J
Josec
Guest
A mi me gustaría saber qué parte de este discurso del general es
sancionable. Y es que lo que creo es que muy poca gente se lo ha leído,
aunque todos sí han opinado. ¡Ale!, a leerlo todos.
Lo que yo digo..., país de pandereta
[...] Por razón del cargo que ocupo no debo, en actos como éste,
expresar mis opiniones personales.
Pero sí tengo la obligación de conocer los sentimientos, inquietudes y
preocupaciones de mis subordinados y transmitirlos, como
es habitual, a la máxima autoridad de mi Ejército, y hacerlos públicos, por
expreso deseo de aquéllos.
En mis visitas a las Unidades durante los últimos meses, he podido
constatar que las dos grandes preocupaciones de los Cuadros de Mando y
Militares Profesionales de Tropa son el terrorismo y el futuro de la unidad
de España. El esfuerzo principal en la lucha contra el terrorismo
corresponde a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y al Centro
Nacional de Inteligencia. Las Fuerzas Armadas están permanentemente
dispuestas a colaborar en la medida que se les pida.
La preocupación por la unidad de España se ha desatado con la
presentación del proyecto del «Estatuto de Cataluña».
La historia se repite. Basta leer los discursos de los Diputados
Companys, Ortega y Gasset y Azaña cuando en mayo de 1932 las Cortes
españolas debatieron el Estatuto de Cataluña. Curiosamente, el entonces
Diputado Azaña, que fue un firme defensor del Estatuto de Cataluña cambió
radicalmente su visión del Estado y su actitud cuando alcanzó la Presidencia
de la República, propugnando un Estado Regional, antecedente del actual
Estado de las Autonomías.
En todas mis visitas a las Unidades he aprovechado los encuentros con
Cuadros de Mando y Tropa, para transmitirles un mensaje de tranquilidad, no
exenta de inquietante preocupación.
Siempre he recalcado que los militares no debemos entrar en
disquisiciones políticas que, lógicamente corresponden a los políticos.
Ahora bien, es nuestra obligación alertar de las graves consecuencias
que podría conllevar la aprobación del Estatuto de Cataluña, en los términos
en que está planteado, tanto para las Fuerzas Armadas, (como institución),
como para las personas que las integran, en tres aspectos verdaderamente
preocupantes para nosotros.
El primero es el concepto de nación, en el que no voy a entrar porque el
artículo 2 de la Constitución Española lo expresa clara y rotundamente: «La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el
derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la
solidaridad entre todas ellas».
El segundo es el de la lengua. El hecho de que en una Autonomía sea
exigible el conocimiento de su lengua particular es una aspiración
desmesurada que obligaría en las Fuerzas Armadas a regular los destinos a
esa Autonomía de la misma forma que actualmente se regulan los destinos en
el extranjero. Es decir, que los destinos a Cataluña, País Vasco y Galicia
estarían supeditados a la voluntariedad de los militares que quisiesen
acreditar el conocimiento de la lengua que fuese exigible en cada Comunidad.
El tercero está relacionado con la justicia. Las Fuerzas Armadas están
desplegadas en todo el territorio nacional. La actual independencia de los
Tribunales de Justicia de las Autonomías crea graves problemas en las
Fuerzas Armadas al producir sentencias dispares para hechos similares que,
(sin estar incursos en el ámbito estrictamente castrense, cuyo tratamiento
corresponde a la jurisdicción militar, según el artículo 117, apartado 5 de
nuestra Constitución), afectan al régimen interior de las Bases,
Acuartelamientos o Establecimientos militares y a las expectativas
profesionales de cada uno de los componentes de las Fuerzas Armadas. Este
problema se agravaría mucho más con la aparición de poderes judiciales
autonómicos, independientes del Estado.
Afortunadamente, la Constitución marca una serie de límites
infranqueables para cualquier Estatuto de Autonomía. De ahí mi mensaje de
tranquilidad. Pero, si esos límites fuesen sobrepasados, lo cual en estos
momentos afortunadamente parece impensable, sería de aplicación el articulo
8º de la Constitución: «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de
Tierra, la Armada y el Ejército de Aire, tienen como misión garantizar la
soberanía e independencia de España, defender su integridad y el
ordenamiento constitucional».
No olvidemos que hemos jurado, (o prometido), guardar y hacer guardar la
Constitución. Y para nosotros, los militares, todo juramento o promesa
constituye una cuestión de honor `[...]
