una buena pensión. Y pese a ello no pueden sobrevivir sin ayuda. Son los nuevos usuarios de las ONG
UN solo sueldo de tipo medio para mantener a una familia de tres. Un nieto enfermo. O un hijo drojadicto. Los casos que se relatan son reales, aunque sus nombres sean ficticios. Tienen una fuente de ingresos estable y, pese a ello, son incapaces de vivir por sus propios medios. Para ellos la Administración no tiene respuestas, y las ONG son su única esperanza.
JAVIER Y LAURA
Pareja joven con un hijo
«Una familia necesita al menos dos salarios»
«Hemos intentado conseguir una pensión para ella, pero no reúne las condiciones necesarias, porque no tiene cotizaciones y su marido trabaja», explica Antonio Paneque, de OSAH. «La familia les ayuda, pero no es suficiente, y están pasando necesidad».
ANDRÉS
Abuelo con un nieto enfermo
«La paga se me va en cuidados para el niño»
Andrés tiene una buena pensión, fruto de toda una vida dedicada al trabajo en la compañía ferroviaria Renfe. Mantiene -a sus 80 años y viudo- a su nieto, de 14, enfermo de esclerosis múltiple y esquizofrenia. Su madre les abandonó y su padre (hijo del anciano) es toxicómano y está en prisión. «La Junta y el SAS me ayudan con el niño, que cobra una pensión muy pequeña, pero la paga se me va en personas que me ayuden a cuidarlo y en tratamientos», exclama. Además, mantiene a su hijo en la guandoca, y este ritmo de vida le ha causado una fuerte depresión. En la asociación encuentra ayuda psicológica, alimentos, compañía y asesoramiento ante la Administración.
JUANA
Viuda con un hijo toxicómano
«Tengo que darle la pensión para drojas»
Juana ha perdido ya a uno de sus tres hijos por culpa de las drojas. Y un segundo, de 28 años, también es toxicómano. Es viuda, tiene un piso en propiedad y su pensión le daría para vivir dignamente. Pero no es así. «Se ha llevado todas mis pertenencias. No puedo tener nada en casa. Todo aquel que tenga un familiar en la droja sabe de lo que le hablo», exclama con rabia. El dolor es demasiado fuerte. Cada vez que le ve tiritar por el 'mono', ella misma le da lo poco que gana para que se tranquilice.
Va a comer a casa de otra hija. «Hasta la comida la revende», exclama. Juana ha luchado toda su vida por sus hijos y, mientras recoge sus bolsas de víveres, exige a las instituciones que habiliten más recursos para ayudar a los toxicómanos y a sus familiares.