Una crisis de ricos con graves consecuencias

El crash que ha sacudido a los mercados mundiales en las últimas 48 horas ha sido, principalmente, un ajuste de cuentas, una indigestión de excesos que se venía cociendo desde hacía meses y que antes o después iba a terminar saltando por los aires. Quizás ha sorprendido la brusquedad del desplome, pero no el problema de fondo, que en esta sección ya denunciamos en julio del pasado año, cuando se produjo el primer despido –el del consejero delegado de UBS- por mala gestión.

El asunto es que el mercado ha ajustado aquellas operaciones –la gran mayoría de las adquisiciones de los últimos años- que se habían hecho teniendo 100 euros y comprando por 500. Estas transacciones que habían permitido a auténticos desconocidos situarse en las primeras posiciones del ránking de popularidad –los Bañuelos, Nozaleda, Díaz de Mera, Godía, Portillo, Fernando y Antonio Martín, Luís del Rivero, Rafael Santamaría, Jacinto Rey, Sánchez Ramade, etcétera- gracias a maniobras financieras que poco tenían que ver con la gestión empresarial.

El mercado aplaudió su valentía sin examinar que todo se trataba de argucias bursátiles, con el respaldo de banqueros con poca experiencia en arenas movedizas y que se mataban entre ellos por prestar dinero a ex puertas por cuatro duros. Despeñarse era cuestión de tiempo porque si todo fuera tan fácil cualquier mortal emplearía los mismos métodos para hacerse rico y dejar de madrugar.

Por este motivo, la crisis actual tiene como víctimas principales a los millonarios, aquellos que confundieron crear valor con artes de magia. No es que los particulares no estén preocupados y sus 6.000 ó 60.000 euros de minusvalías latentes supongan el mayor de los agujeros para su maltrecha economía –hipotecas, subida de los alimentos, de la gasolina, etcétera-, pero tengan presente que los muertos de este crash van a ser más de panteones que de fosas comunes.

Vamos a tardar poco en ver destituciones de postín –miren a las cajas, donde ya se han cepillado a ocho presidentes o directores generales-, tanto en las grandes empresas como en la banca. Si los consejos de administración ejercen sus verdaderas funciones –aprobar o reprobar la gestión- y los accionistas reclaman sus derechos, más de uno debería irse a la calle cuanto antes.

La sangría va a ser mayor en las próximas semanas porque ya no hay forma de maquillar los disparates, al tiempo que la indignación entre el inversor particular aumentará cuando se conozcan los más que llamativos sueldos y remuneraciones variables que los que dirigen estos barcos a la deriva cobraron en 2007.

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pikatxu dijo:

Vamos a tardar poco en ver destituciones de postín –miren a las cajas, donde ya se han cepillado a ocho presidentes o directores generales-, tanto en las grandes empresas como en la banca. Si los consejos de administración ejercen sus verdaderas funciones –aprobar o reprobar la gestión- y los accionistas reclaman sus derechos, más de uno debería irse a la calle cuanto antes.

La sangría va a ser mayor en las próximas semanas porque ya no hay forma de maquillar los disparates, al tiempo que la indignación entre el inversor particular aumentará cuando se conozcan los más que llamativos sueldos y remuneraciones variables que los que dirigen estos barcos a la deriva cobraron en 2007.

http://www.bolsacinco.com/080123102429B5_trichet_rompe_tregua_bolsas_cogidas_alfileres.htm

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Vamos a tardar poco en ver destituciones de postín –miren a las cajas, donde ya se han cepillado a ocho presidentes o directores generales-, tanto en las grandes empresas como en la banca. Si los consejos de administración ejercen sus verdaderas funciones –aprobar o reprobar la gestión- y los accionistas reclaman sus derechos, más de uno debería irse a la calle cuanto antes.

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