Intelligence & Capital News Report
Gobierno y Banco de España protegen la “sarama” inmobiliaria que esconde la banca
Frob y pruebas de estrés, argucias de Ejecutivo y supervisor para ganar tiempo
Juan José González.- Hace un año por estas mismas fechas, el broker británico, de nombre Redburn Partners, llamaba la atención en uno de sus informes sobre “los fuertes ocultamientos bajo llave” que las entidades financieras españolas estaban realizando en sus cuentas sobre la exposición al sector inmobiliario. El informe del broker culpaba del “fuerte ocultamiento” al Gobierno, al Banco de España y, como es lógico, a las propias entidades que lo practicaban. Ha pasado un año y todo sigue igual: los activos inmobiliarios y su exposición a la coyuntura adversa se mantienen ocultos a modo de sarama bajo las alfombras de los bancos grandes, de los medianos, de los pequeños y de muchas cajas de ahorros. Gobierno y Banco de España siguen empeñados en el mismo juego: ocultar lo que el broker denomina “sarama ingente” para dar tiempo a la banca y a la economía para que se recupere el mercado. Mientras tanto, los especuladores siguen apostando contra España. En este peligroso juego, al supervisor se le pasa el tiempo, y el Ejecutivo ya lo ha perdido.
El Gobierno sigue empeñado en mantener la pantomima de un sector financiero con problemas de escasez de demanda de crédito y viejos problemas estructurales. Para ello pone en marcha, obligado, la reestructuración del sector financiero ante el desastre de contar con el 70% de las cajas de ahorros en situación difícil. El sector se reestructura mediante integraciones, fusiones y alguna concentración más, si bien se mantiene pendiente la asignatura de una reestructuración en el grupo de bancos medianos y pequeños, algo que con toda probabilidad se pondrá en marcha a corto plazo, en el primer cuatrimestre de 2011.
El Banco de España controla, protege, pero también oculta en parte la realidad de una situación, la quiebra de las cajas, por ejemplo, a la que un Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria intenta hacer las veces de bombero de urgencia. El supervisor, al igual que el Ejecutivo con su declaración de sector financiero en reestructuración, pone en marcha el sistema de paños calientes de las pruebas de esfuerzo, los test de estrés. Añagaza técnica y política que sirve para ganar tiempo a la vez que para serenar los ánimos. La medicina se demostró de corta duración, y a los tres meses, tras el verano pasado, los mercados consideraron extinguida la tregua y volvieron al ataque.
La situación, la jugada o los movimientos, tanto de unos –Gobierno y Banco de España- como de otros –especuladores e inversores en posiciones cortas- regresan de nuevo al escenario del crimen. La transparencia del Ejecutivo para paliar los males del sector y desbaratar los ataques del enemigo, apenas ha causado el efecto previsto en los especuladores. Y el Banco de España ya ha anunciado que tiene en marcha el Plan II de las pruebas de esfuerzo para mediados de enero o principios de febrero. De nuevo, paños calientes para ganar un tiempo que ya no figura en ningún lugar, ni en el activo ni en el pasivo.
Así las cosas, Ejecutivo y supervisor se disponen a cerrar un año en falso, con un sector financiero plagado de rotos y, como afirmaba el broker inglés, con la sarama escondida bajo las alfombras. El mismo broker acaba de lanzar varios comentarios a través de varios blogs especializados, donde recuerda que la falta de transparencia primero, la lentitud en la adopción de medidas en segundo lugar, y el ocultamiento del problema real de las entidades financieras fueron contestados por el Gobierno y el Banco Central de Japón -sí de Japón, en la década de los 90- con una política de mayor transparencia, con el reconocimiento de una situación de crisis y, por tanto, adoptando medidas para resolverla y, finalmente, prolongando el ocultamiento de la sarama, de los activos dañados y tóxicos. El sistema japonés, como se recuerda, se hundió pocos años después. No era posible mantenerlo, se hizo insostenible. Y parece que las autoridades españolas, Gobierno y Banco de España, van en la misma dirección.
