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Queer no se nace, se hace.
Son dos preguntas muy simples las que hago, ¿se puede ser hombre y no gozar de los privilegios de serlo? ¿Se puede ser Heterosexual y no ser homofobo?
Un tremendo lio me viene a la cabeza a la hora de analizar esas dos preguntas, por un lado reconozco que hombre es una construcción social, sí, pero mi análisis pretende partir desde donde y en base a que se construye esa sociabilización, porque la aceptamos y que nos hace creer que por el simple echo de ser una construcción social el enemigo no somos nosotros mismos.
Hombre se construye desde dinámicas y roles ya existentes en continua adaptación al medio, siempre y cuando esa adaptación siga situando al sujeto “hombre” en un estatus donde no todos poseen los mismos privilegios, pero los une el privilegio de ser hombres, por lo tanto hombre se entiende en tanto que privilegiado, hommbre es una categoría cerrada y exclusiva, ¿para quienes? para los que mediante sus actitudes y sus roles, pero también bajo la aprobación del sistema patriarcal pasan por los filtros necesarios para ser reconocido como tal.
Quizás uno de tantos problemas sea de falta de palabras para identificarnos, yo en concreto tengo un vacío enorme a la hora de hablar de mi cuerpo, de mi rol, de mi sesso o de mi identidad sin usar palabras totalmente ancladas a la lógica biología o a construcciones sociales anteriores y que no hacen referencia a nada nuevo, eso me lleva a pensar en la falta de identidades políticas de la que carecemos los hombres cis-genero para escapar del hombre que hemos interiorizado y aceptado, e inmediatamente me devuelve a la eterna pregunta:
¿Por qué los hombres queer carecemos de palabras propias para hablar de nuestra identidad?
¿Por qué siempre utilizamos palabras extraídas de las comunidades lgtb o marikas?
¿Que nos hace pensar que nuestra condición de hombres socializados como tal, cis y Queer nos aleja del machismo, la misoginia y el patriarcado?
Creo que esto se debe a que queer siempre ha sido un refugio muy cómodo donde entrabamos todos aquellos hombres (marikas o no) que no queríamos ser cuestionados por nuestros privilegios, pero que tampoco pretendíamos cuestionarlos (yo entre así), o que hacíamos reflexiones profundas para preservar un estatus de hombre “comprometido” que goza tanto del privilegio de serlo como del privilegio de destruirlo…
Pues bien, yo soy aun un hombre, y no lo digo solo yo, lo dicen muchas de mis performances cotidianas, asumo que me guste o no el ojo social me lee como hombre (por algo será), en el ámbito externo a mis círculos de seguridad y mis entornos aliados y dentro de ellos, yo, independientemente de lo que sienta, soy un hombre y soy tratado como tal, no quiero decir con esto que en mi pequeña burbuja utópica me sienta hombre ni mucho menos, detesto esa figura, la repruebo profundamente, pero creo importante asumir las consecuencias de mi sociabilización como tal, pues soy de esxs extraños seres que dudan de la seductora excusa de lo Queer para huir de la realidad de los privilegios como anteriormente he explicado…
¿ninguno de nosotros va a decir que los hombres Cis-Genero y “Queers” mantenemos un estatus de privilegio doble?
Si, como lo oyen, por un lado el privilegio legítimo de todo hombre cis-genero (más que conocido por todas), y por otro lado el beneficio de la duda (un privilegio del que poco se habla), pues definirnos queer nos mantiene en ese estatus perverso de lo indefinible, otorgando al patriarcado aliados en las filas feministas. Por lo tanto, “Queer y hombre” = “Caballo de troya”.
No creo que ser hombre sea compatible con ser feminista, por razones muy obvias, nada nos exime de esos privilegios tan otorgados como auto-aceptados por nosotros mismos, ¿impuestos? puede que un poco, pero aceptados tanto o más. No dejamos de ser hombres por leer a Michel Foucault o a Beatriz Preciado ni mucho menos, ni por estar de acuerdo con sus textos, ni por escribir este tipo de textos que yo escribo. Es doloroso para quienes no nos sentimos cómodos bajo esta categoría “hombre”, pero hay que asumir que hombre no es solo lo que reproducimos, sino lo que el resto de la sociedad lee y entiende como hombre, cada vez que nos analizan y no ven mas que a un hombre. Es por eso que el sujeto hombre a de ser exterminado al mismo tiempo que creamos, al tiempo que damos significado a otra forma de ser sujetos Queer. Hay que eliminar todo síntoma de masculinidad hegemónica de nuestras identidades politicas queer.
Pero Queer sin feminismo no es más que otra peligrosa etiqueta, necesita de un análisis feminista que impida la utilización del discurso en pro del privilegio patriarcal, pues desde el discurso de la no existencia del genero se pueden generar trincheras misóginas, machistas y jerárquicas desde las que se pretenda afirmar que la no existencia del genero niega la existencia de violencias específicas, y así sucesivamente con la raza, la condición social, la diversidad funcional, entendiendo así que Queer se nutre del discurso de diversos ejes para su propia construcción, y es por eso que no se puede ser hombre, heterosexual, blanco y queer, ni hombres con falda, ni hombres con banderas, ni hombres con trapos, ni llamarte Marikarmen, nada de eso nos hace menos machistas, es solo en el momento en el que NO gozamos de ningun privilegio de ser hombre, cuando dejamos de ser hombres.
