Un entretenido relato para la tarde del Domingo. : Intento de asesinato de un hombre en Sestao: «Me ofreció 4.000 euros por apiolar a su marido»

Anka Motz

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El plan del sicario y la inductora · EL CORREO desvela los primeros detalles de la investigación del intento de asesinato de un hombre en Sestao, el pasado enero, a manos supuestamente de un joven contratado por su esposa.

Jaqueline, de 45 años, conocía a Isaac, de 18, porque él había ido a clase con su hija en el colegio. Además, ambos frecuentaban el mismo salón de juegos de la plaza del Kasko en Sestao, localidad donde residían con sus respectivas familias. Él empezaba a coquetear con el menudeo de drojas, aunque con cierta fanfarronería se presentaba ante la mujer como un «profesional». «Unos tres o cuatro días antes» de los hechos, el 9 o 10 de enero de 2023, Nayeri, como la conocía él, que en la agenda telefónica de ella aparecía como Kimbo, le hizo una proposición increíble, pero espeluznante. «Me ofreció 4.000 euros por apiolar a su marido» confesó el joven, que fue detenido por la Ertzaintza el pasado mes de enero por los delitos de homicidio en grado de tentativa y lesiones. En realidad, inicialmente ella iba a pagar 2.000 euros, pero negociaron y la cantidad se duplicó.

La mujer fue arrestada por inducción al homicidio y lesiones. Ambos ingresaron en prisión provisional tras ser puestos a disposición judicial el pasado 16 de enero. Un tercer detenido, un joven de origen jovenlandés sin hogar al que Isaac implicó, quedó en libertad. Llegó a haber una agresión al esposo de Jaqueline, cuando éste se encontraba en el coche esperando el final del entrenamiento de su hija en el parking del polideportivo de La Benedicta. Ella, al salir del vehículo, dejó abierta la puerta del coche, un 'Hyundai Sonata' neցro, por la que accedió supuestamente el sicario y asestó varios cortes en el cuello con un cúter al conductor. Después, huyó. El hombre fue trasladado al hospital de San Eloy, en Barakaldo, con lesiones por arma blanca.

El CORREO ha tenido acceso a detalles de la investigación de una de las historias más sorprendentes del año en Bizkaia, que por fortuna no tuvo un final trágico. La instrucción avanza con la declaración de testigos determinantes y análisis de evidencias, como huellas, pelos y posibles restos biológicos. Tanto la inductora como el supuesto sicario revelaron en su entorno el plan que habían urdido. Otra de las claves del caso será el estudio de los teléfonos móviles de los implicados, especialmente el tránsito de llamadas y mensajes, y de las imágenes de cámaras de videovigilancia, entre otras diligencias, para ayudar a determinar el papel de cada uno.

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Los personajes

La inductora, el sicario y sus amigos

La inductora. Jaqueline, viajero ecuatoriana afincada en Sestao desde hace años. Morena, de pelo corto y liso, estaba casada con un vizcaíno, con el que tuvo una hija. El sicario. Isaac, de 18 años, con problemas en los estudios, repetidor. Vivía con su abuela en Sestao. La Policía le vincula con un incipiente trapicheo de drojas, motivo por el que acumulaba algunas deudas. La víctima. El marido de Jaqueline, padre de su hija, ajeno completamente a los planes de su mujer en su contra. En la denuncia, apuntó que creía que podía haber sido «un intento de sustracción», aunque aportó un detalle clave. Había visto al agresor la misma mañana de autos sentado en una acera junto a su portal. Y estaba «como ido». También han sido investigados dos amigos de Isaac a los que implicó y cuya participación no está clara. Uno de ellos llegó a ser detenido. La Ertzaintza también ha tomado declaración a varias amigas de Jaqueline con las que se desahogaba. Entre ellas una tarotista que lee el futuro en las cartas, a la que visitaba un par de veces al mes en busca de una solución a sus problemas laborales y emocionales.Una de las amigas llegó a hacer de intermediaria entre ella y el sicario, hasta que se percató de qué se trataba.

