El precio de la demagogia

  • Autor del tema ARIEL BOLUDOVSKY
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A

ARIEL BOLUDOVSKY

Guest
El precio de la demagogia
GEES

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa Presos
de su pasado, agobiados por las consecuencias de un populismo sin
escrúpulos que se vuelve contra ellos, los miembros del Gobierno se
ven obligados a lidiar con el problema que más temía Bono, la caída
de un helicóptero en Afganistán con la pérdida de su tripulación y
pasaje.

Rodríguez Zapatero ha hecho de las cuestiones relativas a la política
de seguridad uno de los temas claves para captar votos. No ha tenido
pudor a la hora de jugar con los sentimientos de la población ni con
el prestigio internacional de España. La gestión socialista de la
crisis del Yakolev o de la retirada de Irak representan una lacra en
nuestra historia reciente, un triste ejemplo de falta de madurez.

Zapatero aceleró la salida de Irak por temor a no tener argumentos a
la altura del 30 de junio para escapar y por miedo a sufrir bajas. Han
tratado de hacer de la presencia en Afganistán un mecanismo de
compensación con el socio norteamericano, pero ni éste se ha dado por
satisfecho ni aquellas lejanas tierras son más seguras que la antigua
Mesopotamia.

Puede estar seguro el Gobierno de que muchos ciudadanos jamás haremos,
en circunstancias como éstas, lo que el Partido Socialista hizo y
volvería a hacer si no fuera porque ahora está al frente de la
Nación.

Cualquier acción propia de unas Fuerzas Armadas implica riesgo, porque
su cometido no es otro que el ejercicio de la fuerza en defensa de la
soberanía y los intereses nacionales. Si el helicóptero cayó por
razones técnicas o como resultado de un misil tierra-aire, esos
profesionales estaban allí sirviendo lealmente a su patria y como tal
deben ser reconocidos. Las Fuerzas Armadas no son una ONG, por mucho
que Bono se empeñe con la colaboración de algunos militares. Nuestros
ejércitos están en Afganistán para sacar a un país del islamismo y
tratar de situarlo en el marco de un estado de derecho. Una misión
difícil y peligrosa que hay que asumir tal como es. Repetir que es
una Operación de Paz en el marco de Naciones Unidas no resta
peligrosidad al trabajo cotidiano de nuestros conciudadanos.

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa. Pero eso
no es lo más importante. Sea cual fuere la causa por la que el
helicóptero cayó, el ministro Bono -que prefiere morir a dar de baja de la suscripción de la vida, el
adalid del bienestar de nuestros hombres de uniforme- tiene pendiente
explicar a la ciudadanía si el contingente español destinado en
Afganistán está dotado de los medios técnicos necesarios para
cumplir su misión sin incurrir en más riesgos de los inevitables; si
los helicópteros que España ha desplegado son los adecuados. El
pasado 29 de abril ya tratamos este tema desde estas mismas páginas,
alertando sobre los problemas que nuestro contingente tenía con la
flotilla de helicópteros, las pegas del ministro para que volaran y
las presiones norteamericanas para que se incrementase su actividad.
Como hemos referido con anterioridad, en el Ministerio de Defensa se
venía comentado el miedo que el señor ministro tenía a las
consecuencias políticas de la caída de un helicóptero en
Afganistán, un hecho probable dadas sus características.

La defensa española no necesita de ejercicios populistas, de lavados
de cara ni de cambios de identidad. Las Fuerzas Armadas son ejércitos
entrenados para el combate y esa es su grandeza. Necesitan medios
apropiados y la reivindicación política y social de la
importantísima labor que se les ha encomendado.

