La hipótesis de Sapi-Whorf: Relativismo lingüistico o la importancia de la riqueza lingúistica.

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La idea central de la hipótesis de Sapir-Whorf es que el lenguaje afecta a la forma en que recordamos las cosas y la forma en que percibimos el mundo.

Existen dos conceptualizaciones:

Hipótesis whorfiana fuerte: La lengua de un hablante monolingüe determina completamente la forma en que éste conceptualiza, memoriza y clasifica la «realidad» que lo rodea (esto se da a nivel fundamentalmente semántico, aunque también influye en la manera de asumir los procesos de transformación y los estados de las cosas expresados por las acciones verbales). Es decir la lengua determina fuertemente el pensamiento del hablante.

Hipótesis whorfiana débil: La lengua de un hablante tiene cierta influencia en la forma que éste conceptualiza y memoriza la «realidad», fundamentalmente a nivel semántico. Esto significaría que a igualdad de todo lo demás pueden existir diferencias estadísticas significativas en la forma que dos hablantes de diferentes lenguas resuelven o enfocan ciertos problemas.

Esta idea idea se sustenta en creencias como que en la lengua hopi de los indios de Norte america no tienen, por ejemplo, palabras y contrucciones gramaticales que expresen tiempo, por ello Whorf concluyó que la percepción del tiempo de estas personas debe ser diferente a la nuestra.

Según mi libro de psicolingüística se acespta esta segunda hipótesis débil.

Las principales críticas a la hipotésis del relativismo lingüístico serían:

1.El «innatismo» de Noam Chomsky, que argumenta la existencia de un lenguaje-L que es igual para todos los miembros de la especie humana, interiorizado e innato, que constituye la facultad lingüística.

2.El «universalismo semántico» de Anna Wierzbicka, que sostiene la existencia de un sistema semántico universal, al cual se pueden traducir el de cada una de las lenguas naturales.


¿Creeis que la forma en que hablais determina vuestro "mundo"?
 
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miguelez

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Soy catalano-paralante y desde siempre he visto "poles" i "pols". Eso me ha abierto la mente.
 
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Cuanto más rico es un idioma, más capacidad existe y tienes de expresar tus pensamientos, como por ejemplo el alemán, es un idioma rico y los grandes filósofos modernos han sido alemanes.
 
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Cuanto más rico es un idioma, más capacidad existe y tienes de expresar tus pensamientos, como por ejemplo el alemán, es un idioma rico y los grandes filósofos modernos han sido alemanes.
Eso es evidente, así por ejemplo una tribu del amazonas tiene dificultades para contar ya que su idioma tiene solo los número uno y dos y despues "muchos".

Pero lo que se biene a explicar o entiendo yo por relativismo lingúistico es que como dice el autor cada grupo tendrá las mejores expresiones para su ambiente más cercano, así los esquimales tienen más expresiones para la palabra nieve que nosotros, (unas 12) o los ingleses dos palabras para "culpa" same y embarrassement que denota culpa y verguenza .. y así.
 
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Eso es evidente, así por ejemplo una tribu del amazonas tiene dificultades para contar ya que su idioma tiene solo los número uno y dos y despues "muchos".

Pero lo que se biene a explicar o entiendo yo por relativismo lingúistico es que como dice el autor cada grupo tendrá las mejores expresiones para su ambiente más cercano, así los esquimales tienen más expresiones para la palabra nieve que nosotros, (unas 12) o los ingleses dos palabras para "culpa" same y embarrassement que denota culpa y verguenza .. y así.
Por lo que dicha tribu del amazonas evidentemente tendrá muchas expresiones para la palabra selva, pir ejemplo, cosa que nosotros sólo tenemos una.
 

jlyv

Madmaxista
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Eso es evidente, así por ejemplo una tribu del amazonas tiene dificultades para contar ya que su idioma tiene solo los número uno y dos y despues "muchos".

