Artículos de Santiago Niño Becerra (post oficial)

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eduenca

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Abro este post para incluir artículos publicados por este autor, Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.


Empezaremos con la serie "Septiembre", la cual fue publicada en www.LaCartadelaBolsa.com durante el verano del pasado 2007.


Se ruega mantener el hilo lo más limpio posible.
 
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25 Nov 2006
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Opinión, 31 de Julio de 2007

Septiembre - 1

Santiago Niño Becerra



Septiembre es un mes, pero el próximo Septiembre va a ser mucho más que eso.

El mes que va a comenzar dentro de pocas semanas va a ser el inicio del acto final de la obra en que el planeta lleva participando desde 1820, es decir, el próximo Septiembre va a suponer el principio del fin del sistema económico en que nos hallamos inmersos desde hace casi dos siglos, y que se manifestará en una gran crisis que se iniciará en el año 2010. A partir de aquí, el sistema irá evolucionando hasta su total transformación en otro muy diferente siguiendo un proceso estructuralmente semejante por el que el Sistema Mercantilista pasó en la segunda mitad del siglo XVIII.

La crisis del 2010, por tanto, será consecuencia del proceso de muerte de la estructura actual; muerte que por dramático que pueda parecernos, no hace más que encuadrase en la dinámica histórica que lleva aconteciendo en los últimos dos mil años; una dinámica que supone que todo cambia, evoluciona, se agota y muere.

La estructura actual nació en 1928 y es propia al estado de bienestar en el que el planeta ha estado inmerso desde dicho año. La crisis de 1929 y la Gran Depresión significaron un cambio radical con respecto al pasado, un cambio que se manifestó a través de la unión entre el ‘apoyo social’ y la ‘supervivencia’ y que se concretizó en un crecimiento económico continuado, sin embargo, tal estado de bienestar, tal estado de ‘ir a más’, de crecer, ha dejado de lado algo que es imprescindible: la estabilidad.

Por ello, la actual estructura se halla en proceso de desaparición debido a que la búsqueda del éxito individual, consustancial a la evolución que el sistema ha adoptado, no ha considerado la necesidad de cumplir los pactos de estabilidad que implícitamente estaban contenidos en el proyecto iniciado en 1928, lo que ha implicado un gasto de recursos desmedido que, en la mayoría de las ocasiones, ha derivado en el desperdicio.

El motivo de tal desperdicio ha sido la propia filosofía capitalista. El Capitalismo es individualista, es decir, cada individuo debe mirar para sí a fin de avanzar en su evolución personal, lo que supone que no ha de preocuparse de los demás porque cada uno de esos demás se fijará, únicamente, en sí mismo; en consecuencia, cada individuo actuará del mejor modo que pueda y sepa para sí, pero esa forma de proceder supone el desperdicio de recursos.

Entre 1973 y 1984, con las dos crisis energéticas, el sistema avisa de que al ritmo de consumo a que están siendo sometidos los recursos difícilmente se podrá continuar avanzando. La respuesta llega en la década de los 80 con el inicio de la mejora de la productividad, lo que desconecta el crecimiento económico del empleo de los factores productivos, sin embargo, el aspecto individualista del proceso, no se revirtió, más aún, se aceleró: el proceder de los yuppies y la expansión del proceso globalizador lo atestigua.

En los 80 hubiera tenido que abordarse un pacto, hubiera tenido que diseñarse una estrategia colectiva y participativa a fin de optimizar la utilización de los recursos que hubiese redundado en la disminución de su consumo, lo que no se hizo ya que continuó pensándose en términos individuales. Tal pacto ya fue totalmente imposible a partir de 1995 cuando al proceso se convierte en postglobal gracias a las TICs.

Mañana sigue.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 01 de Agosto de 2007

Septiembre – 2

Santiago Niño Becerra



El sistema actual se está muriendo porque ya no es sostenible en su forma actual; la salida a esta situación es pensar en términos colectivos, y, de alguna manera, la tendencia actual hacia ‘el buen rollo’, hacia lo ‘políticamente correcto’, con las que se pretende cubrir todas las relaciones institucionales y humanas va en esa dirección. Pero el problema radica en que el final de la estructura actual se producirá sin que una nueva estructura haya sido diseñada.