Diecisiete miembros del Ejército de Tierra, entre los que se
encuentran oficiales, suboficiales y soldados, han muerto en acción.
Merecen nuestro reconocimiento y gratitud, porque estaban en
Afganistán luchando por los intereses de todos los españoles. Sus
familias pueden estar seguras de que muchos españoles somos
conscientes de cuál era su auténtica vocación, del sacrificio que
hicieron y de la necesidad que nuestra democracia tiene de soldados
como ellos.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
 
P

P E D R O

Guest
Verdaderamente es muy difícil encontrar una interpretación más rastera de
los hechos, y un aprovechamiento más indecente de las circunstancias en una
acción cuyos pasos posteriores no admiten comparación.
Pero no me sorprenderé; ya ayer el impresentable Zaplana apuntó en esa
dirección ruin, como no podía ser de otra manera.
Aunque estoy seguro de que faltan aún aportaciones en ese sentido que de
nuevo darán la talla moral que todos esperamos y suponemos en sus autores.
Al tiempo.
Saludos
P E D R O

"ARIEL BOLUDOVSKY" <boludovsky@hotmail.co.il> escribió en el mensaje
news:1124262137.427262.16390@g47g2000cwa.googlegroups.com...

El precio de la demagogia
GEES

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa Presos
de su pasado, agobiados por las consecuencias de un populismo sin
escrúpulos que se vuelve contra ellos, los miembros del Gobierno se
ven obligados a lidiar con el problema que más temía Bono, la caída
de un helicóptero en Afganistán con la pérdida de su tripulación y
pasaje.

Rodríguez Zapatero ha hecho de las cuestiones relativas a la política
de seguridad uno de los temas claves para captar votos. No ha tenido
pudor a la hora de jugar con los sentimientos de la población ni con
el prestigio internacional de España. La gestión socialista de la
crisis del Yakolev o de la retirada de Irak representan una lacra en
nuestra historia reciente, un triste ejemplo de falta de madurez.

Zapatero aceleró la salida de Irak por temor a no tener argumentos a
la altura del 30 de junio para escapar y por miedo a sufrir bajas. Han
tratado de hacer de la presencia en Afganistán un mecanismo de
compensación con el socio norteamericano, pero ni éste se ha dado por
satisfecho ni aquellas lejanas tierras son más seguras que la antigua
Mesopotamia.

Puede estar seguro el Gobierno de que muchos ciudadanos jamás haremos,
en circunstancias como éstas, lo que el Partido Socialista hizo y
volvería a hacer si no fuera porque ahora está al frente de la
Nación.

Cualquier acción propia de unas Fuerzas Armadas implica riesgo, porque
su cometido no es otro que el ejercicio de la fuerza en defensa de la
soberanía y los intereses nacionales. Si el helicóptero cayó por
razones técnicas o como resultado de un misil tierra-aire, esos
profesionales estaban allí sirviendo lealmente a su patria y como tal
deben ser reconocidos. Las Fuerzas Armadas no son una ONG, por mucho
que Bono se empeñe con la colaboración de algunos militares. Nuestros
ejércitos están en Afganistán para sacar a un país del islamismo y
tratar de situarlo en el marco de un estado de derecho. Una misión
difícil y peligrosa que hay que asumir tal como es. Repetir que es
una Operación de Paz en el marco de Naciones Unidas no resta
peligrosidad al trabajo cotidiano de nuestros conciudadanos.

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa. Pero eso
no es lo más importante. Sea cual fuere la causa por la que el
helicóptero cayó, el ministro Bono -que prefiere morir a dar de baja de la suscripción de la vida, el
adalid del bienestar de nuestros hombres de uniforme- tiene pendiente
explicar a la ciudadanía si el contingente español destinado en
Afganistán está dotado de los medios técnicos necesarios para
cumplir su misión sin incurrir en más riesgos de los inevitables; si
los helicópteros que España ha desplegado son los adecuados. El
pasado 29 de abril ya tratamos este tema desde estas mismas páginas,
alertando sobre los problemas que nuestro contingente tenía con la
flotilla de helicópteros, las pegas del ministro para que volaran y
las presiones norteamericanas para que se incrementase su actividad.
Como hemos referido con anterioridad, en el Ministerio de Defensa se
venía comentado el miedo que el señor ministro tenía a las
consecuencias políticas de la caída de un helicóptero en
Afganistán, un hecho probable dadas sus características.

