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Volksführer de Seseña
Ayer, el Estado Islámico reclamó el ataque terrorista de Berlín de la noche del lunes, en el que doce personas murieron con un camión en un mercado navideño.
El asesino logró escapar. Sin embargo, en el camión la policía encontró documentos de identidad pertenecientes a Anis A., un tunecino que llegó a Alemania como solicitante de asilo en 2015.
Cuando el año pasado la canciller alemana Angela Merkel abrió las fronteras de Alemania a casi un millón de refugiados y solicitantes de asilo, invitó al caballo de Troya del Islam a su país. Entre los llamados refugiados había muchos jóvenes de origen islámico, llenos de repruebo hacia Occidente y su civilización. Uno de ellos fue Anis A.
Las autoridades alemanas tardaron casi un año en rechazar su solicitud de asilo, pero mientras tanto el hombre había desaparecido. La policía lo está buscando ahora como el principal sospechoso del ataque del lunes en Berlín.
Las autoridades alemanas están subestimando peligrosamente la amenaza del Islam. Las señales están ahí para que todos las vean. En octubre, un solicitante de asilo afgano violó y asesinó a una joven alemana de 19 años en Friburgo. Y un niño iraquí de 12 años fue sorprendido antes de que pudiera explotar una bomba de clavos en un mercado de Navidad en Ludwigshafen.
El verano pasado, un afgano con un hacha atacó a los pasajeros del tren en Heidingsfeld, un sirio asesinó a una mujer embarazada con un machete en Reutlingen, otro sirio detonó una bomba suicida en un festival de música en Ansbach, un palestino intentó decapitar a un cirujano en Troisdorf. ¿Y quién se ha olvidado de la víspera de Año Nuevo, cuando las masas sensuales de migrantes asaltaron a cientos de mujeres en Colonia?
Este año, 1.500 agentes de policía estarán patrullando las calles de Colonia en la víspera de Año Nuevo. Diez veces más que el año pasado. Pero ¿cuántos policías serán necesarios el próximo año? ¿Y el año después? ¿Y qué pasará cuando sean superados en número? Lo que se necesita no son sólo más policías; Lo que se necesita es una revolución política democrática.
Los políticos son culpables
Que nadie le diga que sólo los culpables de estos crímenes tienen la culpa. Los políticos, que acogieron el Islam en su país, también son culpables. Y no es sólo Frau Merkel en Alemania, sino toda la élite política de Europa Occidental.
Fuera de la corrección política, deliberadamente han hecho la vista subida de peso al Islam. Se han negado a informarse sobre su verdadera naturaleza. Se niegan a reconocer que todo está en el Corán: el permiso para dar de baja de la suscripción de la vida a judíos y cristianos (Surah 9:29), para aterrorizar a los no fieles a la religión del amor (8:12), para violar a las jóvenes (65: 4), para esclavizar a la gente (3: 54) y el mandamiento de hacer la guerra a los infieles (9: 123) y subyugar el mundo entero a Allah (9:33).
En vez de informarse, han abierto las fronteras de su país a la inmi gración masiva y han invitado a los solicitantes de asilo, a pesar de que IS había anunciado que enviaría terroristas a Occidente como solicitantes de asilo.
Incluso permitieron a los combatientes sirios volver a Europa, en lugar de desnaturalizarlos y bloquear su reingreso. Ni siquiera los han encerrado. En resumen, son culpables de negligencia grave. Han traicionado a sus propios ciudadanos.
El tsunami de asilo de 2015 sólo ha exacerbado una situación ya terrible. Hace casi una década, en 2008, un estudio de la Universidad (de izquierda) de Amsterdam reveló que el 11% de todos los fieles a la religión del amor de los Países Bajos están de acuerdo en que existen situaciones en las que ellos consideran aceptable el uso de la violencia por el bien de sus religión.