La crisis del 2010 será de características muy parecidas a la de 1929: fin de un modo de hacer las cosas, aunque, a diferencia de lo sucedido con esta, cuya llegada fue por sorpresa debido a que la sociedad de los años 20 vivía totalmente centrada en el presente, la del 2010 se está viendo venir desde hace tiempo (otra cosa es que se diga), por lo que su impacto no será tan violento como la del 29; además, los restos del modelo de protección social mitigarán, en parte, sus consecuencias; no obstante, ese efecto mitigador será muy limitado debido a los progresivos recortes que en el modelo lleva tiempo forzando la propia evolución del sistema, recortes que se acrecentarán.

Hay algo que lleva tiempo anunciando el germen de unos nuevos elementos filosóficos. La Tercera Vía, con su constante referencia a la responsabilidad, a que las personas deben ser responsables, a que las personas deben actuar responsablemente, a que cada persona debe actuar con responsabilidad, está poniendo sobre la mesa la idea de que ya no hay nadie que, por encima de cada persona, vele a fin de corregir las desviaciones que se van produciendo; es decir, lo que la filosofía que subyace en la Tercera Vía está anunciando es que ‘cada palo ha de aguantar su vela’.

A partir de Septiembre todo va a ser ya muy diferente. Rápidamente se irá imponiendo la idea de que las cosas no van tan bien como hasta ahora se está diciendo que van, pero, esa constatación será paulatina, lo que dará lugar a una cierta idea de ‘previsión’ que se traducirá en la ‘imposición’ de políticas y de medidas concretas. Sin embargo, y a diferencia de la crisis de 1929 en la que la familia jugó un importante papel al brindar apoyo a los afectados, en esta nueva situación, ni este, ni ningún otro apoyo de semejante calibre estará presente, al contrario, en esta crisis, en la que viene, al ser el concepto de responsabilidad personal la estrella de la fiesta, los apoyos van a brillar por su ausencia; a lo sumo, aunque esto a nivel únicamente individual, cabe pensar en la instauración de una especie de subsidio de subsistencia que garantice la supervivencia a unos mínimos inaceptables para la ciudadanía de los países desarrollados, y a fin de que sus perceptoras/es se impliquen activamente en la búsqueda de alternativas, es decir, se responsabilicen de su propia existencia.

En Septiembre, inmediatamente a la vuelta de las vacaciones, un sentimiento de que las cosas no van como deberían comenzará a asentarse en las mentes de la gente, lo que se irá traduciendo en la toma de una serie de decisiones de política económica manifestadas en actuaciones concretas tendentes a enderezar la situación, actuaciones que serán impuestas, no negociadas; decididas, no sugeridas.

La economía mundial lleva años funcionando por inercia, con el piloto automático, en gran medida, programado con la filosofía de ‘el mundo va bien’. Esto, lo que en el fondo significa, es que el sistema no está preparado para actuar en situaciones de riesgo, por ello, las medidas que se irán adoptando será un ‘ir a salto de mata’, sin un plan determinado, intentando salir del problema y creyendo, en un principio, que se trata de un mero revés coyuntural.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 02 de Agosto de 2007

Septiembre – 3

Santiago Niño Becerra


Continuación.

Al igual que sucedió entre 1748 y 1762, cuando una nueva filosofía fue inyectada en el Sistema Mercantilista: la que sería la filosofía del Sistema Capitalista, a partir de 1995 una nueva filosofía se está hoy inyectando en el sistema vigente, una nueva filosofía que habla del individuo como parte de un colectivo, un colectivo crecientemente modelado por una productividad creciente y por una creciente tendencia a usar más que a poseer, un colectivo crecientemente influido por la necesidad de comunicación.

