Se habla mucho de la música, el cine o la marcha nocturna de los 80-90 pero poco del aluvión de hembras del Este que hubo en esos primeros dos mil.
Dabas una patada a una piedra y te salían tres polacas, dos rumanas y una búlgara, acompañadas de vez en cuando por alguna de cualquier otro país del Este.
El nivel de la pilinguisfera era apabullante, una calidad y unos precios a años luz de los de ahora. Y eso que pu.tas como tal eran una minoría, la mayoría eran chicas normales que habían venido con sus familias. Quién no haya tenido un rollo-novia con una tía del Este en todos estos años es que ha estado en un convento de clausura o es más homo que el nini de Elda y Peni juntos.
Todas o casi todas se han vuelto a sus países, que poco a poco han ido adelantando a España económicamente o están en ello.
Ahora solo vienen mor.os y negr.os, y en cuanto a mujeres quedan hispanas culonas blasteras medio metro semi-indígenas y aplicaciones de citas donde ligan Brad Pit y cuatro más.
Todo este declive gracias exclusivamente al hombre español, el más ultrafeminista con diferencia del planeta.