En Italia no se habla de otra cosa y los políticos están bastante preocupados, casi asustados. No es para menos, porque el más fulgurante fenómeno político de los últimos años es un movimiento que se llama, directamente, «¡A tomar por trastero!». Los políticos, se entiende. Pero todos, sin excepción. Izquierda, derecha, centro. Borrón y cuenta nueva. El volcánico cómico genovés Beppe Grillo, que lleva años canalizando el hartazgo del italiano corriente ante un país que es un desastre, cristalizó el sábado la desesperación nacional en una convocatoria bautizada 'Vaffanculo day' ('El día de a tomar por trastero'). Es decir, el día para gritar por fin a los políticos que se vayan todos a la porra. Resultado: recogió 300.000 firmas en 200 ciudades en una mañana.
Grillo, una especie de Michael Moore italiano, pedía 50.000 firmas para presentar una propuesta de ley con tres medidas: impedir que se presenten a las elecciones políticos con condenas (ahora son el 10%, pero esto en Italia es normal), prohibir que hagan más de dos legislaturas (contra la política como forma de vida) y establecer la elección directa de diputados, sin listas cerradas. Sólo con los dos primeros requisitos, el Congreso pasaría de 630 a 181 diputados.
El resto del artículo aquí.
Y yo me pregunto: ¿pasaría aquí lo mismo o todavía no se ha llegado al umbral de hartazgo necesario?
Grillo, una especie de Michael Moore italiano, pedía 50.000 firmas para presentar una propuesta de ley con tres medidas: impedir que se presenten a las elecciones políticos con condenas (ahora son el 10%, pero esto en Italia es normal), prohibir que hagan más de dos legislaturas (contra la política como forma de vida) y establecer la elección directa de diputados, sin listas cerradas. Sólo con los dos primeros requisitos, el Congreso pasaría de 630 a 181 diputados.
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