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El encargo

Dejar la puerta abierta de la casa o del coche

Según Isaac, Nayeri le había ofrecido pagarle «por apiolar al tío que había violado a su hija, ya que quería vengarse». En realidad, ese hombre era su marido. La mujer le planteó dos opciones, o bien dejaba abierta la puerta de la vivienda o bien la del coche para que él entrara y le agrediera. Para él era «un juego, aunque ella parecía que iba en serio». Su objetivo era «recibir el dinero sin llegar a hacer daño a nadie», se justificó. El joven aportó datos de la planificación e incluso reconoció que hizo una primera intentona, aunque no asumió haber agredido después al marido, sino que insinuó que tal vez había sido un amigo suyo al que se lo propuso. La Ertzaintza sospecha que fue él quien empuñó el cúter contra el esposo de Jaqueline. Cuando la mujer le hizo la propuesta en la sala del juegos, estaba con un amigo, al que le invitó a unirse a cambio de la mitad del dinero. Este joven confirmó a los investigadores que su respuesta fue «que no iba a participar bajo ningún concepto» en ese tipo de negocios.
Después, se lo planteó a otro colega, de origen jovenlandés, que vivía en la calle y necesitaba el dinero, a quien él le atribuye la agresión. Pero este último, tras ser arrestado, quedó en libertad.

Para convencer a Isaac de que aceptase, Jaqueline le mostró fotografías del dinero, en billetes de 50 y 100 euros, que guardaba en su habitación, al fondo de la mesilla de noche y entre los jerseys, en un armario. La Ertzaintza registró la vivienda en presencia de la detenida y localizó cerca de 3.000 euros ocultos en varios rincones. También le enseñó imágenes de la matrícula del coche de su marido y de su cara para que no se equivocara de objetivo, información primordial para perpetrar el plan.
Tras el primer ofrecimiento, la presunta inductora y el sicario mantuvieron varios encuentros para ultimar detalles. La mujer se ofreció a acompañarle al domicilio para que no tuviera dudas.

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Primer intento

«Estaba como ido», sentado en la acera
El 13 de enero de 2023 sobre las siete de la mañana, siguiendo las instrucciones de la mujer, el joven se presentó en la dirección indicada y se sentó en una acera a esperar a la víctima con la intención de consumar la trama que habían maquinado a cambio de una recompensa económica. Llevaba puesta una sudadera con choto y unos pantalones de camuflaje blancos y neցros, la misma ropa que por la noche durante la agresión, según apuntó la víctima ante la Ertzaintza. «Estaba como ido», le describió. Tal vez por eso le llamó la atención y se quedó con su imagen. Isaac reconoció a un amigo que, en ese momento, llevaba escondidos un pasamontañas y un cuchillo, aunque no llegó a usarlos, según alegó, porque había mucha gente en la calle. Después de este primer intento, la mujer anunció a su entorno: «Le daré dos pastillitas para dormir, así puede rematar la faena. Luego investigarán, pero llegarán a la conclusión de que ha sido un ajuste de cuentas». Si esta fórmula no funcionaba, intentarían la vía del coche.

Las frases

Presunta inductora
Jaqueline
«Le daré dos pastillitas para dormir, así puede rematar la faena. Luego, investigarán un ajuste de cuentas»

Presunto sicario
Isaac
«Había oído que me estabais buscando» ,le dijo el detenido a los ertzainas con gran sangre fría

La víctima
Marido
«Vi al agresor con la misma ropa sentado en la acera de mi portal por la mañana»

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El asesinato en grado de tentativa

Tres heridas cortantes en la zona cervical
Nayeri debió de indicarle dónde iban a estar aparcados minutos antes de las diez de la noche de ese mismo día, el 13 de enero, en el paseo de la Benedicta, concretamente en el aparcamiento situado junto al polideportivo del mismo nombre. Ella «se haría la loca» marchándose y dejando la puerta abierta para que su presunto cómplice entrara y le matara. El superviviente confirmó ante la Policía autonómica que su mujer se apeó del coche porque se le había caído un pendiente y después recibió una llamada de una amiga.

