La desobediencia inteligente

Raulisimo

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Alguna vez los perros fueron lobos. En algún momento, sin embargo, debieron extraer alguna ventaja de su amistad cooperativa con los seres humanos. Si comienzo con esta observación es porque uno de los ejemplos más profundos de esa amistad con los que me he encontrado es la idea de “desobediencia inteligente.” Un perro lazarillo entrenado para practicar la llamada “desobediencia inteligente” es capaz de contravenir la voluntad de su compañero humano cuando se encuentra con una orden que pone en peligro a éste (por ejemplo, cuando la persona ciega se dispone a cruzar un semáforo en verde mientras aún pasan coches) Al animal-guía se le ha enseñado a tomar una decisión alternativa precisamente para salvaguardar a su protegido.

La idea asombrosa de una “desobediencia inteligente” animal habría hecho las delicias del vegetariano Erasmo o del ermitaño Thoreau, ilustres desobedientes y observadores de la naturaleza humana, no como una esencia inamovible, sino como algo que refleja el resto de los seres vivos y a la inversa. Una larga tradición de pensamiento nos ha habituado a identificar el mundo de los animales con el reino de la obediencia ciega, frente a la libertad de conciencia exhibida orgullosamente por el ser humano. Pero las fronteras no son tan claras. Si la desobediencia inteligente nos muestra un inesperado ejercicio de libertad en el mundo animal, otro gran desobediente, La Boètie, nos enseñó que su opuesto, la servidumbre voluntaria, basada en la costumbre o el temor, también habita en las profundidades del corazón humano.

Los sucesos en la playa de Melilla, las llamadas “devoluciones en caliente” y otros cientos de acontecimientos que se producen a diario nos fuerzan a pensar (y cada vez lo harán más) sobre los límites de la obediencia y, en segundo lugar, sobre la desobediencia como concepto límite. Frente a las inacabables noticias de las personas que se ahogan a diario en las rutas mortales de la inmi gración forzada en el Mediterráneo, acude a la mente otra imagen muy diferente, sucedida en el mismo mar, que recogió hace unos meses la prensa. Un pescador italiano de Lampedusa, dueño de un bar y de una barca, rescató a los náufragos de una patera, pese a la terrible ley italiana que lo sanciona. En la breve entrevista a la que respondió no se podía contener en tan pocas palabras una idea tan importante “Si el gobierno me quiere meter en la guandoca que lo haga” dijo “¿Cómo voy a ver ahogarse a un hombre delante de mí sin hacer nada?” El mismo mar, entre dos mundos que son uno sólo. El mismo espacio, piensa uno, dividido por percepciones incomunicadas entre sí. Como expresa perfectamente Jacques Rancière en El Desacuerdo es “la contradicción de dos mundos alojados en uno solo” el mundo en el que unos cuentan como seres humanos y otros no.

No es mi intención juzgar hechos desde una cómoda posición externa. Existe un momento de absoluta soledad y angustia en la decisión ética. El miedo es tan humano que no pienso que se pueda hacer recaer todo el peso en las personas que intuitivamente creemos que deberían haber desobedecido. Aun así, aunque el momento de la decisión (ayudar, no ayudar) sea individual, solitario, el origen de esta disyuntiva no lo es. El comportamiento de estas personas es, ante todo, indicativo de una situación estructural, la existencia de normas injustas que producen un conflicto interno de obediencia. Eso nos concierne a todos los que observamos estos hechos, espectadores implicados a fin de cuentas. Cuando una norma olvida que su sentido es expresar una relación justa entre seres humanos, esa norma se vuelve vacía, dura como un diamante, dura lex, aunque carente de sentido, porque su acatamiento se rige por una terrible tautología: “obedece, porque debes obedecer.” Pero si la fuente del Derecho está en algún sitio más allá de ella misma, y más allá de la fuerza, seguramente emana de la propia suspensión que los seres humanos son capaces de hacer de ella cuando se encarna en normas injustas.

