http://www.ft.com/intl/cms/s/0/48e6fa76-70bd-11e4-8113-00144feabdc0.html#axzz3JvYKte4R
Radical Left is right about Europe's debt
Let us assume that you share the global consensus view on what the eurozone should do right now. Specifically, you want to see more public-sector investment and debt restructuring.
Now ask yourself the ***owing question: if you were a citizen of a eurozone country, which political party would you support for that to happen? You may be surprised to see that there is not much choice. In Germany, the only one that comes close to such an agenda is Die Linke, the former Communists. In Greece, it would be Syriza; and in Spain, it would be Podemos, which came out of nowhere and is now leading in the opinion polls.
You may not consider yourself a supporter of the radical left. But if you lived in the eurozone and supported those policies, that would be your only choice.
What about Europe’s centre-left parties, the social democrats and socialists? Do they not support such an agenda? They may do so when they are in opposition. But once in government they feel the need to become respectable, at which point they discover their supply-side genes. Remember that, François Hollande, France’s president, explained the policy shift of his government by saying that supply creates demand.
Of the radical parties that have emerged recently, the one to watch is Podemos. It is still young, with an agenda in the making. From what I have read so far, it may be the one that comes the closest of all those in the eurozone to offering a consistent approach to post-crisis economic management.
In a recent interview, Nacho Alvarez, a senior member of the party’s economics team, laid out his programme with a refreshing clarity. The 37-year-old economics professor says the Spanish debt burden, both private and public, is unsustainable and needs to be reduced. That could include some combination of a renegotiation of interest rates, grace periods, debt rescheduling and a haircut. He also said Podemos’ goal was not to leave the eurozone – but that equally the party would not insist on membership at all costs. The aim is the economic wellbeing of the country.
To an outsider, that seems a balanced position. Not so in Spain. The establishment antiestéticars that this agenda will turn the country into a European version of Venezuela. But there is nothing controversial about the statement that if debt is unsustainable it needs to be restructured. Or that if the euro were to bring decades of suffering, it would be perfectly legitimate to question the eurozone’s institutions and policies.
The Podemos position recognises a simple truth about the eurozone in late 2014. It is logically inconsistent for the single currency to enter a secular stagnation and not restructure its debt. Since nothing is being done to avoid the former, there is a probability approaching 100 per cent of the latter happening.
Yet, for the moment, European governments keep playing the “extend and pretend” game. Where such a short-sighted strategy leads to can be seen in Greece. After six years of economic depression, the government finds itself in an acute political crisis. Syriza is leading in the polls, and stands a good chance of assuming power at the next general elections, possibly in 2015.
Spain is not yet at that juncture. Podemos might deprive the largest parties – the Popular party of Prime Minister Mariano Rajoy and the opposition Socialist party – of an absolute majority in next year’s elections. It might force the two into a German-style grand coalition – which would establish the new party as the main opposition.
The situation in Italy is different but no less serious. If Prime Minister Matteo Renzi fails to generate an economic recovery in his remaining three years in office, the opposition Five Star Movement would be in pole position to form the next government. Unlike Podemos, this is a truly radical party, a firm advocate of euro exit. So are the National Front in France and Germany’s Alternative für Deutschland.
What Podemos still needs to do is offer a coherent vision of life after a debt restructuring. It would be a good idea if the party organised itself at eurozone-level beyond its alliance with Syriza in the European Parliament, because that is where the relevant policy decisions are made. A debt resolution for Spain, necessary as it is, can only be the start of a wider policy shift.
The tragedy of today’s eurozone is the sense of resignation with which the establishment parties of the centre-left and the centre-right are allowing Europe to drift into the economic equivalent of a nuclear winter. It is a particular tragedy that parties of the hard left are the only ones that support sensible policies such as debt restructuring. The rise of Podemos shows that there is a demand for alternative policy. Unless the established parties shift their position, they will leave a big opening to the likes of Podemos and Syriza.
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Traducción (aprox)
"Asumamos que comparte la visión de consenso global sobre lo que la eurozona debería hacer ahora. Específicamente, quiere ver más inversión del sector público y una reestructuración de la deuda
Hágase ahora la siguiente pregunta: ¿si fuese ciudadano de un país de la eurozona, a qué partido político apoyaría para que eso suceda? Podría sorprenderle ver que no hay muchas opciones. En Alemania, el único que se acerca a esa agenda es Die Linke, los ex comunistas. En Grecia, sería Syriza y en España, podría ser Podemos, que salió de la nada y ahora lidera los sondeos de opinión.
