La Vanguardia, 8 de septiembre de 2006
Créditos que pagan hipotecas
La utilización de préstamos rápidos se generaliza en una sociedad más endeudada
El 33% de los catalanes que piden un crédito rápido lo hacen para pagar otros préstamos. La difusión de estos productos financieros está cambiando la cultura del endeudamiento - se pagan a crédito las vacaciones e incluso el móvil-. Las organizaciones de consumidores alertan, sin embargo, del riesgo del sobreendeudamiento
PAULA MATEU
Pedir dinero a los bancos siempre ha sido fácil. Más complicado es que te concedan el préstamo. Las entidades financieras tienen una amplia oferta de productos, pero todas exigen que el solicitante cumpla una serie de requisitos, lo que ralentiza el proceso. Los créditos rápidos han roto con eso. Ahora es fácil pedir y recibir dinero. Al menos, de eso presume la publicidad. Hasta 6.000 euros en 48 horas sin más esfuerzo que una llamada telefónica. Cada vez más personas utilizan este tipo de productos financieros. Un estudio de la Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) sobre el endeudamiento y el sobreendeudamiento revela que uno de cada diez catalanes ha echado mano alguna vez de los créditos rápidos.
En los últimos años, financiar la compra de bienes a crédito - ya sea incluso a través de hipotecas- se ha convertido en una práctica habitual. Según un estudio de la UCC, el 50,15% de los ciudadanos tienen una vivienda en propiedad y la pagan gracias a una hipoteca. Sólo un 8% puede comprarse una casa sin ningún tipo de financiación. Para Laia Gil, una de las coordinadoras del estudio, este aspecto es básico en el endeudamiento de los ciudadanos: "La gente tiene que echar mano de hipotecas muy elevadas porque el precio de la vivienda está muy por encima de los sueldos, sobre todo en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades; y esto es una necesidad". Pero hay otros gastos que se afrontan con créditos.
Al margen de la hipoteca, cuatro de cada diez catalanes están pagando algún bien o servicio adquirido con la financiación de bancos o cajas. Un 28,10% de los encuestados recurrieron a créditos para pagar el coche, y un 21,77% para pagar una motocicleta.
En este contexto, los créditos rápidos han adquirido un importante protagonismo. Cofidis, empresa pionera en la concesión de créditos vía telefónica, estima que este negocio crecerá en el 2006 un 25%, mientras que el crédito al consumo en general registrará crecimientos más modestos. El volumen de crédito concedido por esta compañía en el 2005 fue de 383 millones de euros, lo que supone un 32% más que en el mismo periodo del año anterior. Las expectativas son tantas que incluso la banca tradicional se ha introducido en este segmento de negocio. El BBVA ha lanzado Dinero Express; el Santander, Credi Ágil y el Banco Popular, Optiline. Para ello han utilizado las mismas armas que los Establecimientos Financieros de Créditos, que hasta hace poco tenían el monopolio de los créditos rápidos. La publicidad televisiva es obvia: un crédito rápido es fácil de conseguir. Basta con llamar, presentar una nómina, un DNI, un recibo que acredite la residencia, los datos de la cuenta en la que se debe ingresar el dinero y esperar 48 horas tras la concesión del crédito para poder disfrutarlo.
Por ello uno de cada diez catalanes han utilizado créditos rápidos en alguna ocasión. Sin embargo, la mayoría, hasta el 33,3% de los encuestados, lo han utilizado para pagar otros créditos. Unas pocas menos, el 28,5%, lo han destinado a comprar bienes y servicios de urgencia inmediata. Otros han recurrido a ellos para para financiar sus caprichos. Y otro 19% ha invertido este dinero en bienes algo más superfluos. De todos ellos, un 45,23% han visto cómo su situación económica empeoraba por los altos intereses de los créditos rápidos. Según Laia Gil, "el problema principal es la gente que recurre a estos créditos porque necesitan dinero de forma inmediata para pagar otros préstamos. Se encuentran con unos intereses muy elevados - entre el 20% y el 25%- y entran en una espiral de créditos de la que es difícil salir". Gil señala que este colectivo puede ir en aumento ya que un 23,07% de los encuestados no podrían afrontar el pago de sus préstamos en alguna circunstancia excepcional y un 56,31% lo harían con dificultades.
Un portavoz de Cofidis reconoce que una mayoría de personas utiliza el dinero solicitado para pagar otros créditos. Pero añade que cada vez más personas lo usan para consumir otro tipo de bienes. Según Laia Gil, "antes no se pagaban determinados objetos a plazo o a crédito, porque lo importante era ahorrar, pero ahora muchos jóvenes pagan a plazos incluso el móvil o las vacaciones". La UCC pide que las autoridades tomen medidas para evitar que esto se convierta en un problema. "Se debería obligar a las empresas que conceden créditos rápidos a pedir más referencias a sus clientes para asegurarse de que pueden devolverlos", explica Gil. Para esta organización, es necesario destinar medios a la educación de los consumidores y enseñarle a consumir dentro de los límites de su poder adquisitivo. "De lo contrario, el número de personas que no pueden hacer frente a los créditos se incrementará con suma rapidez".