Pero lo que se biene a explicar o entiendo yo por relativismo lingúistico es que como dice el autor cada grupo tendrá las mejores expresiones para su ambiente más cercano, así los esquimales tienen más expresiones para la palabra nieve que nosotros, (unas 12) o los ingleses dos palabras para "culpa" same y embarrassement que denota culpa y verguenza .. y así.
Sin acritud, pero Manolete, si no sabes, pa que te metes :roto2:

Shame on you; I guess you feel embarrassed right now...
 
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Los bilingües disponemos de mejor predisposición a entender otros idiomas de misma raíz, en el caso de catalanes tenemos más facilidades en francés, portugués, galego, italiano o rumano. A ver si encuentro el link de donde lo leí...
 

Cuak Cuak

Pato foril
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Esa hipótesis se la sugerí yo a un doctor en lingüística que conozco y me dijo que eso era una tontería como un templo (supongo que el tío lo diría por las teorías chomskianas posteriores). En cambio, hay estudios que demuestran que el cerebro del bilingüe de nacimiento tiene más neuronas en no recuerdo qué parte de la corteza... Además hay más críos superdotados hijos de padre que habla una lengua y madre que habla otra... Eso está archicomprobado.
 
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Sin acritud, pero Manolete, si no sabes, pa que te metes :roto2:

Shame on you; I guess you feel embarrassed right now...
Bueno no lo recordaba bien, shame indica más verguenza y culpa y embarrassemend más vergúenza, relacionadas con bochorno, es más utilizado en situaciones graciosas, meteduras de pata, etc ...
 
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Buscando he encontrado otra cosa:

Los idiomas entrenan el cerebro

Fuente: Castellano - La Página del Idioma Español = El Castellano - Etimología - Lengua española

Conocer una segunda o tercera lengua no sólo es útil para trabajar o viajar, sino que ayuda a mantener el cerebro en forma. Diversos estudios aseguran que al hablar más idiomas se mejora la capacidad de atención y hasta se atrasa el alzheimer. Ser políglota significa cuidarse en salud.

En el mundo hay más de 6.500 idiomas. Una auténtica torre de Babel. Si bien es imposible para cualquiera hablarlos todos, ampliar nuestros conocimientos lingüísticos es con toda seguridad una opción ganadora.

En un mundo cada vez más globalizado y ávido de comunicación, el saber desenvolverse en una realidad cultural tan heterogénea en distintas lenguas es un valor añadido de gran importancia. El reciente debate sobre incluir el inglés como asignatura obligatoria en las carreras universitarias va precisamente en este sentido. Pero ser políglota no es sólo una cuestión de tener un mejor currículum o de tener más facilidad para hacer amigos repartidos por el planeta. Aprender idiomas es un ejercicio muy saludable para nuestro cerebro. Así apuntan recientes investigaciones.

Científicos del University College de Londres detectaron, tras examinar a 105 personas de las que ochenta eran bilingües, que el conocer un segundo idioma altera en sentido positivo la estructura del cerebro, en concreto el área que procesa información. En particular, mejora la llamada plasticidad cerebral. Un poco como un ejercicio deportivo ayuda a potenciar los músculos. En efecto, el análisis con el escáner ha demostrado que la materia gris situada en la parte inferior de la corteza parietal era más densa entre los que hablaban una segunda lengua, sobre todo entre los que aprendieron el idioma desde pequeños.

El profesor de Psiquiatría de la Universidad de California de Los Ángeles Joaquín Fuster, que habla fluidamente seis idiomas, cree que si se quiere potenciar la memoria, es recomendable abandonar el cómodo monolingüismo ya que "con un segundo idioma se mejoran todas las funciones cognitivas, la atención, la percepción, la memoria, la inteligencia y el lenguaje". ¿Le parece excesivo?

En realidad, conocer idiomas supone una gimnasia cerebral muy completa. "Requiere la participación de muchas regiones del cerebro. Están implicadas las áreas clásicas del lenguaje, como la corteza izquierda temporal media, la corteza inferior frontal, así como un conjunto de regiones tradicionalmente asociadas al control cognitivo frontales y subcorticales", explica Antoni Rodríguez Fornells, profesor de la Universidad de Barcelona e investigador de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (Icrea).