La defensa española no necesita de ejercicios populistas, de lavados
de cara ni de cambios de identidad. Las Fuerzas Armadas son ejércitos
entrenados para el combate y esa es su grandeza. Necesitan medios
apropiados y la reivindicación política y social de la
importantísima labor que se les ha encomendado.

Diecisiete miembros del Ejército de Tierra, entre los que se
encuentran oficiales, suboficiales y soldados, han muerto en acción.
Merecen nuestro reconocimiento y gratitud, porque estaban en
Afganistán luchando por los intereses de todos los españoles. Sus
familias pueden estar seguras de que muchos españoles somos
conscientes de cuál era su auténtica vocación, del sacrificio que
hicieron y de la necesidad que nuestra democracia tiene de soldados
como ellos.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
 
M

Miguelangel

Guest
Delirante.

Los mismos que cambiaron los cadáveres para quedar bien delante de la
tele diciendo que todo iba rápido y bien, los mismos que se ahorraban
los duros en los aviones para gastárselos en medallas para el polvo
cósmico, los mismos que se mofaron de las familias de los muertos.....

esos mismos, echándoles la culpa a la entonces oposición de hacer las
cosas mal !!!!!!!!!!

Delirante.

Bueno, delirante no. Joputesco.

Y aún se extrañan de estar en la oposición.

A mí lo que me extraña es que Juan Pueblo no los haya desterrado de por
vida. Con ralea así, el aire se vuelve irrespirable.

--

Miguelangel :: postalnet@msn.com

La Asociación de Internautas ha sido condenada
al "canon" de 36.ooo euros por hablar en libertad
contra los nuevos corsarios de la SGAE
Puedes hacer algo o quedarte callado, tu eliges.
http://www.internautas.org/donaciones.php



ARIEL BOLUDOVSKY escribió:
> El precio de la demagogia

[...]

La memoria
> de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa
 
F

floppy

Guest
De verdad, sigo diciendo que tú estás enfermo, te lo digo muy en serio, no
sé como eres capaz de hacer ese tipo de reflexiones tan mezquinas y
rastreras, a la par de mentirosas, te lo pido por favor, visita a un
sicologo cuanto antes
"argentino videloso"
 
C

Constantino

Guest
Pienso que tras la retirada de Irak, nuestros soldados nada tenían que hacer
tampoco en Afganistán y que por tanto, sus muertes fueron totalmente inútiles,
ya que ni defendían intereses españoles ni su labor allí tiene el menor interés
para España y sus ciudadanos.
Tras el enfrentamiento de Zapatero con EEUU, la cooperación militar en
Afganistán es totalmente absurda y fuera de lugar. Las vidas que allí se pierdan
serán tristemente a causa de la estupidez e ineptitud de un individuo perversos
y carroñero que lo único que le preocupa es aferrarse al sillón.
Constantino


"ARIEL BOLUDOVSKY" <boludovsky@hotmail.co.il> escribió en el mensaje
news:1124262137.427262.16390@g47g2000cwa.googlegroups.com...

El precio de la demagogia
GEES

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa Presos
de su pasado, agobiados por las consecuencias de un populismo sin
escrúpulos que se vuelve contra ellos, los miembros del Gobierno se
ven obligados a lidiar con el problema que más temía Bono, la caída
de un helicóptero en Afganistán con la pérdida de su tripulación y
pasaje.

Rodríguez Zapatero ha hecho de las cuestiones relativas a la política
de seguridad uno de los temas claves para captar votos. No ha tenido
pudor a la hora de jugar con los sentimientos de la población ni con
el prestigio internacional de España. La gestión socialista de la
crisis del Yakolev o de la retirada de Irak representan una lacra en
nuestra historia reciente, un triste ejemplo de falta de madurez.