Paralelamente, el consumo de recursos y, más aún, la evolución esperada de la tendencia del consumo de recursos -de todo, incluido el consumo de algo que hoy es esencial: el ancho de banda por el que transitan las comunicaciones- muestra un panorama insoportable para el stock existente de recursos. A partir de Septiembre este hecho se mostrará con toda su crudeza y supondrá la paulatina imposición de limitaciones al uso y al consumo de recursos, bien a través del aumento de sus precios, bien a través de la limitación o de la denegación de su consumo, lo que acarreará la muerte de las actividades que se demostrarán ineficientes cuando se les impida el desperdicio.

A la vez, todo lo que hasta ahora se ha ido viendo que en el Sistema no funcionaba pero que ha quedado enmascarado por ‘el mundo va bien’, se manifestará: los problemas en el comercio internacional, la dependencia financiera de USA, las tensiones que un cada vez más devaluado dólar USA provoca, los crujidos de una Europa que no acaba de encajar, los insuficientes pero crecientes gastos sociales, el agotamiento de la capacidad de endeudamiento de las familias, las diferentes burbujas inmobiliarias.

Todo lo anterior provocará que, a partir de Septiembre, se desemboque en una situación de recortes, de intervención y de crecientes protestas sociales que en ocasiones serán reprimidas con dureza. La consecuencia obvia de todo ello será la desaparición de la confianza en la infalibilidad del Sistema, lo que contribuirá a la degradación de la situación, y a la desaparición de la falsa sensación de bonanza creada desde Noviembre del 2006 y cuyas implicaciones -mayor consumo, mayor endeudamiento-, ahora pasarán factura.

A partir de Septiembre comenzarán a manifestar problemas a nivel internacional. Por un lado, la oferta de petróleo -sobre todo a partir de Enero del 2008- será manifiestamente insuficiente para cubrir la demanda de crudo; esta situación continuará hasta que otras fuentes de energía, verdaderamente eficientes, se hallen operativas (lo que no sucederá a corto plazo). Por otro, la devalución enmascarada de la que el dólar USA está siendo objeto se demostrará completamente inútil, continuando los crecimientos en los déficits gemelos (hasta el 2010 continuarán entrando capitales en USA por lo que su economía continuará sostenida, posteriormente, esas entradas cesarán). Por otro más, el desempeño de la economía europea se manifestará incorrecto aunque menos negativo que la de USA, por lo que el euro mostrará una mayor -aunque ficticia- fortaleza que el dólar.

Se irá imponiendo la idea de ‘utilidad’, de ‘no desperdicio’, aunque ello suponga el abandono de posiciones hasta ahora inamovibles. Así, en Europa, puede muy bien imponerse un concepto hoy considerado herético: ‘la geometría variable’, por otro el tipo de interés puede no ser único sino vinculado al destino que se pretenda dar a los capitales solicitados en una atmósfera en la que la idea de ‘colectivo’ vaya teniendo una creciente importancia. En este momento será obvio que la idea de ‘ilusión’ es algo que, definitivamente, ya pertenece al pasado.

Particularmente triste va a ser la Navidad del presente año.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 03 de Agosto de 2007

Septiembre – 4

Santiago Niño Becerra


Continuación.

Entre Septiembre del 2007 y Octubre del 2009 se producirá la fase previa a los años más duros de la crisis: 2010, 2011 y 2012. Se irán implementando medidas enfocadas a evitar ‘ir a peor’. En este decorado se producirá el choque entre todo aquello que brinda seguridad y la pura supervivencia debido a que al ser ésta lo fundamental, el mantenimiento de la protección social entorpece las actuaciones necesarias para lograrlo.

Por ello, las políticas y actuaciones se centrarán en ‘lo básico’, lo que dará lugar a que se instalen concepciones minimalistas, y que gran número de servicios básicos -sanidad, educación, ...- entren en crisis, lo que afectará de lleno al modelo de protección social que empeorará ostensiblemente la calidad de su funcionamiento -falta de recursos financieros, de profesionales, de material- así como su grado de cobertura, generalizándose, además, el pago de los menguantes servicios recibidos por parte de sus perceptoras y perceptores como ya sucede en varios países europeos.

