Nefersen
Nuncio Apostólico
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Sé muchos estaréis de acuerdo conmigo en que Rajoy tiene cara de atontado, de medio lelo. Pero si uno lo juzga al hombre por sus resultados, resulta sorprendentemente astuto. Y también es cierto eso de su proverbial manejo de los tiempos.
A la chiquita callando pasó de ser el mandado de Aznar, con la guardia de corps vigilando la guardería, a aprovechar su primer fracaso personal en la urnas, no para dimitir, sino para cepillarse a dicha guardia y colocar a sus chicas. Cuando tuvo que hacerlo, y aún perdiendo unas segundas elecciones, fue capaz de hacerle cara a la gran Esperanza, de mantener a raya a los nuevos aspirantes, dominando el rumbo libre de sus barones y consiguiendo que no le abandonasen sus votantes en los injustos tiempos del No a la Guerra y el Prestige para justificar la exclusión política, los tiempos del cordón sanitario del pacto nacional-socialista del Tinell.
Después supo navegar las procelosas horas del Gurtel mediático y dar una imagen de lealtad personal sin mancharse con el escándalo. Con paciencia y sin griteríos, haciendo uso de una paciencia demoníaca, desgastó al fraudulento Zapatero hasta impulsarlo a su suicidio político.
Al no atacarlo -como le pedía a gritos y le criticaba la derecha- el astuto Rajoy conseguía que el electorado de izquierda no se movilizara en contra suya, sino que simplemente abandonase la fe en su líder ZP. (Aquella imagen tenebrosa, de Jose Luis subiendo solo una escalera, porque nadie en su partido quería salir en la foto con él; qué tristeza más grande la soledad del fracaso).
Por su parte, el "fracasado" Rajoy ganó las elecciones con la mayoría más amplia jamás disfrutada por el PP. LLeva un año en el Gobierno y ha hecho más reformas que el presidente anterior en ocho años, y de entrada, ha conseguido controlar el déficil desbocado mientras que la caída de PIB es mucho menor que la pronosticada por los agoreros.
Hay muchas cosas que supuestamente se atribuyen a la torpeza de Rajoy, como, por ejemplo, no entrar a saco con la administración. Pero, ¿qué haría Maquiavelo en este situación? Tienes cuatro años para gobernar. Si el primer año echas a los empleados públicos y cierras el senado para ahorrar -medidas populistas- , la castuza se te rebela y te moviliza la protesta, aunque la gente lo habrá olvidado en unos meses.
En cambio, si el primer año metes el tajo en donde más duele, IVA, sanidad, educación, en cuatro años se habrá olvidado también. Y si unos meses antes de las próximas elecciones, le metes el tajo a los políticos, partidos y sindicatos, y además bajas el IVA, las medidas populistas te hacen subir, y ya nadie recuerda tus "mentiras". "Dije que iba a bajar los impuestos y así lo he hecho" podrá decir tan campante...
Nadie recuerda al ZP de las ayudas de 400 euros y el matrimonio lgtb, sino al malo de los recortes a los funcionarios y la ley antitabaco. Un ejemplo de uso pésimo de los tiempos. Rajoy, por el contrario, se está mostrando hábil, al menos políticamente. No toca demasiado a los partidos y sindicatos -de momento- para evitar un enfrentamiento que le amargue la acción política -digamos que los tiene comprados y calladitos criticando "a la Merkel"- mientras él hace el trabajo más duro. Cuando lleguen los tiempos de cifras positivas de empleo, sacando pecho saca de paso el cuchillo y rebana el cuello a los nacionalistas con una reforma centralista que está ya caliente en la conciencia española, pero que Rajoy hábilmente dilata para hacerla más deseable y, de paso, limpiarse las manos sobre su posible desenlace -pues se lo ha exigido la opinión pública, aparentemente.
Otra estrategia temporal.