Al ponerse en marcha gran parte de la maquinaria cerebral, se producen, de forma indirecta, efectos muy positivos en otras áreas. Así, "los niños bilingües destacan por tener una mejor capacidad de selección de las respuestas, una mayor habilidad para llevar a cabo tareas simultáneas, gracias a que consiguen evitar interferencias y controlar el comportamiento", dice Rodríguez Fornells. Albert Costa, profesor universitario y miembro del grupo de Neurociencia Cognitiva del Parc Científic de Barcelona, recuerda que "las personas que hablan dos lenguas tienen una mayor facilidad para focalizar su atención en aquello que consideran importante y prescindir de las informaciones que puedan interferir".

Sin embargo, hay que introducir algunos matices. Uno es el número de idiomas. Conocer diez lenguas no nos convertiría en genios de forma automática. Es más, con dos bastaría. La psicóloga Ellen Bialystok de la Universidad de York, en Canadá, reconoce que al hablar un idioma extranjero "se registra una mejor calidad de la atención para problemas complejos. Es como si pudiéramos concentrarnos mejor conduciendo en la carretera, evitando estar pendientes de otras informaciones que nos distraen". Sin embargo- apunta-, no hace falta convertirse en políglota para que nuestro cerebro mejore la plasticidad. "A partir del segundo idioma que se aprende, no se registran ulteriores beneficios en el cerebro".

La otra gran incógnita es la edad. Las investigaciones científicas no coinciden todas en este punto. Bialystok defiende que los idiomas sientan bien, tanto a los adultos como a los niños. Y eso porque el hecho de hablar dos lenguas "ayuda a equilibrar el envejecimiento del sistema nervioso". En particular, las investigaciones de Bialystok apuntan que en edad avanzada el aprendizaje de un idioma sería incluso muy provechoso y que la aparición del alzheimer "podría retrasarse hasta cuatro años".

Otra línea científica sostiene, en cambio, que si uno está familiarizado desde pequeño con una lengua extranjera tendrá mayores beneficios en su cerebro que un adulto que decida al cabo de unos años matricularse en un cursillo de idiomas. Andrea Mechelli, del University College de Londres, afirma que "quienes asimilan un idioma después de los 35 años sufrirían alteraciones positivas en el cerebro (respecto a un monolingüe), pero no de forma tan pronunciada como los que lo hacen de forma temprana". Se confirmaría pues el tópico de que un niño de tres años puede expresarse en portugués, francés o inglés, mientras que un cuarentón con años de estudios a menudo tan sólo consigue preguntar dónde está la parada de taxis.

¿Por qué cuesta tanto a los adultos aprender otro idioma? Paul Iverson, del Centro para la Comunicación Humana de Londres, asegura que la explicación reside en la experiencia de la lengua nativa, que «deforma la percepción y enseña a ignorar determinados sonidos». Un estudio publicado en la revista Nature hace unos años formulaba otra hipótesis: los adultos que aprenden un segundo idioma tendrían zonas separadas en el cerebro, en la llamada área de Broca, dedicadas a cada lenguaje. En cambio, los niños bilingües activarían la misma zona del cerebro, independientemente del idioma elegido.

Esta diferencia demostraría que con el paso de los años a las estructuras cerebrales les cuesta más acomodar más de un idioma. Éstas se hacen más rígidas e inmodificables, por lo que en la cabeza de una persona adulta debe establecerse otra estructura diferente para permitir el aprendizaje. En cambio, los bilingües, al usar la misma área cerebral, no se equivocarían porque en el núcleo caudado izquierdo, una zona del cerebro, se activaría como un interruptor, encendiendo el idioma adecuado en cada momento y apagando el otro.

No obstante, por mucho esfuerzo que se ponga en libros y manuales, la predisposición genética también influye. Un equipo de la Universidad de Northwestern de Chicago dirigido por Patrick Wong ha comprobado que la circunvolución de Heschl, una estructura cerebral que apenas supone el 0,2% del volumen total del cerebro, se relaciona con las habilidades lingüísticas y en particular con el reconocimiento de los sonidos primarios. Dicha estructura, que se encuentra a ambos lados del cerebro, tiene un tamaño que varía según las personas. Cuanto más grande, más talento. "Podría predecir la capacidad para aprender otra lengua", aseguran los investigadores.