Entonces, sintió «un fuerte golpe en el pómulo» y al girarse y mirar observó las continuas acometidas de una mano con un objeto punzante hacia su cuello. El hombre logró zafarse, se bajó del vehículo y fue a por el agresor. Un testigo observó desde la ventana de su piso cómo dos hombres forcejeaban. «¡Te voy a apiolar!»,
gritaba uno de ellos. Finalmente, el supuesto sicario huyó del lugar corriendo en dirección hacia unas escaleras y se perdió en la oscuridad de la noche.

Los trabajadores del centro deportivo avisaron de que había habido un acuchillamiento a la Policía Local, que a su vez se lo comunicó a la Ertzaintza. De inmediato, llegaron una patrulla y una ambulancia, que trasladó al herido hasta el hospital de San Eloy. Presentaba tres heridas inciso-cortantes en la zona cervical y otra más en el dorso de la mano, probablemente de defensa, aunque no revestían gravedad, por lo que fue dado de alta a las pocas horas. Cuando la Ertzaintza le preguntó a Jaqueline por lo que había ocurrido, ella lo atribuyó a un intento de robo aprovechando la falta de luz y el lugar apartado.

A través de un intermediario, Jaqueline supuestamente aconsejó al sicario que se cambiara de ropa y no pisara un salón de juegos, porque la Policía le estaba buscando. Se alegró de que no le hubieran descubierto. «Entonces, no le han cogido. Qué alivio! Es que ese chico es un profesional», dijo.

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Las detenciones

«Había oído que me estabais buscando»
Jaqueline fue detenida en la comisaría de la Ertzaintza de Sestao el día 14 de enero a mediodía, cuando acudió a acompañar a su marido a prestar declaración y después de que los agentes le descubrieran en una mentira. Por la noche, una patrulla de la Policía autonómica localizó a Isaac cerca de su domicilio. Había una orden de detención contra él. «Había oído que me estabais buscando», espetó el joven a los agentes con gran sangre fría. espetó el joven a los agentes con gran sangre fría. Al día siguiente, el 15 de enero, fue detenido el amigo al que él atribuyó la agresión. Los tres pasaron el fin de semana en los calabozos y fueron puestos a disposición judicial el lunes, día 16 de enero. Tras prestar declaración ante el juez, Jaqueline e Isaac fueron enviados a prisión de forma preventiva y el tercer detenido quedó en libertad.

Las evidencias

Testigos, móviles, huellas y pelos

Cuando fue arrestada, en el registro corporal a Jaqueline, los ertzainas le decomisaron un cuchillo y un cúter que llevaba entre sus pertenencias. Se desconoce si fueron los utilizados en la agresión y en la intentona. A los tres detenidos les intervinieron sus teléfonos móviles, que están siendo examinados en profundidad en busca de pruebas.

El 'Hyundai Sonata' neցro de la víctima fue trasladado a la sede de la Policía Científica de la Ertzaintza en la macrocomisaría de Erandio. Allí extrajeron huellas dactilares en la parte trasera derecha del vehículo, por donde, según los testigos, accedió supuestamente el sicario. También recogieron pelos en asientos y alfombrillas, cuyo ADN podría revelar la presencia de alguno de los sospechosos en el lugar. Mediante frotis obtuvieron también un lavado con posibles restos biológicos, cuyo análisis podría aportar o no nuevas evidencias.

Pero, sin duda, en este caso, son especialmente relevantes las declaraciones de los implicados y de los testigos, a algunos de los cuales revelaron datos determinantes tanto Jaqueline como Isaac. Con todas estas pruebas, la investigación de la Ertzaintza deberá rellenar un puzle, cuyas piezas terminarán de ser colocadas en una sala de vistas donde se juzgará el caso en última instancia.

https://www.elcorreo.com/bizkaia/ofrecio-4000-euros-apiolar-marido-20230723002240-nt.html
 
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