Dilema en la política monetaria

BLICHON

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Dilema en la política monetaria: El BCE y la Fed se enfrentan a la crisis crediticia


La crisis financiera ha estallado este verano con la difícil situación del mercado de hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos, concedidas a ciudadanos de bajo nivel adquisitivo. El problema por el que atraviesa el sector de estas hipotecas conocidas como subprime surge del alto grado de impagos que han registrado en los últimos meses. Para ser más concretos, la jovenlandesesidad en estos productos financieros se ha disparado hasta el 13,77% al final del primer trimestre. Y esta situación ha provocado la quiebra de las entidades que han prestado estas hipotecas, como New Century. Además, la crisis subprime está provocando un terremoto en la cotización de los productos derivados relacionados con las hipotecas, a los que están expuestos bancos de todo el mundo. Esta situación ha puesto en duda la solidez de algunas instituciones financieras de ese país y de Europa.

Así, el pasado 23 de junio, los inversores Wall Street temblaron después de que se conociera que dos hedge funds de Bear Stearns podían estar en problemas por su inversión en bonos de hipotecas basura. Era la primera sacudida. Era tan sólo el comienzo deuna crisis que ya ha afectado a más de 100 empresas, entre ellas gigantes bancarios como BNP Paribas, UBS y Goldman Sachs, e incluso empresas ajenas a la financiación como las cadenas de comercio Wal Mart o Home Depot.

La crisis también tendrá potenciales consecuencias en el crecimiento de la economía estadounidense, como ha reconocido la Reserva Federal (Fed) del país. Pero también influirá en la actividad más allá de las fronteras del Estado norteamericano. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha reconocido que puede revisar "levemente" a la baja su previsión del crecimiento económico mundial para 2007, por la reciente crisis de los mercados globales. "Somos conscientes de que los riesgos aumentaron. No sería sorprendente un cierto efecto sobre el crecimiento y sobre la valorización de ese riesgo. Los mercados se están ajustando y pasan por una corrección”, ha declarado el director gerente de ese organismo, el español Rodrigo Rato.

“Estamos en un proceso de reevaluación global al alza de los riesgos de crédito. Un proceso del que se ha venido advirtiendo en los últimos meses (años) que era necesario y positivo con una visión de medio plazo, pero que en el corto plazo puede hacer pagar a justos por pecadores”, indica José Ramón Díez Guijarro, profesor de entorno económico de la escuela de negocios española Instituto de Empresa, para advertir de las caídas que ha sufrido y podrán sufrir las bolsas de todo el mundo.

Reacciones a la crisis

El Banco Central Europeo (BCE) fue el primero en salir en ayuda de los mercados con una macroinyección de liquidez superior a los 150.000 millones de euros entre el jueves 9 y el viernes 10 de agosto, ante la profunda sequía del mercado de crédito, que llevó a la gestora BNP a cerrar tres fondos de inversión. Desde aquel momento, el BCE ha prestado más de 350.000 millones de euros de efectivo extra, para evitar una crisis de liquidez en el mercado interbancario. Y, aunque la institución ha conseguido calmar los tipos de interés del mercado a un día y a una semana, los tipos más largos como los de un mes y tres meses permanecen en cotas extraordinariamente altas.



Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos movió una importante ficha el 17 de agosto. La Fed bajó por sorpresa medio punto, hasta el 5,75%, el tipo de descuento al que presta a los bancos. Además, el organismo inyectó 6.000 millones de dólares (4.443 millones de euros) más en el sistema para cubrir las necesidades crediticias de los bancos, con lo que, desde el 9 de agosto, había proporcionado 94.000 millones de dólares (69.605 millones de euros) en préstamos interbancarios.

Altina Sebastián González, profesora de finanzas de la Universidad Complutense de Madrid, explica que las inyecciones de liquidez realizadas el pasado mes de agosto por el BCE y la Fed “tuvieron como objetivo evitar el desplome de los mercados bursátiles y reducir la volatilidad desatada a raíz de los problemas asociados a las hipotecas subprime en EEUU, así como minimizar su eventual impacto negativo sobre la economía real”. La docente cree que la inyección de liquidez era “imprescindible”, y por lo tanto los bancos centrales “han actuado de forma adecuada”, sin embargo cree que “la gestión de la crisis por parte de la Fed no ha estado exenta de claroscuros”.