La manifestación de esta problemática hasta ahora soterrada, supondrá problemas muy serios en el empleo ya que se irá produciendo un cierre paulatino de empresas; de hecho, tan sólo las muy pequeñas, las de tamaño mínimo o las auténticamente gigantescas, acabarán sobreviviendo; las primeras debido a su gran flexibilidad y adaptabilidad, las segundas, por sus enormes recursos aunque a costa de ir realizando constantes recortes. Todo ello repercutirá negativamente en la renta de las personas, de hecho, tan sólo la población activa altamente especializada en tareas verdaderamente útiles tendrá garantizado el acceso a un empleo.

El resultado será de desconcierto, entre otras razones porque faltará un plan a largo plazo que, por otra parte, será imposible elaborar al no servir las políticas hasta ahora utilizadas debido a la transición sistémica en que se hallan la economía y la sociedad. En consecuencia, tan sólo se irán diseñando medidas cortoplacistas a falta de una estrategia estructurada a largo plazo. En otras palabras, y literalmente, no se sabrá qué hacer.

En contra de lo que podría pensarse, la población aceptará bastante bien el paso de un mensaje en el que todo apuntaba a un mundo maravilloso, a otro tachonado de problemas. Al margen de que las ciudadanías de los diferentes países percibirán esos problemas, es posible que ciertas estadísticas, que algunos datos, puedan llegar a ser manipulados y falseados a fin de inyectar ciertas dosis de optimismo en la población; a la vez, el creciente control sobre la libertad de expresión encuadrado en la ‘lucha contra el terrorismo’, facilitará las intervenciones en y la censura de, los temas considerados sensibles.

Para acabar de complicar este panorama, imaginemos el impacto que supondría que llegasen a cumplirse las previsiones relativas al estallido, entre Diciembre del 2007 y Enero del 2008, de una esa época en el 2020 de la que yo le hablo del tipo de la gripe española de 1918, combinada, o no, con varios desastres naturales provocados por el cambio climático que ya se está produciendo en el planeta.



Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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25 Nov 2006
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Opinión, 06 de Agosto de 2007

Septiembre – 5

Santiago Niño Becerra



Continuación.

El período Enero del 2008 – Octubre del 2009 será un período bisagra en el que el objetivo único será el ‘alargamiento de lo que se tiene’ a fin de ‘no perder lo que hay’ y que dará lugar a que se lleven a cabo reducciones generalizadas en todos los órdenes vía la aplicación de recortes manifestados en auténticos y masivos ‘tijeretazos’, aunque dependiendo del uso que se pretenda dar a los recursos, es decir, de la utilidad que vaya a tener lo que se pretenda hacer con los recursos que se precise utilizar. Las valoraciones que en este período se realicen de la situación concluirán con un “¡aún aguantamos!”.

Es decir, en dicho período, se acentuará el sentimiento de que lo único importante es la supervivencia, por ello, la confianza decaerá y las creencias, todas las creencias y las ilusiones, se tambalean. Los puntos de vista, las percepciones, se tornarán mucho más utilitaristas, por lo que el mensaje de los políticos variará, pasándose a un entorno de ‘menos hablar y más hacer’.

Las tendencias minimalistas se acentuarán y, definitivamente, se pondrá fin a la idea de que un título universitario o, incluso, de postgrado, es garantía de empleo; en su lugar se producirá una importante y rápida expansión de la idea de que lo fundamental son aquellos conocimientos -adquiridos no importa cómo- que estén orientados hacia lo que sea ‘útil’, es decir, que sirvan para profundizar en la practicidad de las cosas y para diseñar y elaborar bienes y servicios que sean prácticos.

Fondos para realizar inversiones, contrariamente a lo que podría parecer, no van a faltar, aunque no para invertir en cualquier aventura incierta. La pregunta que toda institución, pública o privada, se planteará cuando se halle ante una solicitud de inversión será: “¿para qué va a servir lo que vaya a obtenerse de esta inversión?”.

Este enfoque eminentemente práctico, orientado a la operatividad y en línea con el nacimiento de una nueva filosofía, hará que valores defendidos en la fase anterior, decaigan o, incluso lleguen a desaparecer. En esta línea, la ética, tal y como desde hace años está siendo entendida, con toda seguridad modificará su enfoque y su mensaje. Así mismo, y por la misma razón, se producirá un retroceso de las posturas y de los movimientos basados en los fundamentalismos religiosos.