Puede que no se considere un partidario de la izquierda radical. Pero si vive en la eurozona y apoya esas políticas, esa puede ser su única elección.
¿Qué pasa con los partidos de centro-izquierda europeos, los socialdemócratas y socialistas? ¿No apoyan esa agenda? Puede que lo hagan cuando están en la oposición. Pero una vez en el gobierno, sienten la necesidad de volverse respetables, momento en que descubren sus genes de la oferta. Recuerde que François Hollande, presidente de Francia, explicó el cambio de política de su gobierno diciendo que la oferta genera demanda.
De los partidos radicales que han emergido recientemente, el que debemos observar es Podemos. Aún es joven, con una agenda en construcción. Por lo que he leído hasta la fecha, puede ser el que esté más cerca en la eurozona a ofrecer una aproximación consistente a una gestión económica post-crisis.
En una entrevista reciente, Nacho Álvarez, un miembro relevante del equipo económico del partido, presentó su programa con una claridad refrescante. El profesor de economía de 37 años dice que el peso de la deuda, tanto privada como pública, es insostenible y necesita ser reducida. Eso puede incluir alguna combinación de renegociación de tasas de interés, periodos de carencia, una nueva agenda de la deuda y una reducción del valor de los activos. También dice que el objetivo de Podemos no era abandonar la eurozona – pero que el partido no insistirá en la permanencia cueste lo que cueste. El objetivo es el bienestar económico del país.
Para alguien que lo vea desde fuera, parece una postura equilibrada. En España no es así. El sistema teme que su agenda convierta el país en una versión europea de Venezuela. Pero no hay nada controvertido en la aseveración de que si la deuda es insostenible necesita ser reestructurada. O que si el euro va a traer décadas de sufrimiento, sería perfectamente legítimo cuestionarse las instituciones y políticas de la eurozona.
La posición de Podemos identifica una verdad sencilla sobre la eurozona a finales de 2014. Es una inconsistencia lógica para la moneda única entrar en un estancamiento secular y no reestructurar su deuda. Dado que no se está haciendo nada para evitar lo primero, hay una probabilidad que se aproxima al 100% de que suceda lo segundo.
Aún así, por el momento, los gobiernos europeos siguen jugando al juego de "dar largas y fingir". En el que una estrategia cortoplacista conduce a lo que hemos podido ver en Grecia. Después de seis años de depresión económica, el gobierno se encuentra en una aguda crisis política. Syriza lidera las encuestas y tiene una buena oportunidad de asumir el poder en las próximas elecciones generales, posiblemente en 2015.
España no está todavía en esa encrucijada. Podemos podría privar a los grandes partidos – el PP del presidente Rajoy y el opositor PSOE – de una mayoría absoluta en las elecciones del año que viene. Podría forzar a los dos a una gran coalición a la alemana – lo que consolidaría al nuevo partido como la principal oposición.
La situación en Italia es distinta, pero no menos seria. Si el primer ministro Matteo Renzi no consigue generar una recuperación económica en los tres años de mandato que le quedan, el movimiento de oposición Cinco Estrellas podría estar en la primera posición para formar el próximo gobierno. A diferencia de Podemos, este es un verdadero partido radical, un firme defensor de la salida del euro. También lo es el Frente Nacional en Francia y Alternative für Deutschland en Alemania.
Lo que aún tiene por hacer Podemos es ofrecer una visión coherente de la vida después de reestructurar la deuda. Sería una buena idea si el partido se organizase en toda la eurozona, más allá de la alianza con Syriza en el Parlamento Europeo, porque es donde se toman las decisiones políticas importantes. Una resolución de la deuda para España, por necesaria que sea, sólo puede ser el comienzo de un cambio de política más amplio.
La tragedia de la eurozona hoy es el sentimiento de resignación con el que los partidos de centro-izquierda y centro-derecha del sistema están permitiendo que Europa vaya a la deriva en el equivalente económico a un invierno nuclear. Es particularmente tráfico que los partidos de la izquierda dura sean los únicos que apoyen políticas sensibles como la reestructuración de la deuda. El auge de podemos muestra que hay una demanda de políticas alternativas. Si los partidos del sistema no cambian su postura, dejarán un gran espacio a gusto de Podemos y Syriza."
