Eric Finch
Será en Octubre
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Ni responsabilidades ni narices. Creo que, paradójicamente, quien tiene más razón es ZHU DE. ¿Para qué va Sor-aya a quedarse en casa dieciséis semanas cuando el trabajo se lo están haciendo (y me juego lo que sea a que es así) las empleadas de hogar?
Queda, además, por ver si a una mujer que está en un cargo representativo se le aplican las normas en materia de Seguridad Social como a los trabajadores. Que yo sema Sor-aya no está contratada ni laboral ni administrativamente: y me corrijan si me equivoco. Si estoy en lo cierto, toda la indignación de quienes han criticado a Sor-aya carece de fundamento.
La carta, por cierto, por tosca, grosera e insultante, es, por decirlo pronto y mal una fruta cosa. Cuando he leído eso de "currar" en lugar de "trabajar" ya he sabido que quien la ha escrito es un fulastre o un enrollado. Yo, que formo parte de la gente, detesto el lenguaje "coleguista", y más a quienes se presentan como "colegas" y "enrollados". Algo me dice que alguien está intentando engañarme; y no suelo equivocarme. Y si leo lo de "guay", que ha pasado a formar parte de la jerga infantil pero que en los mayores resulta bochornoso y creo que (supongo que con la excepción de las series de televisión españolas; que no veo pero que me imagino) está desapareciendo del lenguaje adulto, pues no puedo que mostrar vergüenza ajena.
El estilo coloquial, por otra parte, requiere una persona que sepa usarlo. Es menester aplicarlo a las circunstancias adecuadas, cuidando el tiempo y el lugar. De lo contrario produce no el efecto irónico que normalmente se persigue sino que da la impresión de zafiedad. Que es lo que esta carta produce. Más que escrita por una presunta progenitora trabajadora parece redactada por un macarra marcador de paquete. Sor-aya podría contestar perfectamente al estilo galdosiano: "¿En qué pícaro bodegón hemos cenado tú y yo juntos para que me tomes estas confianzas?" Más aún: estoy seguro de que la ha leído y se ha partido el pecho con esa sarta de imbecilidades y latiguillos comunistoides.
Yo, aunque no cobro del partido autodenominado popular ni tengo por qué hacerles el trabajo (que para eso tienen a quien sí cobra), contestaré de la misma guisa.
¿A ver, fulastres comunistas (lo que, en mi opinión, debería ser un oxímoron), ¿realmente creéis que en el partido autodenominado popular se preocupan por vuestra insignificante presencia? Os creéis demasiado pero, en estos momentos, vuestra representatividad política (fuera de Extremadura, claro está, y de algún otro lugar que desconozco) es cero patatero: cero patatero.
Vamos, por cierto, con otro enlace sobre la tal Sor-aya:
Soraya Sáenz de Santamaría: "No daban ni un duro por mí" -- Mujerhoy.com --
Un último apunte. En lugar de ir haciendo el fulastre redactando panfletos insultantes, más podrían haber aprovechado las circunstancias para pedir una modificación de la Ley General de Seguridad Social que asegure a las mujeres en paro ya que no un permiso o baja de maternidad (que, forzosamente, van a disfrutar), sí una prestación con cargo a la Seguridad Social de diecieséis semanas de duración. Esa propuesta, dada la insignificancia política de los comunistas y el estado de las arcas públicas, jamás prosperaría: pero creo que habría sido un buen paso hacia adelante. Sor-aya puede quedarse en su casa sus dieciséis semanas, si le da la gana, porque no le va a faltar el dinero: muchas mujeres están teniendo hijos y no sólo han de quedarse en casa forzosamente sino que, además, las van a pasar pilinguis.
En la página de Equo Alcorcón ya han dado la del pulpo al ignorante redactor de soflamas.
Queda, además, por ver si a una mujer que está en un cargo representativo se le aplican las normas en materia de Seguridad Social como a los trabajadores. Que yo sema Sor-aya no está contratada ni laboral ni administrativamente: y me corrijan si me equivoco. Si estoy en lo cierto, toda la indignación de quienes han criticado a Sor-aya carece de fundamento.
La carta, por cierto, por tosca, grosera e insultante, es, por decirlo pronto y mal una fruta cosa. Cuando he leído eso de "currar" en lugar de "trabajar" ya he sabido que quien la ha escrito es un fulastre o un enrollado. Yo, que formo parte de la gente, detesto el lenguaje "coleguista", y más a quienes se presentan como "colegas" y "enrollados". Algo me dice que alguien está intentando engañarme; y no suelo equivocarme. Y si leo lo de "guay", que ha pasado a formar parte de la jerga infantil pero que en los mayores resulta bochornoso y creo que (supongo que con la excepción de las series de televisión españolas; que no veo pero que me imagino) está desapareciendo del lenguaje adulto, pues no puedo que mostrar vergüenza ajena.
El estilo coloquial, por otra parte, requiere una persona que sepa usarlo. Es menester aplicarlo a las circunstancias adecuadas, cuidando el tiempo y el lugar. De lo contrario produce no el efecto irónico que normalmente se persigue sino que da la impresión de zafiedad. Que es lo que esta carta produce. Más que escrita por una presunta progenitora trabajadora parece redactada por un macarra marcador de paquete. Sor-aya podría contestar perfectamente al estilo galdosiano: "¿En qué pícaro bodegón hemos cenado tú y yo juntos para que me tomes estas confianzas?" Más aún: estoy seguro de que la ha leído y se ha partido el pecho con esa sarta de imbecilidades y latiguillos comunistoides.
Yo, aunque no cobro del partido autodenominado popular ni tengo por qué hacerles el trabajo (que para eso tienen a quien sí cobra), contestaré de la misma guisa.
¿A ver, fulastres comunistas (lo que, en mi opinión, debería ser un oxímoron), ¿realmente creéis que en el partido autodenominado popular se preocupan por vuestra insignificante presencia? Os creéis demasiado pero, en estos momentos, vuestra representatividad política (fuera de Extremadura, claro está, y de algún otro lugar que desconozco) es cero patatero: cero patatero.
Vamos, por cierto, con otro enlace sobre la tal Sor-aya:
Soraya Sáenz de Santamaría: "No daban ni un duro por mí" -- Mujerhoy.com --
Un último apunte. En lugar de ir haciendo el fulastre redactando panfletos insultantes, más podrían haber aprovechado las circunstancias para pedir una modificación de la Ley General de Seguridad Social que asegure a las mujeres en paro ya que no un permiso o baja de maternidad (que, forzosamente, van a disfrutar), sí una prestación con cargo a la Seguridad Social de diecieséis semanas de duración. Esa propuesta, dada la insignificancia política de los comunistas y el estado de las arcas públicas, jamás prosperaría: pero creo que habría sido un buen paso hacia adelante. Sor-aya puede quedarse en su casa sus dieciséis semanas, si le da la gana, porque no le va a faltar el dinero: muchas mujeres están teniendo hijos y no sólo han de quedarse en casa forzosamente sino que, además, las van a pasar pilinguis.
En la página de Equo Alcorcón ya han dado la del pulpo al ignorante redactor de soflamas.