Zapatero aceleró la salida de Irak por temor a no tener argumentos a
la altura del 30 de junio para escapar y por miedo a sufrir bajas. Han
tratado de hacer de la presencia en Afganistán un mecanismo de
compensación con el socio norteamericano, pero ni éste se ha dado por
satisfecho ni aquellas lejanas tierras son más seguras que la antigua
Mesopotamia.

Puede estar seguro el Gobierno de que muchos ciudadanos jamás haremos,
en circunstancias como éstas, lo que el Partido Socialista hizo y
volvería a hacer si no fuera porque ahora está al frente de la
Nación.

Cualquier acción propia de unas Fuerzas Armadas implica riesgo, porque
su cometido no es otro que el ejercicio de la fuerza en defensa de la
soberanía y los intereses nacionales. Si el helicóptero cayó por
razones técnicas o como resultado de un misil tierra-aire, esos
profesionales estaban allí sirviendo lealmente a su patria y como tal
deben ser reconocidos. Las Fuerzas Armadas no son una ONG, por mucho
que Bono se empeñe con la colaboración de algunos militares. Nuestros
ejércitos están en Afganistán para sacar a un país del islamismo y
tratar de situarlo en el marco de un estado de derecho. Una misión
difícil y peligrosa que hay que asumir tal como es. Repetir que es
una Operación de Paz en el marco de Naciones Unidas no resta
peligrosidad al trabajo cotidiano de nuestros conciudadanos.

No deja de sorprender que la mayor preocupación de Zapatero y Bono en
estos momentos sea identificar correctamente los cadáveres. La memoria
de su vergonzoso comportamiento en la crisis del Yakolev pesa. Pero eso
no es lo más importante. Sea cual fuere la causa por la que el
helicóptero cayó, el ministro Bono -que prefiere morir a dar de baja de la suscripción de la vida, el
adalid del bienestar de nuestros hombres de uniforme- tiene pendiente
explicar a la ciudadanía si el contingente español destinado en
Afganistán está dotado de los medios técnicos necesarios para
cumplir su misión sin incurrir en más riesgos de los inevitables; si
los helicópteros que España ha desplegado son los adecuados. El
pasado 29 de abril ya tratamos este tema desde estas mismas páginas,
alertando sobre los problemas que nuestro contingente tenía con la
flotilla de helicópteros, las pegas del ministro para que volaran y
las presiones norteamericanas para que se incrementase su actividad.
Como hemos referido con anterioridad, en el Ministerio de Defensa se
venía comentado el miedo que el señor ministro tenía a las
consecuencias políticas de la caída de un helicóptero en
Afganistán, un hecho probable dadas sus características.

La defensa española no necesita de ejercicios populistas, de lavados
de cara ni de cambios de identidad. Las Fuerzas Armadas son ejércitos
entrenados para el combate y esa es su grandeza. Necesitan medios
apropiados y la reivindicación política y social de la
importantísima labor que se les ha encomendado.

Diecisiete miembros del Ejército de Tierra, entre los que se
encuentran oficiales, suboficiales y soldados, han muerto en acción.
Merecen nuestro reconocimiento y gratitud, porque estaban en
Afganistán luchando por los intereses de todos los españoles. Sus
familias pueden estar seguras de que muchos españoles somos
conscientes de cuál era su auténtica vocación, del sacrificio que
hicieron y de la necesidad que nuestra democracia tiene de soldados
como ellos.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
 
P

P E D R O

Guest
¡Anda yaaaaa!
P E D R O

"Constantino" <jgc290@wanadoo.es> escribió en el mensaje
news:ddvc0q$nog$1@news.ya.com...

> Pienso que
 
R

Roberto Conde

Guest
Buf, se expande el imperio neonlineconservador. GEES=FAES=Versión
española del aparato mediático Murdochiano. Encima se libran de
impuestos. Ríete de Polanco.