Radical Left is right about Europe's debt
Let us assume that you share the global consensus view on what the eurozone should do right now. Specifically, you want to see more public-sector investment and debt restructuring.
Now ask yourself the ***owing question: if you were a citizen of a eurozone country, which political party would you support for that to happen? You may be surprised to see that there is not much choice. In Germany, the only one that comes close to such an agenda is Die Linke, the former Communists. In Greece, it would be Syriza; and in Spain, it would be Podemos, which came out of nowhere and is now leading in the opinion polls.
You may not consider yourself a supporter of the radical left. But if you lived in the eurozone and supported those policies, that would be your only choice.
What about Europe’s centre-left parties, the social democrats and socialists? Do they not support such an agenda? They may do so when they are in opposition. But once in government they feel the need to become respectable, at which point they discover their supply-side genes. Remember that, François Hollande, France’s president, explained the policy shift of his government by saying that supply creates demand.
Of the radical parties that have emerged recently, the one to watch is Podemos. It is still young, with an agenda in the making. From what I have read so far, it may be the one that comes the closest of all those in the eurozone to offering a consistent approach to post-crisis economic management.
In a recent interview, Nacho Alvarez, a senior member of the party’s economics team, laid out his programme with a refreshing clarity. The 37-year-old economics professor says the Spanish debt burden, both private and public, is unsustainable and needs to be reduced. That could include some combination of a renegotiation of interest rates, grace periods, debt rescheduling and a haircut. He also said Podemos’ goal was not to leave the eurozone – but that equally the party would not insist on membership at all costs. The aim is the economic wellbeing of the country.
To an outsider, that seems a balanced position. Not so in Spain. The establishment antiestéticars that this agenda will turn the country into a European version of Venezuela. But there is nothing controversial about the statement that if debt is unsustainable it needs to be restructured. Or that if the euro were to bring decades of suffering, it would be perfectly legitimate to question the eurozone’s institutions and policies.
The Podemos position recognises a simple truth about the eurozone in late 2014. It is logically inconsistent for the single currency to enter a secular stagnation and not restructure its debt. Since nothing is being done to avoid the former, there is a probability approaching 100 per cent of the latter happening.
Yet, for the moment, European governments keep playing the “extend and pretend” game. Where such a short-sighted strategy leads to can be seen in Greece. After six years of economic depression, the government finds itself in an acute political crisis. Syriza is leading in the polls, and stands a good chance of assuming power at the next general elections, possibly in 2015.
Spain is not yet at that juncture. Podemos might deprive the largest parties – the Popular party of Prime Minister Mariano Rajoy and the opposition Socialist party – of an absolute majority in next year’s elections. It might force the two into a German-style grand coalition – which would establish the new party as the main opposition.
The situation in Italy is different but no less serious. If Prime Minister Matteo Renzi fails to generate an economic recovery in his remaining three years in office, the opposition Five Star Movement would be in pole position to form the next government. Unlike Podemos, this is a truly radical party, a firm advocate of euro exit. So are the National Front in France and Germany’s Alternative für Deutschland.
What Podemos still needs to do is offer a coherent vision of life after a debt restructuring. It would be a good idea if the party organised itself at eurozone-level beyond its alliance with Syriza in the European Parliament, because that is where the relevant policy decisions are made. A debt resolution for Spain, necessary as it is, can only be the start of a wider policy shift.
The tragedy of today’s eurozone is the sense of resignation with which the establishment parties of the centre-left and the centre-right are allowing Europe to drift into the economic equivalent of a nuclear winter. It is a particular tragedy that parties of the hard left are the only ones that support sensible policies such as debt restructuring. The rise of Podemos shows that there is a demand for alternative policy. Unless the established parties shift their position, they will leave a big opening to the likes of Podemos and Syriza.
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Traducción (aprox)
"Asumamos que comparte la visión de consenso global sobre lo que la eurozona debería hacer ahora. Específicamente, quiere ver más inversión del sector público y una reestructuración de la deuda
Hágase ahora la siguiente pregunta: ¿si fuese ciudadano de un país de la eurozona, a qué partido político apoyaría para que eso suceda? Podría sorprenderle ver que no hay muchas opciones. En Alemania, el único que se acerca a esa agenda es Die Linke, los ex comunistas. En Grecia, sería Syriza y en España, podría ser Podemos, que salió de la nada y ahora lidera los sondeos de opinión.