Uno de los aspectos que con más fuerza se pondrán de manifiesto será la eclosión del concepto de ‘Responsabilidad’ que pasará a ser considerado el valor fundamental de esta fase, de tal modo que el ‘ser responsable’, el ‘sentirse responsable’, el ‘poder ser responsable’, el ‘hacerse responsable’, se convertirán en elementos centrales de cualquier actuación. Por ello, y en esta búsqueda de la utilidad, serán pedidas responsabilidades a quienes fallen en el ejercicio de su responsabilidad.

Las circunstancias y la evolución de los acontecimientos llevarán, rápidamente, a la conclusión de que gran parte de la solución se halla en la delimitación de los diferentes aspectos de las realidades económica, social y científica, lo que pondrá en marcha un proceso semejante, en sus principios, a las Enclosures iniciadas en Inglaterra en el tercer cuarto del siglo XVIII, por ello serán promulgadas un gran número de normativas regulatorias.

Hacia finales de Octubre del 2009, la sensación generalizada será la de que se está en el buen camino para solucionar los problemas, de que las medidas que se han están adoptando están dando sus frutos, aunque en un entorno de escasez y totalmente alejado de la percepción actual que se tiene de las cosas; esta sensación vendrá dada por el hecho de que aunque los recursos serán escasos, a base de regulaciones y sacrificios, puede disponerse de aquello que sea imprescindible.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 07 de Agosto de 2007

Septiembre – 6

Santiago Niño Becerra


Continuación.

A partir de Octubre del 2009, y debido a la sensación de que se está en el camino de la recuperación, se pone fin a las políticas restrictivas y minimalistas, a la vez que toma cuerpo la idea de que algo nuevo es preciso, de que una nueva idea es necesaria, para salir de la situación en que se halla el planeta, por ello se realizarán serios intentos de aumentar la cooperación a nivel internacional que tanto había sido restringida en meses anteriores.

Sin embargo, entre Octubre del 2009 y Mayo del 2010, dramáticamente se irán poniendo de manifiesto las contradicciones existentes entre la filosofía del actual sistema, el nuestro, con la idea de supervivencia derivada de la escasez real de recursos. En gran medida debido a estas contradicciones, se irá extendiendo la percepción de que ‘las cosas no funcionan’ tal y como, en base a la actual filosofía, deberían funcionar.

La Gran Depresión es uno de los mejores ejemplos que existen de la combinación de dos de los peores aspectos que pueden darse en una economía: la sobreproducción y el subconsumo. En Enero 2010 se producen las primeras manifestaciones evidentes de que una crisis está muy próxima, una crisis que no tiene sus bases en un sobreconsumo no satisfecho por una oferta limitada, sino en la escasez, tanto de recursos productivos como de capacidad de compra. Este es uno de los aspectos que harán semejantes las crisis de 1929 y del 2010 una vez se produzca el estallido de esta.

A partir de Mayo del año 2010 se producirá una degradación acelerada de la situación. Se vive al día y no existe ningún tipo de apoyos externos, por lo que el ‘que cada palo aguante su vela’ se hará ley.

Debido a la entrada en crisis de los elementos fundamentales de nuestro sistema, se llega al agotamiento de la capacidad de competición, el espíritu que, desde su nacimiento a principios del siglo XIX, ha guiado el Capitalismo. La razón será obvia: si el objetivo último es la supervivencia, ¿contra quien competir?, ello tendrá un efecto demoledor sobre los principios que daban sentido al concepto de ‘emprendedor’.

Paralelamente, se irá manifestando la falta de petróleo así como de la mayoría de las commodities que son esenciales para la actividad económica, lo que acelerará la puesta en marcha de políticas tendentes a la determinación de necesidades esenciales, por lo que, probablemente, se implantará el racionamiento de muchos bienes y servicios que, muy bien, puede ser complementado con alzas de precios a fin de forzar la reducción del consumo de los bienes y servicios racionados por debajo, incluso, de la capacidad de producción y suministro de la oferta; el objetivo será, claramente, el ahorro de recursos.