Gobierno y Banco de España protegen la “sarama” inmobiliaria que esconde la banca
Frob y pruebas de estrés, argucias de Ejecutivo y supervisor para ganar tiempo
Juan José González.- Hace un año por estas mismas fechas, el broker británico, de nombre Redburn Partners, llamaba la atención en uno de sus informes sobre “los fuertes ocultamientos bajo llave” que las entidades financieras españolas estaban realizando en sus cuentas sobre la exposición al sector inmobiliario. El informe del broker culpaba del “fuerte ocultamiento” al Gobierno, al Banco de España y, como es lógico, a las propias entidades que lo practicaban. Ha pasado un año y todo sigue igual: los activos inmobiliarios y su exposición a la coyuntura adversa se mantienen ocultos a modo de sarama bajo las alfombras de los bancos grandes, de los medianos, de los pequeños y de muchas cajas de ahorros. Gobierno y Banco de España siguen empeñados en el mismo juego: ocultar lo que el broker denomina “sarama ingente” para dar tiempo a la banca y a la economía para que se recupere el mercado. Mientras tanto, los especuladores siguen apostando contra España. En este peligroso juego, al supervisor se le pasa el tiempo, y el Ejecutivo ya lo ha perdido.
El Gobierno sigue empeñado en mantener la pantomima de un sector financiero con problemas de escasez de demanda de crédito y viejos problemas estructurales. Para ello pone en marcha, obligado, la reestructuración del sector financiero ante el desastre de contar con el 70% de las cajas de ahorros en situación difícil. El sector se reestructura mediante integraciones, fusiones y alguna concentración más, si bien se mantiene pendiente la asignatura de una reestructuración en el grupo de bancos medianos y pequeños, algo que con toda probabilidad se pondrá en marcha a corto plazo, en el primer cuatrimestre de 2011.
El Banco de España controla, protege, pero también oculta en parte la realidad de una situación, la quiebra de las cajas, por ejemplo, a la que un Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria intenta hacer las veces de bombero de urgencia. El supervisor, al igual que el Ejecutivo con su declaración de sector financiero en reestructuración, pone en marcha el sistema de paños calientes de las pruebas de esfuerzo, los test de estrés. Añagaza técnica y política que sirve para ganar tiempo a la vez que para serenar los ánimos. La medicina se demostró de corta duración, y a los tres meses, tras el verano pasado, los mercados consideraron extinguida la tregua y volvieron al ataque.
La situación, la jugada o los movimientos, tanto de unos –Gobierno y Banco de España- como de otros –especuladores e inversores en posiciones cortas- regresan de nuevo al escenario del crimen. La transparencia del Ejecutivo para paliar los males del sector y desbaratar los ataques del enemigo, apenas ha causado el efecto previsto en los especuladores. Y el Banco de España ya ha anunciado que tiene en marcha el Plan II de las pruebas de esfuerzo para mediados de enero o principios de febrero. De nuevo, paños calientes para ganar un tiempo que ya no figura en ningún lugar, ni en el activo ni en el pasivo.
Así las cosas, Ejecutivo y supervisor se disponen a cerrar un año en falso, con un sector financiero plagado de rotos y, como afirmaba el broker inglés, con la sarama escondida bajo las alfombras. El mismo broker acaba de lanzar varios comentarios a través de varios blogs especializados, donde recuerda que la falta de transparencia primero, la lentitud en la adopción de medidas en segundo lugar, y el ocultamiento del problema real de las entidades financieras fueron contestados por el Gobierno y el Banco Central de Japón -sí de Japón, en la década de los 90- con una política de mayor transparencia, con el reconocimiento de una situación de crisis y, por tanto, adoptando medidas para resolverla y, finalmente, prolongando el ocultamiento de la sarama, de los activos dañados y tóxicos. El sistema japonés, como se recuerda, se hundió pocos años después. No era posible mantenerlo, se hizo insostenible. Y parece que las autoridades españolas, Gobierno y Banco de España, van en la misma dirección.