El Dinero Y El Ladrillo

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Post sacado de el Blog de Elisa Docio

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domingo | abril 02, 2006
EL DINERO Y EL LADRILLO

Es el reto del siglo XXI, resolver la contradicción y conseguir el desarrollo sostenible que suena tan bonito y armonioso.

Que donde hay mucho dinero hay mucha tentación es una máxima indiscutible, y si es dinero fácil con mucho más motivo. En estos últimos años desde que las gallinas ponen ladrillos en vez de bemoles y una mayoría de españoles puede ahorrar un porcentaje de sus ingresos para invertir en suelo o vuelo, la cosa se ha puesto que arde.

Los futurólogos de las finanzas llevan años avisando sobre la temible explosión de la burbuja inmobiliaria, pero de hecho no estalla sino que se hincha cada día más y los parámetros tradicionales de medida del crecimiento económico y sus crisis cíclicas ya no sirven como método de análisis previsible.

Las ciudades crecen desmesuradamente en extensión sin responder a un crecimiento de población correlativo. Todos queremos poner nuestros ahorros a salvo de riesgos y defendidos de la devaluación anual, la última crisis bursátil de hace unos años supuso la pérdida de sus dineritos para muchas familias. La adquisición de inmuebles como inversión segura es ahora el objetivo clave, aunque se pague gusto y gana con precios astronómicos en operaciones en las que el único que verdaderamente gana, y mucho, es el promotor.

Los núcleos urbanos se llenan de viviendas deshabitadas sobre razonamientos de un "por si acaso", "cuando nos hagamos mayores", o "los hijos se casen", o "se nos revalorice lo invertido", aunque sabido es que quien compra caro pierde en ganancia.

Y la imparable demanda conlleva a la desatada fiebre constructiva. Los promotores confiesan que todo se vende en obra, no hay problema para dar salida a sus productos en el actual mercado. Por otro lado los precios crecen y los pisos menguan, los ochenta o noventa metros de la vivienda familiar de hace unos años se han reducido a los setenta y dos o setenta y cuatro mientras su precio se ha quintuplicado.

Se trata de un fenómeno nunca visto, y lo peor de todo es que los analistas de mercado no se ponen de acuerdo en sus augurios sobre el desenlace de esta locura constructiva. Lo que para unos es símbolo de bonanza económica, para otros es la crónica de un desastre anunciado, pero lo cierto es que mientras tanto el dinero corre a raudales, en A y en B, para bien y para mal, arrasando nuevos espacios naturales, más también dando trabajo y ocupación en todas las fases de la cadena de producción desde la propia elaboración de los materiales hasta la edificación final. Es el reto del siglo XXI, resolver la contradicción y conseguir el desarrollo sostenible que suena tan bonito y armonioso.

Sin embargo, como es claro y conocido en nuestra pícara tierra española, "unos están al santo y otros a la limosna", y algunos no pueden resistir la tentación de retener algunos millones de tantos y tantos que pasan por sus manos. Primero Valencia, después Canarias y ahora, una vez más, Marbella. La podredumbre huele a distancia, y hay individuos e individuas, especimenes defectuosos de la raza, que una vez puestos lo mismo les da ganar dinero con la prespitación, que con el narcotráfico, que con la gestión corrupta del suelo, o con todo al mismo tiempo. ¡Ya puestos!

Y el perjuicio de estas conductas no es baladí, la onda expansiva es incontrolable. No solo provoca una situación detestable porque suponga la comisión de delitos de alta reprobación social, sino que de paso contamina las instituciones y merma paso a paso la confianza que depositan los ciudadanos en sus representantes políticos. Tantos y tan corruptos en una sola entidad administrativa nos pone los pelos de punta. El saco del avaro no se llena nunca. "Diario Palentino, 2 de abril de 2006"
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No Registrado dijo:
Los núcleos urbanos se llenan de viviendas deshabitadas sobre razonamientos de un "por si acaso", "cuando nos hagamos mayores", o "los hijos se casen", o "se nos revalorice lo invertido", aunque sabido es que quien compra caro pierde en ganancia.
Me temo que ese "por si acaso" se va a dar pronto, y cuando todos estos futuros parados pongan sus pisos a la venta, veremos si era una forma segura de ahorrar o no.