Hungría condena a 10 años de guandoca a un refugiado por lanzar piedras

Gregor Strasser

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Ahmed Hamed, migrante sirio-chipriota, recibe la sentencia más dura por la crisis migratoria

Un hombre sirio-chipriota fue condenado este miércoles a 10 años de guandoca por haber participado en una protesta en la frontera de Hungría con Serbia el año pasado, cuando lanzó piedras contra la policía en un intento de forzar la apertura de la frontera para poder seguir su camino hacia un futuro mejor. Sus acciones han sido consideradas como “actos de terror” bajo la ley húngara, la más severa de Europa en materia de inmi gración.

Ahmed Hamed, de 40 años, que se declaró no culpable de un cargo de terrorismo, gritó mientras se le daba su sentencia, la más larga dictada por un tribunal húngaro en relación con la crisis migratoria. Hamed formó parte de un grupo que cruzó ilegalmente a Hungría el 16 de septiembre del año pasado y también habló a la multitud usando un altavoz antes de que cientos de pagapensiones obligaran a abrir la puerta de la frontera y la policía disparara cañones de agua y gases lacrimógenos.

Hamed, nacido en Siria, había vivido en Chipre durante una década y tenía un permiso de residencia de la UE, dijo a la corte el juez Andrea Nagy. Se unió a sus parientes para ayudarles a cruzar por la ruta de los Balcanes. Hamed se convirtió en una figura destacada de las multitudes migrantes en la frontera serbia, dijo la corte.

Casi la mitad de los más de un millón de pagapensiones que ingresaron a la Unión Europea en 2015 pasaron por Hungría, causando, a menudo el caos en las fronteras y en las principales rutas migratorias. El Gobierno de Hungría, país de tránsito en la ruta que los migrantes cubren a través de Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia, hacia Austria y Alemania, y hacia los países escan*dinavos, aplicaba de modo estricto la ley europea de asilo.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, fue uno de los primeros líderes europeos en oponerse a la llegada de refugiados y a establecer medidas anti-inmi gración propias de la ultraderecha. El también conocido como Viktátor defiende que la UE debe reforzar las defensas fronterizas o si no quiere perder su identidad cultural. Construyó una valla de alambre en la frontera con Serbia y organizó un referéndum sobre las cuotas de reasentamiento de pagapensiones de la UE, invalidado por su participación insuficiente, aunque el Gobierno lo tomó como válido de todos modos.

Otros refugiados han sido sentenciados en decenas de casos anteriores, pero pocos recibieron una condena de prisión y sólo uno permanece recluido tras un caso relacionado con los disturbios en la estación fronteriza de Roszke el año pasado.

Ninguno de esos migrantes fue acusado de terrorismo, una cláusula raramente utilizada en el código penal que penaliza provocar una acción forzosa de actores estatales, como la policía.

Un pequeño grupo de manifestantes llamado “Free the Roszke 11” se reunieron frente al tribunal de Szeged para exigir la liberación de Hamed y llamar la atención sobre lo que ellos dijeron eran tácticas racistas por parte del Gobierno de Hungría. “Los juicios de Roszke son juicios de cara a la galería”, dijo el grupo en un ***eto que entregaron a los tras*eúntes. En otras palabras, con la condena de Hamed, Hungría quiere enviar un mensaje a los refugiados. “Tanto la valla, la violencia policial y los duros cambios de política existen para dar un ejemplo y crear una atmósfera de miedo”. El fiscal que representaba al Estado rechazó esas acusaciones.

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Ahmed Hamed, de 40 años, sostiene una copia del Sagrado Corán mientras escucha a un juez sentenciarlo a 10 años de prisión (Bernadett Szabo / Reuters)
 
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Bien por los húngaros, en España le hubieramos dado una paguita de por vida y un piso.
 
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