Sebastián comenta que “las manifestaciones públicas de su presidente, Ben Bernanke, durante la primera quincena del pasado mes de agosto no contribuyeron a tranquilizar a los mercados. Así, al concluir su última reunión de política monetaria, el 7 de agosto, éste confirmó que su principal preocupación seguía siendo la inflación. 10 días después, sin embargo, tuvo que ceder a la presión del mercado bajando la tasa de descuento en medio punto porcentual, y reconocer que la crisis hipotecaria representaba una amenaza para la economía. A lo largo de esos días, ciertamente Bernanke infraponderó las necesidades de liquidez del sistema financiero y la magnitud real de la crisis inmobiliaria”.



Política monetaria

El BCE y la Fed han actuado ante la situación que está viviendo es sistema crediticio y las bolsas, sin embargo todavía no han decidido que camino tomar respecto a los tipos de interés. Hasta el momento, el organismo europeo ha reiterado en múltiples ocasiones que el principal objetivo de su política monetaria era mantener controlada la inflación en la zona euro, lo que le ha llevado a subir los tipos de interés hasta el 4% actual. En la misma línea, el banco central estadounidense ha comunicado en sus últimas reuniones mensuales que su principal preocupación era que "la inflación no se modere en línea con las previsiones", dejando en un segundo plano la situación del crecimiento económico del país. En este caso, esta postura se ha traducido en una estabilidad de las tasas oficiales en el 5,25% durante el último año. Ante el nuevo escenario económico, los analistas creen que ambas entidades han cambiado ya su postura y sus preferencias.

José Ramón Díez Guijarro señala que “el primer objetivo de los bancos centrales debe ser recuperar la confianza en el sistema financiero, además de intentar que la liquidez llegue a la parte de los mercados financieros donde prácticamente se ha secado. Eso es necesario para poder valorar las posiciones y, por tanto, para saber el alcance de la crisis”. A partir de ahora, añade, “los bancos centrales se enfrentan una vez más a un riesgo de ‘moral-hazard’. Si se 'pasan' en el rescate al mercado, eso incentivará otra vez la toma de posiciones arriesgadas en cuanto amaine el temporal. De manera que podemos seguir enlazando burbujas que antes o después provocarán una recesión mundial. Esa parece la tentación en la que está a punto de caer la Fed y no olvidemos que las bajadas en 1998 terminaron dando alas a la burbuja bursátil que explotó poco tiempo después”, explica.

Para Sergio R. Torassa, profesor de finanzas ESCI-Universidad Pompeu Fabra, “la gran preocupación debe estar en 'apagar el fuego' atacando el principal motivo de incertidumbre: la potencial jovenlandesesidad asociada al crédito de baja calidad, uno de cuyos exponentes son las hipotecas subprime”. No obstante, Torassa cree que “este objetivo inmediato debe compatibilizarse con el del crecimiento económico”. Y argumenta: “No hay nada que tenga uno efecto más devastador sobre el consumo que la perspectiva de perder el trabajo. Desde siempre, la actividad económica y la jovenlandesesidad han ido de la mano luego una ralentización de la primera conlleva un aumento de la segunda”.



Los analistas vieron en el descenso de tipo de descuento de la Fed la antesala de una bajada de tipos a corto plazo. Pero la verdadera postura del organismo ante la crisis no se ha dejado ver hasta el pasado 31 de agosto, cuando su presidente, Ben Bernanke, dio un discurso en el simposio anual de la Fed en Jackson Hole, Estado de Wyoming.



Bernanke aseguró que "actuará como sea necesario" para limitar los daños de la crisis de las hipotecas basura al crecimiento económico. "El comité sigue vigilando esta situación y actuará como sea necesario para limitar los efectos adversos en la economía en general que puedan surgir del desorden de los mercados financieros”, aclaró.

Sin embargo, el presidente de la Fed advirtió que "no es, o no debería ser, responsabilidad de la institución proteger a los prestamistas e inversores de las consecuencias de sus decisiones financieras", aunque admitió que la evolución de los mercados puede tener consecuencias sobre el conjunto de la economía, que repercutan sobre aquellos que se encuentran fuera del mercado, y "la Fed debe tener en cuenta esos efectos al determinar su política". A pesar de ello, Bernanke reconoció que la crisis de los mercados podría tener perniciosos en la economía general.