Llegados a este punto se manifestará un problema que hoy ya ha sido abordado por algunos expertos: el excedente de factor trabajo de baja o muy baja cualificación que en estos últimos años ha desempeñado tareas de bajo valor añadido y que, fundamentalmente, está personalizado en la población inmigrante, a esto se añadirán probables tensiones entre la población inmigrante y la autóctona debido a la escasez de empleos y recursos.

La dinámica regulatoria y de delimitación en vigor, puede decidir la conversión de ciertos barrios en guetos vigilados en los que pueden ser aisladas personas no necesarias y calificadas como potencialmente conflictivas y donde llevarán una existencia marginal. Esta política será ampliamente respaldada debido a las protestas sociales que la situación ya llevará meses generando y que, en algunas zonas, podrá dar lugar a la aparición de guerrillas urbanas.

La falta de expectativas llevará a que a lo largo del año 2009 se vaya generalizando la sensación de que ‘esto, se acabó’. Cuando lleguemos a este punto la crisis ya se habrá instalado en el planeta.


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Opinión, 08 de Agosto de 2007

Septiembre – 7

Santiago Niño Becerra


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El 2011 será un año especialmente duro, de hecho será el más duro de todo el período de crisis.

Entre los años 2012 y 2015 se impone, de hecho, un modelo de economía regulada en todos los países. La población asume las regulaciones debido a que éstas suponen reducir su nivel de preocupación y de incertidumbre, pero, también porque, para la población, el paso, en menos de cuatro años, de una situación en la que los responsables económicos y los líderes políticos pregonaban las bondades del momento a otro de carencias generalizadas, ha sumido a las ciudadanías un auténtico estado de shock.

La regulación de la economía supone, de facto, la implantación de una economía de subsistencia, en la que los intercambios se reducen a un nivel muy primario, recurriéndose, en muchas ocasiones, al trueque. En ese escenario, el apoyo de instituciones y Estados estará dirigido, de forma específica y concreta, a aquellas técnicas y a aquellos procesos orientados a la transformación de los recursos a fin de aumentar su utilidad. En este entorno, una de las figuras que experimentarán una transformación más profunda serán los Estados.

Durante los años de crisis la importancia de las corporaciones crecerá aceleradamente, continuando un proceso que ya empezó en los años 80; este creciente papel de las corporaciones se producirá a costa del declive del papel Estado; de hecho, este declive del papel del Estado será uno de los signos más significativos de que el sistema aún vigente, el actual, está muriendo.

Las corporaciones irán ganando poder en la vida económica y social, ganancia de poder que será asumida y aceptada por la población. Ello será consecuencia de su mucha mayor operatividad en cuanto a la gestión en comparación con unos Estados que se muestran impotentes para funcionar en un entorno que en nada se asemeja al que estos estaban acostumbrados a operar; en otras palabras, la población acepta el poder de las corporaciones porque, de hecho, las corporaciones ya ostentarán el poder real cuando la población se aperciba de ello debido a que, desde Septiembre del 2007, pero, sobre todo desde Enero del 2008, se ha estado produciendo una oleada de absorciones empresariales que ha ido alimentando ese poder corporativo.

Un campo que durante estos años de crisis experimentará un avance espectacular será la biotecnología, todos los aspectos del mismo, incluida la genética; el objetivo de tales avances será la mejora de elementos específicos de diversos subsectores y siempre bajo la óptica de la utilidad.

Hacia el mes de Octubre del 2012 serán visibles los primeros signos de que la parte más dura de la crisis ya ha pasado. Se manifestará una mayor facilidad en el acceso a algunos bienes y servicios baratos que la población necesita y que le ayudará a sobrellevar su situación de carencia; en esta línea es posible la legalización de la marihuana del mismo modo que la Ley Seca fue derogada, en 1933, durante la Gran Depresión; también el posible acceso gratuito a múltiples canales de televisión orientados al entretenimiento.