Yo sigo siendo un privilegiado, y no lo escondo, lo asumo, lo cuestiono, pero el cuestionamiento no te des-sociabiliza, el cuestionamiento de nuestros privilegios es tan sólo una parte de la deconstrucción, lo difícil no es dejar de ser hombre, lo difícil es hacerlo realidad.
Cito este texto de Valérie Solanas para la reflexión.
"El macho es un accidente biológico: el gene Y (masculino) no es otra cosa que un gene X (femenino) incompleto, es decir, posee una serie incompleta de cromosomas. Para decirlo con otras palabras, el macho es una mujer inacabada, un aborto ambulante, un aborto en fase gene. Ser macho es ser deficiente; un deficiente con la sensibilidad limitada. La virilidad es una deficiencia orgánica, una enfermedad; los machos son lisiados emocionales.
El hombre es un egocéntrico total, un prisionero de sí mismo incapaz de compartir o de identificarse con los demás, incapaz de sentir amor, amistad, afecto o ternura. Es un elemento absolutamente aislado, inepto para relacionarse con los otros, sus reacciones no son cerebrales sino viscerales; su inteligencia sólo le sirve como instrumento para satisfacer sus inclinaciones y sus necesidades. No puede experimentar las pasiones de la mente o las vibraciones intelectuales, solamente le interesan sus propias sensaciones físicas. Es un muerto viviente, una masa insensible imposibilitada para dar, o recibir, placer o felicidad. En consecuencia, y en el mejor de los casos, es el colmo del aburrimiento; sólo es una burbuja inofensiva, pues unicamente aquellos capaces de absorberse en otros poseen encanto.
Atrapado a medio camino en esta zona crepuscular extendida entre los seres humanos y los personajes, su posición es mucho más desventajosa que la de los personajes: al contrario de éstos, presenta un conjunto de sentimientos negativos – repruebo, celos, desprecio, ardor de estomago, culpa, vergüenza, duda – y, lo que es peor: plena consciencia de lo que es y no es."
¿Y en serio pretenden normalizar esto?
Terrible, terrible el despreciarse a uno mismo de esta manera. La negación de la bondad por el hecho de tener miembro viril es el culmen.
Todo esto acompañado de fotos en las que se esconde el pito o simula tener berzas, y pincharse misandria en vena con una jeringuilla.
Son dos preguntas muy simples las que hago, ¿se puede ser hombre y no gozar de los privilegios de serlo? ¿Se puede ser Heterosexual y no ser homofobo?
Un tremendo lio me viene a la cabeza a la hora de analizar esas dos preguntas, por un lado reconozco que hombre es una construcción social, sí, pero mi análisis pretende partir desde donde y en base a que se construye esa sociabilización, porque la aceptamos y que nos hace creer que por el simple echo de ser una construcción social el enemigo no somos nosotros mismos.
Hombre se construye desde dinámicas y roles ya existentes en continua adaptación al medio, siempre y cuando esa adaptación siga situando al sujeto “hombre” en un estatus donde no todos poseen los mismos privilegios, pero los une el privilegio de ser hombres, por lo tanto hombre se entiende en tanto que privilegiado, hommbre es una categoría cerrada y exclusiva, ¿para quienes? para los que mediante sus actitudes y sus roles, pero también bajo la aprobación del sistema patriarcal pasan por los filtros necesarios para ser reconocido como tal.
Quizás uno de tantos problemas sea de falta de palabras para identificarnos, yo en concreto tengo un vacío enorme a la hora de hablar de mi cuerpo, de mi rol, de mi sesso o de mi identidad sin usar palabras totalmente ancladas a la lógica biología o a construcciones sociales anteriores y que no hacen referencia a nada nuevo, eso me lleva a pensar en la falta de identidades políticas de la que carecemos los hombres cis-genero para escapar del hombre que hemos interiorizado y aceptado, e inmediatamente me devuelve a la eterna pregunta:
¿Por qué los hombres queer carecemos de palabras propias para hablar de nuestra identidad?
¿Por qué siempre utilizamos palabras extraídas de las comunidades lgtb o marikas?
¿Que nos hace pensar que nuestra condición de hombres socializados como tal, cis y Queer nos aleja del machismo, la misoginia y el patriarcado?