Previsiones


Tras estas palabras, el mercado ve más cercana la posibilidad de que la Fed baje los tipos de interés en su próxima reunión, que se celebrará el 18 de septiembre. ¿Cuánto lo hará? Según se desprende del último informe elaborado por American Express Funds, el banco central estadounidense llevará a cabo un recorte de entre 25 y 50 puntos básicos en su próxima reunión con el objetivo de fijar los tipos federales en el 4,75% a finales de año, frente al 5,25% actual.

Los pronósticos sobre los tipos de interés en EEUU están plagados de incertidumbre ya que como señala Altina Sebastián, “los operadores no acaban de entender a Ben Bernanke, cuyo estilo dista mucho de su predecesor Alan Greenspan”. La profesora de la Universidad Complutense recuerda que hasta la reunión de principios de agosto, el actual presidente reafirmaba su compromiso con el control de la inflación. “Greenspan, en cambio, en su momento, apostó por dar un rol predominante a la estabilidad de los mercados financieros. Por otro lado, Bernanke se ha centrado en los pronósticos de la Fed para los siguientes trimestres, mientras que cuando los mercados se debilitaban, Greenspan solía enfatizar su discurso en torno a las condiciones del momento, lo que permitía realizar cambios rápidos en las políticas”, compara.



Lo que espera el mercado del BCE es que mantenga los tipos de interés en el 4% a la espera de acontecimientos. Las previsiones, se basan, al igual que en el caso de la Fed, en la última comparecencia pública del máximo dirigente de la entidad, Jean Claude Trichet. El banquero francés apareció en la 22ª edición de la conferencia anual de Asociación Económica Europea, que se celebraba en Budapest (Hungría) para decir a los inversores que la entidad está "valorando los riesgos para la estabilidad de precios en el medio plazo" y que tomará su decisión en la reunión que mantendrá el consejo de gobierno del banco el 6 de septiembre y no antes.

Previamente, la entidad había señalado cuando explicaba sus inyecciones de liquidez al mercado que manteníasu actitud de "fuerte vigilancia" respecto a la inflación a la que hizo mención tras su reunión de agosto. El BCE viene utilizando esta expresión para anunciar un encarecimiento del precio del dinero en la siguiente reunión, por lo que muchos analistas lo interpretaron como una señal de que subiría los tipos un cuarto de punto hasta el 4,25%, tal y como tenía previsto, y a pesar de la 'tormenta' financiera.

Pero en la señalada comparecencia pública, Trichet evitó utilizar esa expresión yreconoció que el escenario actual es muy diferente al existente en la reunión de agosto. El mercado ha interpretado esta actitud como una indicación de que en esta ocasión el BCE está indeciso sobre qué dirección tomar ante la crisis crediticia.


Todas las posibilidades abiertas



“Frente a la Fed, me parece más correcta la postura del BCE, que aún contribuyendo a la estabilización del sistema financiero a corto plazo, parece que no ha cambiado la senda de actuación de cara al medio plazo”, opina José Ramón Díez Guijarro. Es decir, añade, “mientras no tenga claro que la inestabilidad reciente va a incidir en sus previsiones de crecimiento e inflación a medio plazo no cambiará sus objetivos de tipos para los próximos meses”.

El profesor de economía de Instituto de Empresa cree que “es como si entre la Fed y el BCE hubiera divergencias en los efectos de lo ocurrido en agosto sobre la economía real”. Díez Guirrajo advierte que los dos no pueden tener razón a la vez. “En este sentido, mis previsiones son que la Fed bajará los tipos de interés en 50-75 puntos básicos en los dos próximos meses, mientras el BCE no los elevará en septiembre, pero sí en el último trimestre del año hasta el 4,50%”, añade.

Sergio R. Torassa cree que, en general, “si la confianza de los inversores no se restablece, es altamente probable que los bancos centrales se vean obligados a recortar los tipos de interés para evitar el contagio de la incertidumbre de los mercados hacia las decisiones de consumo y de inversión de las familias”. “Hoy por hoy, esta posibilidad es más bien pequeña pero no debe descartase si nuevos elementos de riesgo aparecen en el horizonte”, advierte.

“En este escenario, la mayor dificultad reside en que la forma de lograr el objetivo no se complace con actuaciones que priorizan el medio plazo sobre el momento presente. Las autoridades monetarias deben ser rápidas en la actuación, precisas en sus declaraciones y coherentes para ganar la confianza de los inversores y promover el ordenado funcionamiento de los mercados”, concluye el profesor de la Universidad Pompeu Fabra.

http://wharton.universia.net/index.cfm?fa=whatshot&language=spanish