Por ello, tampoco es positivo que los padres insistan para que el niño se convierta en políglota. Puede que las lenguas no le entren por ningún lado, debido a sus características cerebrales o incluso a las situaciones familiares. "Hay que tener presente el contexto emocional. No se puede forzar a un niño a aprender un idioma", advierte Fuster. De hecho, uno de los problemas más frecuentes es que los más pequeños acaben rechazando o confundiendo las distintas lenguas. De todas formas, hay que recordar que el bilingüismo (o trilingüismo o lo que fuera) tiene un coste, que es de tipo temporal. Una investigación llevada a cabo por Albert Costa asegura de que hay un pequeño retraso, de milésimas de segundos, en llevar a cabo determinadas actividades como por ejemplo hacer dibujos (hasta un 10% más lento que un monolingüe). Y en los niños, por supuesto, puede producirse un retraso en el habla.

Eso sí, se trata de un coste asumible con relación a los beneficios que se producen. Laura-Ann Petitto, del departamento de Psicología y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Darmouth en Estados Unidos, sostiene que «no se debería temer en los niños la contaminación entre lenguas, por el temprano acercamiento al bilingüismo». Sus hallazgos indican, en cambio, que cuanto antes se empiece, mejor: «Un acercamiento tardío a un segundo idioma restringe el aprendizaje y puede provocar que los niños no lleguen nunca a dominarlo completamente». Antoni Rodríguez Fornells afirma que los niños tienen hasta los nueve meses la posibilidad de aprender cualquier posible sonoridad o contraste fonológico, una capacidad que luego se pierde. Así, no habría que tardar si se quiere que los pequeños asimilen el nuevo idioma.

Y en cuanto a los adultos, nunca es demasiado tarde… salvo para los políticos. Adolfo Suárez, por ejemplo, nunca consiguió dominar un idioma extranjero. Y Leopoldo alopécico Sotelo nunca consiguió aprender inglés. Eso sí, lo entendía. Y corregía a su interprete cuando, en su opinión, se equivocaba. En castellano, claro.
 

spamrakuen

Será en Octubre
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Si os interesa el tema, os recomiendo que leais a Vygotsky y su teoria sobre la formacion de la conciencia a partir del lenguaje.
 

Rizzo

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Si os interesa el tema, os recomiendo que leais a Vygotsky y su teoria sobre la formacion de la conciencia a partir del lenguaje.
Aquí solo leemos literatura de penes y choleles! Ande vas a ir con Vygotsky!

Y Jean Piaget después no te joe!

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De acuerdo pero con matices, según mi manual de psicolingüistica los adultos tendrían igual o más capacidad de aprender un segundo idioma en cuanto se controlan variables como tiempo de aprendizaje (mayor en los niños) excepto en facilidad pronunciación y en aprendizaje de formas gramaticales.
 
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Si os interesa el tema, os recomiendo que leais a Vygotsky y su teoria sobre la formacion de la conciencia a partir del lenguaje.
Según Vigotsky la conciencia o pensamiento y el lenguaje se desarrollan de forma paralela aunque diferenciada, luego se produce una "fusión", pasando a ser el lenguaje el que controla el modo de pensar.
 

Kozak

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Yo creo en la hipótesis débil: el lenguaje influye en el modo de pensar.

Esto se ve incluso dentro de los hablantes de un mismo idioma: personas con un vocabulario más rico pueden comprender y expresar conceptos más complejos con facilidad que aquéllos con un vocabulario pobre. Estos últimos se ven obligados a usar perífrasis y circunloquios para, al final, expresar peor lo que quieren decir.

Lo que no creo es en el lenguaje-L de Chomsky, porque no explica la lengua de los Piraha brasileños. Y una teoría que no se ajusta a los hechos es una hez.