Creo que esto se debe a que queer siempre ha sido un refugio muy cómodo donde entrabamos todos aquellos hombres (marikas o no) que no queríamos ser cuestionados por nuestros privilegios, pero que tampoco pretendíamos cuestionarlos (yo entre así), o que hacíamos reflexiones profundas para preservar un estatus de hombre “comprometido” que goza tanto del privilegio de serlo como del privilegio de destruirlo…
Pues bien, yo soy aun un hombre, y no lo digo solo yo, lo dicen muchas de mis performances cotidianas, asumo que me guste o no el ojo social me lee como hombre (por algo será), en el ámbito externo a mis círculos de seguridad y mis entornos aliados y dentro de ellos, yo, independientemente de lo que sienta, soy un hombre y soy tratado como tal, no quiero decir con esto que en mi pequeña burbuja utópica me sienta hombre ni mucho menos, detesto esa figura, la repruebo profundamente, pero creo importante asumir las consecuencias de mi sociabilización como tal, pues soy de esxs extraños seres que dudan de la seductora excusa de lo Queer para huir de la realidad de los privilegios como anteriormente he explicado…
¿ninguno de nosotros va a decir que los hombres Cis-Genero y “Queers” mantenemos un estatus de privilegio doble?
Si, como lo oyen, por un lado el privilegio legítimo de todo hombre cis-genero (más que conocido por todas), y por otro lado el beneficio de la duda (un privilegio del que poco se habla), pues definirnos queer nos mantiene en ese estatus perverso de lo indefinible, otorgando al patriarcado aliados en las filas feministas. Por lo tanto, “Queer y hombre” = “Caballo de troya”.
No creo que ser hombre sea compatible con ser feminista, por razones muy obvias, nada nos exime de esos privilegios tan otorgados como auto-aceptados por nosotros mismos, ¿impuestos? puede que un poco, pero aceptados tanto o más. No dejamos de ser hombres por leer a Michel Foucault o a Beatriz Preciado ni mucho menos, ni por estar de acuerdo con sus textos, ni por escribir este tipo de textos que yo escribo. Es doloroso para quienes no nos sentimos cómodos bajo esta categoría “hombre”, pero hay que asumir que hombre no es solo lo que reproducimos, sino lo que el resto de la sociedad lee y entiende como hombre, cada vez que nos analizan y no ven mas que a un hombre. Es por eso que el sujeto hombre a de ser exterminado al mismo tiempo que creamos, al tiempo que damos significado a otra forma de ser sujetos Queer. Hay que eliminar todo síntoma de masculinidad hegemónica de nuestras identidades politicas queer.
Pero Queer sin feminismo no es más que otra peligrosa etiqueta, necesita de un análisis feminista que impida la utilización del discurso en pro del privilegio patriarcal, pues desde el discurso de la no existencia del genero se pueden generar trincheras misóginas, machistas y jerárquicas desde las que se pretenda afirmar que la no existencia del genero niega la existencia de violencias específicas, y así sucesivamente con la raza, la condición social, la diversidad funcional, entendiendo así que Queer se nutre del discurso de diversos ejes para su propia construcción, y es por eso que no se puede ser hombre, heterosexual, blanco y queer, ni hombres con falda, ni hombres con banderas, ni hombres con trapos, ni llamarte Marikarmen, nada de eso nos hace menos machistas, es solo en el momento en el que NO gozamos de ningun privilegio de ser hombre, cuando dejamos de ser hombres.
Yo sigo siendo un privilegiado, y no lo escondo, lo asumo, lo cuestiono, pero el cuestionamiento no te des-sociabiliza, el cuestionamiento de nuestros privilegios es tan sólo una parte de la deconstrucción, lo difícil no es dejar de ser hombre, lo difícil es hacerlo realidad.
Cito este texto de Valérie Solanas para la reflexión.
"El macho es un accidente biológico: el gene Y (masculino) no es otra cosa que un gene X (femenino) incompleto, es decir, posee una serie incompleta de cromosomas. Para decirlo con otras palabras, el macho es una mujer inacabada, un aborto ambulante, un aborto en fase gene. Ser macho es ser deficiente; un deficiente con la sensibilidad limitada. La virilidad es una deficiencia orgánica, una enfermedad; los machos son lisiados emocionales.
El hombre es un egocéntrico total, un prisionero de sí mismo incapaz de compartir o de identificarse con los demás, incapaz de sentir amor, amistad, afecto o ternura. Es un elemento absolutamente aislado, inepto para relacionarse con los otros, sus reacciones no son cerebrales sino viscerales; su inteligencia sólo le sirve como instrumento para satisfacer sus inclinaciones y sus necesidades. No puede experimentar las pasiones de la mente o las vibraciones intelectuales, solamente le interesan sus propias sensaciones físicas. Es un muerto viviente, una masa insensible imposibilitada para dar, o recibir, placer o felicidad. En consecuencia, y en el mejor de los casos, es el colmo del aburrimiento; sólo es una burbuja inofensiva, pues unicamente aquellos capaces de absorberse en otros poseen encanto.
Atrapado a medio camino en esta zona crepuscular extendida entre los seres humanos y los personajes, su posición es mucho más desventajosa que la de los personajes: al contrario de éstos, presenta un conjunto de sentimientos negativos – repruebo, celos, desprecio, ardor de estomago, culpa, vergüenza, duda – y, lo que es peor: plena consciencia de lo que es y no es."
¿Y en serio pretenden normalizar esto?
Terrible, terrible el despreciarse a uno mismo de esta manera. La negación de la bondad por el hecho de tener miembro viril es el culmen.
Todo esto acompañado de fotos en las que se esconde el pito o simula tener berzas, y pincharse misandria en vena con una jeringuilla.