Esto significa que, en mi país, sólo en los Países Bajos hay 100.000 fieles a la religión del amor que están personalmente preparados para usar la violencia. El ejército holandés, sin embargo, es menos de 50.000 soldados fuertes. Por lo tanto, incluso si desplegamos todo el ejército para proteger los mercados de Navidad, teatros, clubes nocturnos, festivales, centros comerciales, iglesias y sinagogas, no podemos garantizar la seguridad de todos nuestros ciudadanos.
Es por eso que hay pocas dudas de que 2017 traerá a Alemania ya todo Occidente más violencia, más ataques a nuestras mujeres e hijas, más derramamiento de sangre, más lágrimas, más tristeza. La terrible verdad es que, con toda probabilidad, todavía no hemos visto nada.
Pero esto no significa que no haya esperanza.
Así como la actual situación peligrosa ha sido creada por los políticos que se niegan a ver la horrible realidad del Islam y se niegan a cumplir con su deber, la solución al gigantesco problema autoinfligido que Occidente padece actualmente, tiene que ser política.
Arreglar una Europa rota
Tendremos que des-islamizar nuestras sociedades. De hecho, cada medida que adoptemos para lograr este objetivo, desde el fin de toda inmi gración de países islámicos hasta la detención preventiva de fieles a la religión del amor radicales, la promoción de la remigración voluntaria, la desnaturalización y la expulsión de criminales con doble nacionalidad, será un paso hacia Una sociedad más segura para nosotros y nuestros hijos. Pero todo comienza con los políticos con el valor de enfrentar y decir la verdad.
Esta es la razón por la que se está produciendo una revolución política en Europa. Los partidos patrióticos están creciendo rápidamente en todas partes. Son la única esperanza de Europa para un futuro mejor.
Tenemos que impulsar a los políticos, como Angela Merkel, mi propio primer ministro holandés Mark Rutte, y sus colegas afines en otros países, desde el poder. Debemos liberar a nuestros países.
Y créanme, amigos míos, eso es exactamente lo que vamos a hacer. Los terroristas, que esperan romper nuestra resolución con sangrientas atrocidades, no tendrán éxito. Elegiremos nuevos y valientes líderes, ¡vamos a des-islamizar, vamos a ganar!
El asesino logró escapar. Sin embargo, en el camión la policía encontró documentos de identidad pertenecientes a Anis A., un tunecino que llegó a Alemania como solicitante de asilo en 2015.
Cuando el año pasado la canciller alemana Angela Merkel abrió las fronteras de Alemania a casi un millón de refugiados y solicitantes de asilo, invitó al caballo de Troya del Islam a su país. Entre los llamados refugiados había muchos jóvenes de origen islámico, llenos de repruebo hacia Occidente y su civilización. Uno de ellos fue Anis A.
Las autoridades alemanas tardaron casi un año en rechazar su solicitud de asilo, pero mientras tanto el hombre había desaparecido. La policía lo está buscando ahora como el principal sospechoso del ataque del lunes en Berlín.
Las autoridades alemanas están subestimando peligrosamente la amenaza del Islam. Las señales están ahí para que todos las vean. En octubre, un solicitante de asilo afgano violó y asesinó a una joven alemana de 19 años en Friburgo. Y un niño iraquí de 12 años fue sorprendido antes de que pudiera explotar una bomba de clavos en un mercado de Navidad en Ludwigshafen.
El verano pasado, un afgano con un hacha atacó a los pasajeros del tren en Heidingsfeld, un sirio asesinó a una mujer embarazada con un machete en Reutlingen, otro sirio detonó una bomba suicida en un festival de música en Ansbach, un palestino intentó decapitar a un cirujano en Troisdorf. ¿Y quién se ha olvidado de la víspera de Año Nuevo, cuando las masas sensuales de migrantes asaltaron a cientos de mujeres en Colonia?
Este año, 1.500 agentes de policía estarán patrullando las calles de Colonia en la víspera de Año Nuevo. Diez veces más que el año pasado. Pero ¿cuántos policías serán necesarios el próximo año? ¿Y el año después? ¿Y qué pasará cuando sean superados en número? Lo que se necesita no son sólo más policías; Lo que se necesita es una revolución política democrática.