Puede que no se considere un partidario de la izquierda radical. Pero si vive en la eurozona y apoya esas políticas, esa puede ser su única elección.
¿Qué pasa con los partidos de centro-izquierda europeos, los socialdemócratas y socialistas? ¿No apoyan esa agenda? Puede que lo hagan cuando están en la oposición. Pero una vez en el gobierno, sienten la necesidad de volverse respetables, momento en que descubren sus genes de la oferta. Recuerde que François Hollande, presidente de Francia, explicó el cambio de política de su gobierno diciendo que la oferta genera demanda.
De los partidos radicales que han emergido recientemente, el que debemos observar es Podemos. Aún es joven, con una agenda en construcción. Por lo que he leído hasta la fecha, puede ser el que esté más cerca en la eurozona a ofrecer una aproximación consistente a una gestión económica post-crisis.
En una entrevista reciente, Nacho Álvarez, un miembro relevante del equipo económico del partido, presentó su programa con una claridad refrescante. El profesor de economía de 37 años dice que el peso de la deuda, tanto privada como pública, es insostenible y necesita ser reducida. Eso puede incluir alguna combinación de renegociación de tasas de interés, periodos de carencia, una nueva agenda de la deuda y una reducción del valor de los activos. También dice que el objetivo de Podemos no era abandonar la eurozona – pero que el partido no insistirá en la permanencia cueste lo que cueste. El objetivo es el bienestar económico del país.
Para alguien que lo vea desde fuera, parece una postura equilibrada. En España no es así. El sistema teme que su agenda convierta el país en una versión europea de Venezuela. Pero no hay nada controvertido en la aseveración de que si la deuda es insostenible necesita ser reestructurada. O que si el euro va a traer décadas de sufrimiento, sería perfectamente legítimo cuestionarse las instituciones y políticas de la eurozona.
La posición de Podemos identifica una verdad sencilla sobre la eurozona a finales de 2014. Es una inconsistencia lógica para la moneda única entrar en un estancamiento secular y no reestructurar su deuda. Dado que no se está haciendo nada para evitar lo primero, hay una probabilidad que se aproxima al 100% de que suceda lo segundo.
Aún así, por el momento, los gobiernos europeos siguen jugando al juego de "dar largas y fingir". En el que una estrategia cortoplacista conduce a lo que hemos podido ver en Grecia. Después de seis años de depresión económica, el gobierno se encuentra en una aguda crisis política. Syriza lidera las encuestas y tiene una buena oportunidad de asumir el poder en las próximas elecciones generales, posiblemente en 2015.
España no está todavía en esa encrucijada. Podemos podría privar a los grandes partidos – el PP del presidente Rajoy y el opositor PSOE – de una mayoría absoluta en las elecciones del año que viene. Podría forzar a los dos a una gran coalición a la alemana – lo que consolidaría al nuevo partido como la principal oposición.
La situación en Italia es distinta, pero no menos seria. Si el primer ministro Matteo Renzi no consigue generar una recuperación económica en los tres años de mandato que le quedan, el movimiento de oposición Cinco Estrellas podría estar en la primera posición para formar el próximo gobierno. A diferencia de Podemos, este es un verdadero partido radical, un firme defensor de la salida del euro. También lo es el Frente Nacional en Francia y Alternative für Deutschland en Alemania.
Lo que aún tiene por hacer Podemos es ofrecer una visión coherente de la vida después de reestructurar la deuda. Sería una buena idea si el partido se organizase en toda la eurozona, más allá de la alianza con Syriza en el Parlamento Europeo, porque es donde se toman las decisiones políticas importantes. Una resolución de la deuda para España, por necesaria que sea, sólo puede ser el comienzo de un cambio de política más amplio.
La tragedia de la eurozona hoy es el sentimiento de resignación con el que los partidos de centro-izquierda y centro-derecha del sistema están permitiendo que Europa vaya a la deriva en el equivalente económico a un invierno nuclear. Es particularmente tráfico que los partidos de la izquierda dura sean los únicos que apoyen políticas sensibles como la reestructuración de la deuda. El auge de podemos muestra que hay una demanda de políticas alternativas. Si los partidos del sistema no cambian su postura, dejarán un gran espacio a gusto de Podemos y Syriza."
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