Las empresas de recolocación, expectantes ante la sequía de despidos masivos

Condor

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Sea o no un espejismo, los datos del paro parecen haberse estancado y con ellos se están ralentizando algunos de los negocios surgidos al calor de la crisis. Uno de ellos, los procesos de recolocación obligatoria en los grandes ERE, está llegando al final de su camino. Una vez finalizada la restructuración en algunos sectores de la economía, estas empresas se plantean cómo reorientar un negocio nacido para sobrevivir cuando peor lo pasan las empresas de su alrededor.

Las compañías dedicadas a la recolocación tienen que estar muy atentas a la situación de aquellas entidades en problemas que tengan en previsión despedir a más de 50 trabajadores. "Una de dos: o haces una prospección muy profunda del mercado o tienes que tener un chivatazo", explica a ZoomNews una fuente del sector. "Una vez que la noticia de un ERE ha salido en los periódicos ya es demasiado tarde para nosotros", agrega.

La proliferación de empresas que gestionaban ERE desató una guerra de precios en el sector

Un juego con fuego, ya que si bien hay algunas empresas que pueden pagar bonus por recolocación, otras, si han hecho el ERE, es porque tenían dificultades de liquidez, por lo tanto, hay problemas con los pagos. Además, el aumento de los procesos conllevó una mayor oferta de empresas del sector, que en muchas ocasiones sólo ofrecían servicios a un coste inferior, aunque también con una menor calidad, lo que ha generado una guerra de precios en el sector.

El proceso de recolocación goza de distintas fases. En primer lugar se realiza un perfil del trabajador despedido, que éste se conozca a sí mismo para saber sus puntos fuertes y débiles. Después, se realizan talleres de formación en los que se les enseña, entre otras cosas, cómo escribir un currículum adecuado o cómo buscar empleo. Finalmente, se realiza una fase de intermediación laboral en la que algunas empresas aprovechan sus contactos para ofrecer algunas ofertas al candidato.

El futuro parado muchas veces acepta un despido voluntario sin el plan de recolocación, a cambio de recibir una cantidad extra en su finiquito

La obligatoriedad de la recolocación en los grandes procesos ha provocado que algunas empresas hayan aprovechado la situación para reorientar su negocio hacia estas grandes restructuraciones. "A lo largo de estos últimos años hemos reforzado nuestra estructura, implantado nuevos procesos y contenidos para dar respuesta a las necesidades de los candidatos", explica a ZoomNews Orestes Wensell, director general de Lee Hecht Harrinson, del grupo Adecco.

Aunque las empresas que realicen un ERE de más de 50 trabajadores están obligadas por ley a proporcionar este plan, la picaresca entra en juego. El futuro parado muchas veces acepta un despido voluntario sin el plan de recolocación, a cambio de recibir una cantidad extra en su finiquito, tal y como explican fuentes del sector.

Sin embargo, la ausencia de esta planificación puede suponer al final un inconveniente a la hora de buscar trabajo. Muchas de las bajas que se producen son en puestos de trabajo en los que se ha permanecido durante años sin actualizar la formación. Los datos de recolocación, según explica a este diario Marcos Huergo, director general de la empresa GRI, se sitúan entre un 30 y un 40% en los primeros seis meses, y en un 60% a los nueve meses. "Hay empresas de menos de 50 trabajadores que lo promueven pese a que no sea obligatorio", agrega Huergo.

Por su parte, desde Lee Hecht Harrinson se afirma que estos procesos "ayudan a reducir el tiempo medio de recolocación en más de un 50% respecto a aquellos profesionales que no lo desarrollan. El tiempo medio de recolocación en 2013 se situó en 6,4 meses".
El final de una era

Un sector que voló con éxito sobre las alas de la crisis, se encuentra al final del camino, toda vez que el paro se está estancando. "El comienzo de este ejercicio [2014] se ha notado, porque ha descendido el número de despidos colectivos. Se está llegando al final de la restructuración en sectores como el financiero", explica Huergo. Desde Lee Hecht Harrinson se señala que el descenso se ha notado "ligeramente", aunque cree que estos procesos han venido para quedarse. "Las reorganizaciones se han convertido en una fase más en el ciclo de viva de las empresas, necesaria para mantener organizaciones dinámicas y flexibles", agrega Wensell.

Huergo (GRI): "El comienzo de este ejercicio se ha notado, porque ha descendido el número de despidos colectivos"

Una vez concluida la fase de ERE en las grandes empresas, le toca pasar la crisis a estas empresas de recolocación. De esta manera, trabajadores externos, que se encontraban en algunas de estas empresas como apuntalamiento ante el exceso de despidos en otros sectores, están comenzando a abandonar las empresas de recolocación. Por su parte, estas tienden a revalorizar sus actividades precedentes. De esta manera, vuelven a aparecer los planes de recolocación individuales destinados a directivos, o a la espera del relanzamiento del sector público: "Es un punto que tiene que despegar en los próximos tiempos", explica Huargo.

En definitiva, un eterno retorno, tal y como explican desde otra empresa que prefiere guardar el anonimato: "El mercado ha cambiado. Estábamos orientados a perfiles más potentes, como directivos. Por coyuntura del mercado, nos pasamos a hacer estas recolocaciones masivas y, al final, hemos tenido que volver de donde veníamos".

Estábamos orientados a perfiles más potentes, como directivos. Por coyuntura del mercado, nos pasamos a hacer estas recolocaciones masivas y, al final, hemos vuelto a nuestro origen"

Desde la filial de Adecco, se observa el futuro de los procesos de recolocación con algo más de esperanza, sobre todo en lo que respecta a procesos más pequeños. "Prevemos que a medio largo plazo la demanda de los servicios de recolocación se incrementarán en las desvinculaciones individuales y despidos colectivos que afecten a menos de 50 trabajadores, aunque no sea requisito legal, como sucede en otros países, acompañado de un proceso de ajuste en el número de proveedores de programas de recolocación", indican.

De cualquier modo, estas empresas afrontan un camino complicado si finalmente se consolidan los brotes verdes y se acaban los ERE. Sin embargo, puede que con la misma cintura que supieron tener para adaptarse en los malos tiempos, les sirva para afrontar un futuro con menos curvas.