Aprietas el IVA al principio, acostumbras a la empresa española a competir con todo en contra. Los sueldos se ajustan por narices. Contentas a los sedientos banqueros y consigues que de este modo se fíen del país, que demuestra así su espíritu de sacrificio. Se abre el crédito, y en ese momento, al segundo o tercer año de legislatura, bajas impuestos, bajas IVA, y consigues una reactivación. El efecto es relativo, es decir, la gente compara de estar mal a estar mejor, y es todo un logro. Así te garantizas cifras "positivas" en las cercanías del año electora. Si estas medidas las ejecutase ahora, -como muchos le piden en la derecha, sin tomar en cuenta los tiempos políticos- las medidas de reactivación podrían fallar, la desconfianza de los mercados se agravarían -al no percibir sacrificios- y te queda sin balas en la recámara.
Así que para mí está claro. O es un simple muy listo, o la casualidad lo hace proseguir una senda milagrosa donde no para de ganar elecciones (pese a los recortes), y de verse hundir a la oposición sin tener ni que soplarles.
Otra cosa que me queda claro es que, si es voluntario, opera con la mente puesta en el pragmatismo de la política, la capacidad efectiva de hacer cosas en un país concreto con un parlamento concreto, y no se pierde en idearios fantasiosos que no pueda llevar a la práctica por falta de tiempo o condiciones. En fin, la otra cara de la moneda del Iluminado de León.
Quizá otros hayan analizado a este personaje con más precisión. Rajoy el misterioso. El lgtb tapado, el hombre gris a la sombra del jefe. Menudo peligro. Para mí que mis nietos aún le andarán votando como le salga la jugada a medias, y que va como poco para 12 años, modelo Felipe. Marianismo, se llamará para entonces a su régimen de prosperidad y buen gobierno de administrador de fincas, sin imaginación pero con rigor y predictibilidad. ¿No es bastante para este país de mulos?
Por otro lado, el otro día lo vi caminando junto a Aznar, y el enanito del bigote parecía un bufón nervioso al lado de una hombre alto y majestuoso, quizá un tanto altivo, pero no carente de cierta vetusta solemnidad. Parecía un presidente -quizá uno de esos de antaño, de la restauración- pero no dejaba de aportar una imagen solvente y con más presencia que el mismísimo Aznar, ése que antaño parecía su amo y señor. Ahora ya no me queda tan claro si este personaje de Rajoy no movía más en la sombra de lo que pensamos, ya desde entonces, y supo eliminarse a los demás herederos cuando le tocó "a dedo" la designación. ¿El dedo de quién? ¿Quizá el de su propia logia? Ummm, todo es un misterio con este hombre.
Por último el caso catalán. Cualquiera diría que ante una afrenta política semejante, hay que actuar con firmeza y contestar a Mas lo que se merece. Sin embargo, Rajoy le quita importancia -no siguiéndole el juego "histórico" al iluminado de nuevo cuño- y habla con educación y cordura a la verdadera cataluña - el 70% que no votó el estatut- y hace que sea Europa quien le baje los humos al sedicioso. Todo sin escándalo y sin buscar el fácil enfretamiento de nacionalismos interior y periférico. Astuto y efectivo. Todo otro paso sería complicadísimo de gestionar en esta situación. De paso, aprovecha el debate para aunar esfuerzos en el resto del país, sacando los recortes de las portadas sustituidas por el asunto emocional -pero intrascendente- de la españolidad o no de cataluña -algo así como debatir la consustancialidad de Dios, Cristo y Espíritu Santo. El pueblo ve a su presidente ocupado de cosas "serias" sin atender a bobadas identitarias tapa-corruptelas. El Mas, aparte de insolidario, queda como un irresponsable psicótico -en fin, como lo que es. Lo hace retratarse, sin hacerle la oposición, lo que lo convertiría en un héroe ante los suyos. Desgastado, el destino de Mas es ser devorado por el propio monstruo que ha despertado, que lo culpabilizará de crear falsas expectativas. La empresa catalana -Unió- lo degradará por hacerles perder cuota de mercado en el extranjero (España) sin conseguir nada a cambio. Por tanto, Mas es un hombre muerto caminando desde el día que Rajoy no le dijo ni que no ni que sí a la financiación, sino todo lo contrario.
Vaya vaya con el simple de Rajoy. Menos mal que es simple, que si no...
Como otro célebre gallego de pocas luces... ¿Cómo se llamaba ése señor que entró para salvar una contingencia momentánea y se pasó 40 años en el poder? Paco Bahamonde, o algo así... No me acuerdo exactamente de su nombre, pero sé que era gallego también. Y muy simple, no hay más que verlo, con esa vocesita suave y esa pose de abuelete santurrón.
