Blas Piñar, equivocado o no, era un tipo que se movía por ideales, lo cual no suele ser una buena receta para el éxito. Su condición de notario le garantizaba tener "cuarteles de invierno" y dedicarse a la politica por prestigio o vocación y no por dinero.
En 1974 Franco era un señor bastante gagá que mandaba más bien poco, un abuelo cebolleta al que le escuchas las batallitas porque en el fondo le tienes cariño pero en realidad estás a otras cosas más prosaicas. Y a los lideres franquistas en ese momento lo que más les interesaba era garantizar colocarse de cara a lo que fuese a venir y sobre todo disfrutar tranquilamente de lo ganado y/o afanado durante el régimen.