Quien juzga cómo comportarse en una situación límite está radicalmente solo en el momento de tomar su decisión, a menudo presionado por el miedo. El miedo ante normas injustas usurpa entonces el papel ideal del legislador justo y coloca al ser humano en una angustiosa disyuntiva, que muchas veces se racionaliza con expresiones tales como “no tenía opción”, “eran las órdenes”. Pero los que vemos las imágenes no estamos al margen. Es la sociedad la que aplaude o castiga obediencias y desobediencias; es esta misma sociedad la que debe “acompañar.” o la que deja solo, al “desobediente razonado” en su denuncia de la norma injusta. Planteémonos si el ejemplo del pescador no nos muestra que a veces la desobediencia no es una opción, sino un imperativo. Un paradójico imperativo como sería el de “Debes desobedecer”. Los tiempos presentes, con su proliferación de normas injustas, nos fuerzan cada vez más a su formulación.

Ya hemos visto que la inteligencia no es privativa del ser humano, si por ella entendemos la capacidad de discernir, de juzgar el caso particular. Pero además de la inteligencia los seres humanos poseen un rasgo añadido: la compasión, que en su origen es la capacidad de compartir lo sensible, lo corporal, con otros. Me gustaría pensar que hay alguna continuidad secreta entre la desobediencia inteligente y una posible desobediencia compasiva, que las fronteras entre lo humano y el animal no sólo funcionan para animalizar a los otros sino también para ampliar la consideración de lo humano. No me estoy refiriendo a ningún tipo de humanismo caduco, sino a la fraternidad animal por la que unos y otros nos hacemos cargo del daño, de que antes de poder clamar por sus derechos con una voz articulada, el cuerpo de un ser puede ahogarse entre gritos de auxilio. Puede que nuestras leyes humanas, las que nos damos a nosotros mismos, sean nuestra segunda naturaleza. Pero por ello mismo, son un espejo donde mirarnos y decidir qué clase de animal humano somos unos para otros: compañeros o lobos.

Dominio público » Por una desobediencia compasiva
 

Raulisimo

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En política se llama "disciplina" de voto a lo que en realidad es obediencia ciega.¿Por qué unos señores en pleno uno de su sistema cognitivo, al menos así se les supone, someten su albedrío a las disposiciones impuestas no ya por la ciudadanía, o incluso por la voluntad de su partido, sino impuestas por un simple individuo autodesignado como su líder? ¿Mero capricho? ¿Torpeza intelectual? ¿Carencia de principios o de moral?

Tal vez, si las circunstancias fuesen otras, veríamos en perspectiva lo que dejamos hacer, con sorprendente ligereza, para que otros nos digan cual ha de ser nuestro destino. Tal vez nos falta perspicacia. Tal vez nos falta pericia, o sea quizá esa falta de coraje necesario que nos impide plantar cara en los momentos más decisivos en nuestra vida.

Nos dejamos llevar. Quizá eso sea bueno y quizá, como por el fluir de las olas en una playa lejana nos dejamos arrastrar a un indiscutible desenlace que aceptamos con alegría y sin remordimientos. Legamos nuestras preocupaciones ante aquellos a los que consideramos mejores que nosotros. Determinar qué debemos hacer es quizá demasiado pesado para unas vidas tan atribuladas como las de hoy. Siempre es más sencillo seguir la senda trazada y descubrir al final del camino lo que los demás nos tienen reservado.

Quizá somos felices así. :rolleye:

Sólo el tiempo lo dirá.
 

Raulisimo

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La sumisión estulta.
http://www.burbuja.info/inmobiliari...ntra-de-referendum-republica-o-monarquia.html

Es la primera vez que la Cámara baja debe pronunciarse de forma expresa respecto a una consulta sobre la forma de Estado que plantea el grupo de La Izquierda Plural.

El concepto de la república como forma de Estado ha quedado plasmado en no pocas ocasiones en los diarios de sesiones que registran los debates desarrollados en las diversas comisiones y en los plenos del Congreso de los Diputados, incluso durante las discusiones parlamentarias habidas en el proceso de elaboración de la actual Constitución de 1978.