A la chiquita callando pasó de ser el mandado de Aznar, con la guardia de corps vigilando la guardería, a aprovechar su primer fracaso personal en la urnas, no para dimitir, sino para cepillarse a dicha guardia y colocar a sus chicas. Cuando tuvo que hacerlo, y aún perdiendo unas segundas elecciones, fue capaz de hacerle cara a la gran Esperanza, de mantener a raya a los nuevos aspirantes, dominando el rumbo libre de sus barones y consiguiendo que no le abandonasen sus votantes en los injustos tiempos del No a la Guerra y el Prestige para justificar la exclusión política, los tiempos del cordón sanitario del pacto nacional-socialista del Tinell.
Después supo navegar las procelosas horas del Gurtel mediático y dar una imagen de lealtad personal sin mancharse con el escándalo. Con paciencia y sin griteríos, haciendo uso de una paciencia demoníaca, desgastó al fraudulento Zapatero hasta impulsarlo a su suicidio político.
Al no atacarlo -como le pedía a gritos y le criticaba la derecha- el astuto Rajoy conseguía que el electorado de izquierda no se movilizara en contra suya, sino que simplemente abandonase la fe en su líder ZP. (Aquella imagen tenebrosa, de Jose Luis subiendo solo una escalera, porque nadie en su partido quería salir en la foto con él; qué tristeza más grande la soledad del fracaso).
Por su parte, el "fracasado" Rajoy ganó las elecciones con la mayoría más amplia jamás disfrutada por el PP. LLeva un año en el Gobierno y ha hecho más reformas que el presidente anterior en ocho años, y de entrada, ha conseguido controlar el déficil desbocado mientras que la caída de PIB es mucho menor que la pronosticada por los agoreros.
Hay muchas cosas que supuestamente se atribuyen a la torpeza de Rajoy, como, por ejemplo, no entrar a saco con la administración. Pero, ¿qué haría Maquiavelo en este situación? Tienes cuatro años para gobernar. Si el primer año echas a los empleados públicos y cierras el senado para ahorrar -medidas populistas- , la castuza se te rebela y te moviliza la protesta, aunque la gente lo habrá olvidado en unos meses.
En cambio, si el primer año metes el tajo en donde más duele, IVA, sanidad, educación, en cuatro años se habrá olvidado también. Y si unos meses antes de las próximas elecciones, le metes el tajo a los políticos, partidos y sindicatos, y además bajas el IVA, las medidas populistas te hacen subir, y ya nadie recuerda tus "mentiras". "Dije que iba a bajar los impuestos y así lo he hecho" podrá decir tan campante...
Nadie recuerda al ZP de las ayudas de 400 euros y el matrimonio lgtb, sino al malo de los recortes a los funcionarios y la ley antitabaco. Un ejemplo de uso pésimo de los tiempos. Rajoy, por el contrario, se está mostrando hábil, al menos políticamente. No toca demasiado a los partidos y sindicatos -de momento- para evitar un enfrentamiento que le amargue la acción política -digamos que los tiene comprados y calladitos criticando "a la Merkel"- mientras él hace el trabajo más duro. Cuando lleguen los tiempos de cifras positivas de empleo, sacando pecho saca de paso el cuchillo y rebana el cuello a los nacionalistas con una reforma centralista que está ya caliente en la conciencia española, pero que Rajoy hábilmente dilata para hacerla más deseable y, de paso, limpiarse las manos sobre su posible desenlace -pues se lo ha exigido la opinión pública, aparentemente.
Otra estrategia temporal.
Aprietas el IVA al principio, acostumbras a la empresa española a competir con todo en contra. Los sueldos se ajustan por narices. Contentas a los sedientos banqueros y consigues que de este modo se fíen del país, que demuestra así su espíritu de sacrificio. Se abre el crédito, y en ese momento, al segundo o tercer año de legislatura, bajas impuestos, bajas IVA, y consigues una reactivación. El efecto es relativo, es decir, la gente compara de estar mal a estar mejor, y es todo un logro. Así te garantizas cifras "positivas" en las cercanías del año electora. Si estas medidas las ejecutase ahora, -como muchos le piden en la derecha, sin tomar en cuenta los tiempos políticos- las medidas de reactivación podrían fallar, la desconfianza de los mercados se agravarían -al no percibir sacrificios- y te queda sin balas en la recámara.