Los políticos son culpables
Que nadie le diga que sólo los culpables de estos crímenes tienen la culpa. Los políticos, que acogieron el Islam en su país, también son culpables. Y no es sólo Frau Merkel en Alemania, sino toda la élite política de Europa Occidental.
Fuera de la corrección política, deliberadamente han hecho la vista subida de peso al Islam. Se han negado a informarse sobre su verdadera naturaleza. Se niegan a reconocer que todo está en el Corán: el permiso para dar de baja de la suscripción de la vida a judíos y cristianos (Surah 9:29), para aterrorizar a los no fieles a la religión del amor (8:12), para violar a las jóvenes (65: 4), para esclavizar a la gente (3: 54) y el mandamiento de hacer la guerra a los infieles (9: 123) y subyugar el mundo entero a Allah (9:33).
En vez de informarse, han abierto las fronteras de su país a la inmi gración masiva y han invitado a los solicitantes de asilo, a pesar de que IS había anunciado que enviaría terroristas a Occidente como solicitantes de asilo.
Incluso permitieron a los combatientes sirios volver a Europa, en lugar de desnaturalizarlos y bloquear su reingreso. Ni siquiera los han encerrado. En resumen, son culpables de negligencia grave. Han traicionado a sus propios ciudadanos.
El tsunami de asilo de 2015 sólo ha exacerbado una situación ya terrible. Hace casi una década, en 2008, un estudio de la Universidad (de izquierda) de Amsterdam reveló que el 11% de todos los fieles a la religión del amor de los Países Bajos están de acuerdo en que existen situaciones en las que ellos consideran aceptable el uso de la violencia por el bien de sus religión.
Esto significa que, en mi país, sólo en los Países Bajos hay 100.000 fieles a la religión del amor que están personalmente preparados para usar la violencia. El ejército holandés, sin embargo, es menos de 50.000 soldados fuertes. Por lo tanto, incluso si desplegamos todo el ejército para proteger los mercados de Navidad, teatros, clubes nocturnos, festivales, centros comerciales, iglesias y sinagogas, no podemos garantizar la seguridad de todos nuestros ciudadanos.
Es por eso que hay pocas dudas de que 2017 traerá a Alemania ya todo Occidente más violencia, más ataques a nuestras mujeres e hijas, más derramamiento de sangre, más lágrimas, más tristeza. La terrible verdad es que, con toda probabilidad, todavía no hemos visto nada.
Pero esto no significa que no haya esperanza.
Así como la actual situación peligrosa ha sido creada por los políticos que se niegan a ver la horrible realidad del Islam y se niegan a cumplir con su deber, la solución al gigantesco problema autoinfligido que Occidente padece actualmente, tiene que ser política.
Arreglar una Europa rota
Tendremos que des-islamizar nuestras sociedades. De hecho, cada medida que adoptemos para lograr este objetivo, desde el fin de toda inmi gración de países islámicos hasta la detención preventiva de fieles a la religión del amor radicales, la promoción de la remigración voluntaria, la desnaturalización y la expulsión de criminales con doble nacionalidad, será un paso hacia Una sociedad más segura para nosotros y nuestros hijos. Pero todo comienza con los políticos con el valor de enfrentar y decir la verdad.
Esta es la razón por la que se está produciendo una revolución política en Europa. Los partidos patrióticos están creciendo rápidamente en todas partes. Son la única esperanza de Europa para un futuro mejor.
Tenemos que impulsar a los políticos, como Angela Merkel, mi propio primer ministro holandés Mark Rutte, y sus colegas afines en otros países, desde el poder. Debemos liberar a nuestros países.
Y créanme, amigos míos, eso es exactamente lo que vamos a hacer. Los terroristas, que esperan romper nuestra resolución con sangrientas atrocidades, no tendrán éxito. Elegiremos nuevos y valientes líderes, ¡vamos a des-islamizar, vamos a ganar!
