Cinismo y fraude fiscal
Con la enésima información publicada sobre economía sumergida, volvió el debate clásico sobre este asunto y las posibles motivaciones para su existencia: la necesidad, los altos impuestos, la falta de control o simplemente la falta de ética. Probablemente todos ciertos, aunque posiblemente algunos más que otros.
Al hilo de esto y trasteando por los barómetros de opinión del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), me topé con el estudio sobre “opinión pública y política fiscal” publicado en julio de 2013. Este estudio ofrece una panorámica sobre la opinión de los ciudadanos en materia de impuestos y su relación con los servicios públicos. El estudio completo se puede ver en el siguiente enlace. Observando los resultados, uno puede entender algo mejor las motivaciones de los ciudadanos a la hora de evadir impuestos. Y entre ellos también está el cinismo de una parte importante de nuestra sociedad. Este hecho se muestra relacionando las respuestas a dos de las preguntas del cuestionario. Como siempre las imágenes hablan por sí solas.
Poner en relación estos dos resultados nos muestra uno de los problemas clásicos que nos afectan: la culpa de todo siempre la tiene otro. Un 87,9% de los encuestados dicen ser muy o bastante conscientes y responsables en el pago de sus impuestos. En cambio el 49,6% de los mismos piensan que el conjunto no lo es, con lo que hay un 38,3% de los encuestados reproducen el axioma: son “los españoles”, pero yo no. En muchos casos esto será cierto y a nadie se le escapa que ante la segunda pregunta el entrevistado tendrá tendencia a mentir.
Estos datos se pueden cruzar con otro estudio, el de “opiniones y actitudes fiscales de los españoles”, que realiza el Instituto de Estudios Fiscales. Es un clásico de los medios y les inserto directamente la evolución del rechazo al fraude fiscal durante los últimos años.
No hay nada como llevarnos ostras para ser conscientes de nuestros problemas y esta crisis parece haber concienciado a mucha gente sobre el tema del fraude. Por ello estamos en el mayor rechazo de la serie histórica, pero no debemos olvidar que hace no tanto (2007) hubo un 49% que justificaban de una u otra forma el fraude fiscal. La media de ese periodo de 17 años está en una justificación del fraude del 35,9%. ¿A que se parece mucho a ese 38,3% los cuales piensan que es cosa de los demás?
Aceptar cualquier trabajo con la crisis, las subidas de impuestos, que España duplique el número de contribuyentes por empleado de Hacienda de la media OCDE, legislación permisiva o paraísos fiscales… Independiente de otras consideraciones y debates relacionados, lo que parece claro es que en un país donde la economía sumergida representa 1/4 de su PIB hay un componente de falta de responsabilidad personal de sus ciudadanos muy notable. Pero ni tú ni yo tenemos la culpa, siempre es culpa de otro que nadie sabe quién es, pero es el que debe pagar los impuestos.
Con la enésima información publicada sobre economía sumergida, volvió el debate clásico sobre este asunto y las posibles motivaciones para su existencia: la necesidad, los altos impuestos, la falta de control o simplemente la falta de ética. Probablemente todos ciertos, aunque posiblemente algunos más que otros.
Al hilo de esto y trasteando por los barómetros de opinión del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), me topé con el estudio sobre “opinión pública y política fiscal” publicado en julio de 2013. Este estudio ofrece una panorámica sobre la opinión de los ciudadanos en materia de impuestos y su relación con los servicios públicos. El estudio completo se puede ver en el siguiente enlace. Observando los resultados, uno puede entender algo mejor las motivaciones de los ciudadanos a la hora de evadir impuestos. Y entre ellos también está el cinismo de una parte importante de nuestra sociedad. Este hecho se muestra relacionando las respuestas a dos de las preguntas del cuestionario. Como siempre las imágenes hablan por sí solas.
Poner en relación estos dos resultados nos muestra uno de los problemas clásicos que nos afectan: la culpa de todo siempre la tiene otro. Un 87,9% de los encuestados dicen ser muy o bastante conscientes y responsables en el pago de sus impuestos. En cambio el 49,6% de los mismos piensan que el conjunto no lo es, con lo que hay un 38,3% de los encuestados reproducen el axioma: son “los españoles”, pero yo no. En muchos casos esto será cierto y a nadie se le escapa que ante la segunda pregunta el entrevistado tendrá tendencia a mentir.
Estos datos se pueden cruzar con otro estudio, el de “opiniones y actitudes fiscales de los españoles”, que realiza el Instituto de Estudios Fiscales. Es un clásico de los medios y les inserto directamente la evolución del rechazo al fraude fiscal durante los últimos años.
No hay nada como llevarnos ostras para ser conscientes de nuestros problemas y esta crisis parece haber concienciado a mucha gente sobre el tema del fraude. Por ello estamos en el mayor rechazo de la serie histórica, pero no debemos olvidar que hace no tanto (2007) hubo un 49% que justificaban de una u otra forma el fraude fiscal. La media de ese periodo de 17 años está en una justificación del fraude del 35,9%. ¿A que se parece mucho a ese 38,3% los cuales piensan que es cosa de los demás?
Aceptar cualquier trabajo con la crisis, las subidas de impuestos, que España duplique el número de contribuyentes por empleado de Hacienda de la media OCDE, legislación permisiva o paraísos fiscales… Independiente de otras consideraciones y debates relacionados, lo que parece claro es que en un país donde la economía sumergida representa 1/4 de su PIB hay un componente de falta de responsabilidad personal de sus ciudadanos muy notable. Pero ni tú ni yo tenemos la culpa, siempre es culpa de otro que nadie sabe quién es, pero es el que debe pagar los impuestos.