Así que para mí está claro. O es un simple muy listo, o la casualidad lo hace proseguir una senda milagrosa donde no para de ganar elecciones (pese a los recortes), y de verse hundir a la oposición sin tener ni que soplarles.
Otra cosa que me queda claro es que, si es voluntario, opera con la mente puesta en el pragmatismo de la política, la capacidad efectiva de hacer cosas en un país concreto con un parlamento concreto, y no se pierde en idearios fantasiosos que no pueda llevar a la práctica por falta de tiempo o condiciones. En fin, la otra cara de la moneda del Iluminado de León.
Quizá otros hayan analizado a este personaje con más precisión. Rajoy el misterioso. El lgtb tapado, el hombre gris a la sombra del jefe. Menudo peligro. Para mí que mis nietos aún le andarán votando como le salga la jugada a medias, y que va como poco para 12 años, modelo Felipe. Marianismo, se llamará para entonces a su régimen de prosperidad y buen gobierno de administrador de fincas, sin imaginación pero con rigor y predictibilidad. ¿No es bastante para este país de mulos?
Por otro lado, el otro día lo vi caminando junto a Aznar, y el enanito del bigote parecía un bufón nervioso al lado de una hombre alto y majestuoso, quizá un tanto altivo, pero no carente de cierta vetusta solemnidad. Parecía un presidente -quizá uno de esos de antaño, de la restauración- pero no dejaba de aportar una imagen solvente y con más presencia que el mismísimo Aznar, ése que antaño parecía su amo y señor. Ahora ya no me queda tan claro si este personaje de Rajoy no movía más en la sombra de lo que pensamos, ya desde entonces, y supo eliminarse a los demás herederos cuando le tocó "a dedo" la designación. ¿El dedo de quién? ¿Quizá el de su propia logia? Ummm, todo es un misterio con este hombre.
Por último el caso catalán. Cualquiera diría que ante una afrenta política semejante, hay que actuar con firmeza y contestar a Mas lo que se merece. Sin embargo, Rajoy le quita importancia -no siguiéndole el juego "histórico" al iluminado de nuevo cuño- y habla con educación y cordura a la verdadera cataluña - el 70% que no votó el estatut- y hace que sea Europa quien le baje los humos al sedicioso. Todo sin escándalo y sin buscar el fácil enfretamiento de nacionalismos interior y periférico. Astuto y efectivo. Todo otro paso sería complicadísimo de gestionar en esta situación. De paso, aprovecha el debate para aunar esfuerzos en el resto del país, sacando los recortes de las portadas sustituidas por el asunto emocional -pero intrascendente- de la españolidad o no de cataluña -algo así como debatir la consustancialidad de Dios, Cristo y Espíritu Santo. El pueblo ve a su presidente ocupado de cosas "serias" sin atender a bobadas identitarias tapa-corruptelas. El Mas, aparte de insolidario, queda como un irresponsable psicótico -en fin, como lo que es. Lo hace retratarse, sin hacerle la oposición, lo que lo convertiría en un héroe ante los suyos. Desgastado, el destino de Mas es ser devorado por el propio monstruo que ha despertado, que lo culpabilizará de crear falsas expectativas. La empresa catalana -Unió- lo degradará por hacerles perder cuota de mercado en el extranjero (España) sin conseguir nada a cambio. Por tanto, Mas es un hombre muerto caminando desde el día que Rajoy no le dijo ni que no ni que sí a la financiación, sino todo lo contrario.
Vaya vaya con el simple de Rajoy. Menos mal que es simple, que si no...
Como otro célebre gallego de pocas luces... ¿Cómo se llamaba ése señor que entró para salvar una contingencia momentánea y se pasó 40 años en el poder? Paco Bahamonde, o algo así... No me acuerdo exactamente de su nombre, pero sé que era gallego también. Y muy simple, no hay más que verlo, con esa vocesita suave y esa pose de abuelete santurrón.
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