Pero este martes será la primera vez que la Cámara baja deba pronunciarse expresamente sobre una moción del grupo La Izquierda Plural en la que se solicita la convocatoria de un referéndum para que el pueblo español se pronuncie entre monarquía o república como forma de Estado. La propuesta de este grupo será sometida a votación al final de la sesión plenaria que se celebrará por la tarde.

La moción es consecuencia de la interpelación urgente que planteó al Gobierno el diputado Alberto Garzón en la sesión de control del pasado miércoles. En esa ocasión intervino en nombre del Gobierno la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El debate no suscitó gran expectación en el Hemiciclo —a juzgar por la escasa presencia de diputados en sus escaños—, aunque generó un duro enfrentamiento entre el diputado Garzón y la número dos del Ejecutivo.

El parlamentario de izquierdas consideró que nunca se había sometido a la consideración popular el modelo de Estado ya que "con la Constitución la monarquía venía en el paquete. En aquellos momentos el debate era democracia o dictadura". En consecuencia, argumentó Garzón, es el momento adecuado para la celebración de un referéndum al respecto. "¿A qué tiene miedo el Gobierno?", se preguntó el diputado.

La vicepresidenta esgrimió en todo momento que la propuesta de la interpelación era "ilegal" y por lo tanto el Gobierno no puede contemplarla ya que va en contra de la Constitución. "Convenza a una mayoría de ciudadanos y entones lo plantea", dijo. Sin embargo, Garzón sostuvo que el artículo 92 de la Constitución permite que "las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos". Y añadió: "La monarquía en este país es corrupción".

La interpelación, un trámite parlamentario de control al Ejecutivo que se limita al debate político entre quien la plantea y el miembro del Gobierno que la responde, genera a la semana siguiente una moción que sí debe ser votada por el conjunto de la Cámara. La moción plantea puntos concretos sobre los que se insta al Gobierno para que los cumpla, siempre que sea aprobada por la mayoría de los parlamentarios presentes en la votación.

La moción de la Izquierda Plural plantea la forma republicana como alternativa de regeneración y recuperación de valores éticos y sociales desaparecidos La moción redactada por La Izquierda Plural, que defenderá el propio Alberto Garzón mañana, insta al Gobierno a "hacer uso del artículo 92 de la Constitución Española de 1978, cuyo punto 1 establece que "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciduadanos". El referéndum tendría que ser convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados, "para que el pueblo español tenga la oportunidad de opinar sobre la forma política del Estado y elegir entre República o Monarquía".

La exposición de motivos de la moción reproduce en gran parte los argumentos expuestos por Garzón la semana pasada en la sesión de control y supone un duro alegato en contra del papel de la monarquía hasta el punto de afirmar que "tras la llamada Transición parece ser que esos buenos tiempos monárquicos han pasado a mejor vida". Y para ello relata "la trama de corrupción de Nóos que ha servido para acusar al entonces yerno real Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina de Borbón". También cita los episodios del rey en África que han hecho que su valoración ciudadana haya descendido al 4,8 en 2011, suspendiendo por primera vez, y dos años después a una nota de 3,68.

El parlamentario de La Izquierda Plural hace también un análisis del grave deterioro económico y social sufrido por la ciudadanía española en los últimos años, que atribuye a unas prácticas políticas que han castigado a la mayoría de la sociedad por la connivencia de élites económicas y políticos corruptos. Frente a ello, plantea la forma republicana como alternativa de regeneración y recuperación de valores éticos y sociales desaparecidos.

Tras la defensa de la moción el resto de grupos parlamentarios tienen la opción de intervenir para fijar sus respectivas posiciones y explicar el sentido del voto que emitirán sus parlamentarios. En este trámite no hay posibilidad de entablar debates entre unos portavoces y otros, pero, en cambio, se exponen argumentos a favor o en contra del contenido de la moción sometida a votación.

http://www.burbuja.info/inmobiliaria/politica/571906-votacion-historica-forma-de.html

http://www.burbuja.info/inmobiliari...undamento-democratico-disciplina-de-voto.html
 
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