EL DISCURSO DEL GENERAL
(Sevilla 06/01/2006)
http://blogs.periodistadigital.com/ultimahora.php?p=8085&more=1&page=2
sancionable. Y es que lo que creo es que muy poca gente se lo ha leído,
aunque todos sí han opinado. ¡Ale!, a leerlo todos.
Lo que yo digo..., país de pandereta
[...] Por razón del cargo que ocupo no debo, en actos como éste,
expresar mis opiniones personales.
Pero sí tengo la obligación de conocer los sentimientos, inquietudes y
preocupaciones de mis subordinados y transmitirlos, como
es habitual, a la máxima autoridad de mi Ejército, y hacerlos públicos, por
expreso deseo de aquéllos.
En mis visitas a las Unidades durante los últimos meses, he podido
constatar que las dos grandes preocupaciones de los Cuadros de Mando y
Militares Profesionales de Tropa son el terrorismo y el futuro de la unidad
de España. El esfuerzo principal en la lucha contra el terrorismo
corresponde a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y al Centro
Nacional de Inteligencia. Las Fuerzas Armadas están permanentemente
dispuestas a colaborar en la medida que se les pida.
La preocupación por la unidad de España se ha desatado con la
presentación del proyecto del «Estatuto de Cataluña».
La historia se repite. Basta leer los discursos de los Diputados
Companys, Ortega y Gasset y Azaña cuando en mayo de 1932 las Cortes
españolas debatieron el Estatuto de Cataluña. Curiosamente, el entonces
Diputado Azaña, que fue un firme defensor del Estatuto de Cataluña cambió
radicalmente su visión del Estado y su actitud cuando alcanzó la Presidencia
de la República, propugnando un Estado Regional, antecedente del actual
Estado de las Autonomías.
En todas mis visitas a las Unidades he aprovechado los encuentros con
Cuadros de Mando y Tropa, para transmitirles un mensaje de tranquilidad, no
exenta de inquietante preocupación.
Siempre he recalcado que los militares no debemos entrar en
disquisiciones políticas que, lógicamente corresponden a los políticos.
Ahora bien, es nuestra obligación alertar de las graves consecuencias
que podría conllevar la aprobación del Estatuto de Cataluña, en los términos
en que está planteado, tanto para las Fuerzas Armadas, (como institución),
como para las personas que las integran, en tres aspectos verdaderamente
preocupantes para nosotros.
El primero es el concepto de nación, en el que no voy a entrar porque el
artículo 2 de la Constitución Española lo expresa clara y rotundamente: «La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el
derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la
solidaridad entre todas ellas».
El segundo es el de la lengua. El hecho de que en una Autonomía sea
exigible el conocimiento de su lengua particular es una aspiración
desmesurada que obligaría en las Fuerzas Armadas a regular los destinos a
esa Autonomía de la misma forma que actualmente se regulan los destinos en
el extranjero. Es decir, que los destinos a Cataluña, País Vasco y Galicia
estarían supeditados a la voluntariedad de los militares que quisiesen
acreditar el conocimiento de la lengua que fuese exigible en cada Comunidad.
El tercero está relacionado con la justicia. Las Fuerzas Armadas están
desplegadas en todo el territorio nacional. La actual independencia de los
Tribunales de Justicia de las Autonomías crea graves problemas en las
Fuerzas Armadas al producir sentencias dispares para hechos similares que,
(sin estar incursos en el ámbito estrictamente castrense, cuyo tratamiento
corresponde a la jurisdicción militar, según el artículo 117, apartado 5 de
nuestra Constitución), afectan al régimen interior de las Bases,
Acuartelamientos o Establecimientos militares y a las expectativas
profesionales de cada uno de los componentes de las Fuerzas Armadas. Este
problema se agravaría mucho más con la aparición de poderes judiciales
autonómicos, independientes del Estado.
Afortunadamente, la Constitución marca una serie de límites
infranqueables para cualquier Estatuto de Autonomía. De ahí mi mensaje de
tranquilidad. Pero, si esos límites fuesen sobrepasados, lo cual en estos
momentos afortunadamente parece impensable, sería de aplicación el articulo
8º de la Constitución: «Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de
Tierra, la Armada y el Ejército de Aire, tienen como misión garantizar la
soberanía e independencia de España, defender su integridad y el
ordenamiento constitucional».
No olvidemos que hemos jurado, (o prometido), guardar y hacer guardar la
Constitución. Y para nosotros, los militares, todo juramento o promesa
constituye una cuestión de honor `[...]
EL DISCURSO DEL GENERAL
(Sevilla 06/01/2006)
http://blogs.periodistadigital.com/ultimahora.php?p=8085&more=1&page=2