Créditos que pagan hipotecas
La utilización de préstamos rápidos se generaliza en una sociedad más endeudada
El 33% de los catalanes que piden un crédito rápido lo hacen para pagar otros préstamos. La difusión de estos productos financieros está cambiando la cultura del endeudamiento - se pagan a crédito las vacaciones e incluso el móvil-. Las organizaciones de consumidores alertan, sin embargo, del riesgo del sobreendeudamiento
PAULA MATEU
Pedir dinero a los bancos siempre ha sido fácil. Más complicado es que te concedan el préstamo. Las entidades financieras tienen una amplia oferta de productos, pero todas exigen que el solicitante cumpla una serie de requisitos, lo que ralentiza el proceso. Los créditos rápidos han roto con eso. Ahora es fácil pedir y recibir dinero. Al menos, de eso presume la publicidad. Hasta 6.000 euros en 48 horas sin más esfuerzo que una llamada telefónica. Cada vez más personas utilizan este tipo de productos financieros. Un estudio de la Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) sobre el endeudamiento y el sobreendeudamiento revela que uno de cada diez catalanes ha echado mano alguna vez de los créditos rápidos.
En los últimos años, financiar la compra de bienes a crédito - ya sea incluso a través de hipotecas- se ha convertido en una práctica habitual. Según un estudio de la UCC, el 50,15% de los ciudadanos tienen una vivienda en propiedad y la pagan gracias a una hipoteca. Sólo un 8% puede comprarse una casa sin ningún tipo de financiación. Para Laia Gil, una de las coordinadoras del estudio, este aspecto es básico en el endeudamiento de los ciudadanos: "La gente tiene que echar mano de hipotecas muy elevadas porque el precio de la vivienda está muy por encima de los sueldos, sobre todo en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades; y esto es una necesidad". Pero hay otros gastos que se afrontan con créditos.
Al margen de la hipoteca, cuatro de cada diez catalanes están pagando algún bien o servicio adquirido con la financiación de bancos o cajas. Un 28,10% de los encuestados recurrieron a créditos para pagar el coche, y un 21,77% para pagar una motocicleta.
En este contexto, los créditos rápidos han adquirido un importante protagonismo. Cofidis, empresa pionera en la concesión de créditos vía telefónica, estima que este negocio crecerá en el 2006 un 25%, mientras que el crédito al consumo en general registrará crecimientos más modestos. El volumen de crédito concedido por esta compañía en el 2005 fue de 383 millones de euros, lo que supone un 32% más que en el mismo periodo del año anterior. Las expectativas son tantas que incluso la banca tradicional se ha introducido en este segmento de negocio. El BBVA ha lanzado Dinero Express; el Santander, Credi Ágil y el Banco Popular, Optiline. Para ello han utilizado las mismas armas que los Establecimientos Financieros de Créditos, que hasta hace poco tenían el monopolio de los créditos rápidos. La publicidad televisiva es obvia: un crédito rápido es fácil de conseguir. Basta con llamar, presentar una nómina, un DNI, un recibo que acredite la residencia, los datos de la cuenta en la que se debe ingresar el dinero y esperar 48 horas tras la concesión del crédito para poder disfrutarlo.
Por ello uno de cada diez catalanes han utilizado créditos rápidos en alguna ocasión. Sin embargo, la mayoría, hasta el 33,3% de los encuestados, lo han utilizado para pagar otros créditos. Unas pocas menos, el 28,5%, lo han destinado a comprar bienes y servicios de urgencia inmediata. Otros han recurrido a ellos para para financiar sus caprichos. Y otro 19% ha invertido este dinero en bienes algo más superfluos. De todos ellos, un 45,23% han visto cómo su situación económica empeoraba por los altos intereses de los créditos rápidos. Según Laia Gil, "el problema principal es la gente que recurre a estos créditos porque necesitan dinero de forma inmediata para pagar otros préstamos. Se encuentran con unos intereses muy elevados - entre el 20% y el 25%- y entran en una espiral de créditos de la que es difícil salir". Gil señala que este colectivo puede ir en aumento ya que un 23,07% de los encuestados no podrían afrontar el pago de sus préstamos en alguna circunstancia excepcional y un 56,31% lo harían con dificultades.
Un portavoz de Cofidis reconoce que una mayoría de personas utiliza el dinero solicitado para pagar otros créditos. Pero añade que cada vez más personas lo usan para consumir otro tipo de bienes. Según Laia Gil, "antes no se pagaban determinados objetos a plazo o a crédito, porque lo importante era ahorrar, pero ahora muchos jóvenes pagan a plazos incluso el móvil o las vacaciones". La UCC pide que las autoridades tomen medidas para evitar que esto se convierta en un problema. "Se debería obligar a las empresas que conceden créditos rápidos a pedir más referencias a sus clientes para asegurarse de que pueden devolverlos", explica Gil. Para esta organización, es necesario destinar medios a la educación de los consumidores y enseñarle a consumir dentro de los límites de su poder adquisitivo. "De lo contrario, el número de personas que no pueden hacer frente a los créditos se incrementará con suma rapidez".
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