Entre el 2015 y el 2018, aunque aún con innumerables problemas, se irá produciendo una mejora paulatina de la situación, lo que se traducirá en la valoración de la creatividad, en la potenciación de las nuevas ideas y en la posible aparición de una nueva forma de energía. A lo largo del 2018 se irá asentando la percepción del fin de la crisis.

A finales del 2018 la crisis se dará, definitivamente, por concluida, sin embargo nada será ya igual a como era antes de su estallido en el 2010.



Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 09 de Agosto de 2007

Septiembre – 8

Santiago Niño Becerra

Continuación

Por pura lógica, la mayoría de actividades que hoy son generadoras de PIB, desarrolladas en un ambiente de alegría y de admitida bonanza, no pueden seguir siendo las mismas que garanticen la supervivencia en una atmósfera de carencias generalizadas.

Hoy, el quehacer económico está orientado -al menos lo está pretendidamente- hacia un permanente ‘ir a más’. Cuando, a partir de Septiembre, los primeros problemas se manifiesten y la idea de ‘utilidad’ vaya calando en el día a día económico y social, ¿qué actividades serán las que garanticen esa imprescindible utilidad?, ¿qué actividades serán las que sean apoyadas?, ¿qué actividades serán las que generarán empleo?.

A partir de Septiembre comenzarán a manifestarse problemas en el sector servicios y con los servicios, manifestados en funcionamientos deficientes y en la aparición de impedimentos para su correcto desempeño. Ello será debido a diferentes factores. Por un lado, el desmedido nivel de endeudamiento de la población que incidirá negativamente en el nivel de consumo privado; por otro, el cierre de un creciente número de pequeñas y medianas empresas debido al estrechamiento continuado de sus márgenes y al ya referido descenso en el consumo privado; por otro más, al producirse aumentos de precios de la energía y de otros elementos por éstas utilizados y que incidirán negativamente en sus costes.

A la vez, las revueltas sociales que ya comenzarán a producirse en Septiembre, no contribuirán al consumo de servicios, sobre todo, de aquellos relacionados con el ocio; como tampoco contribuirá al consumo de servicios la reducción de ayudas sociales que desde dicho mes ya empezarán a producirse.

En una dinámica de escasez de recursos y de gasto a la baja, las actividades vinculadas al aprovechamiento y a la mejora de la utilización van a tener amplio recorrido. Profesiones relacionadas con la rehabilitación de todo tipo de elementos, con la recuperación, la reparación y la reutilización de bienes que hasta ahora eran desechados, así como con el reciclaje de artículos que hoy son considerados desperdicios y, por tanto, no aprovechados, van a tener el éxito asegurado.

Es decir, primará la idea de reciclaje, de reutilización, el concepto de barato, de outlet, de discount, de útil, tanto porque las cantidades de recursos disponibles van a ser escasas, como porque las rentas individuales medias van a sufrir un importante retroceso, al igual que la capacidad de endeudamiento personal.

Evidentemente, todos los aspectos relacionados con la logística van a ser esenciales, básicamente porque una inmejorable logística permite una buena administración y contribuye a lograr costes aquilatados.

Y también, como ya se ha dicho en días pasados, la biotecnología y la genética serán campos que experimentarán un desarrollo espectacular, aunque estos estarán reservados a grandes consorcios y a redes de colaboración al precisar de cuantiosas inversiones.

Crear nuevas cosas va ser muy difícil, por lo que habrá que sacar partido a todo lo existente; esa será la idea fundamental para ese período, idea que puede ser resumida en una frase: ‘lo necesario será lo importante’.



Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 10 de Agosto de 2007

Septiembre – y 9

Santiago Niño Becerra


Continuación

Todas las economías nacionales no sufrirán por un igual los efectos de la crisis.

En USA la evolución de su economía durante estos años será muy negativa. La crisis supondrá la finalización de un período expansivo que comenzó en 1914, período expansivo que, sobre todo en los dos últimos decenios, ha estado sostenido por el resto del mundo, lo que dejará de suceder en cuanto estalle la crisis. Tal evolución, en un país en el que el consumo privado casi representa un 70% del PIB y el endeudamiento alcanza el 130% de la renta, tendrá amplias repercusiones sociales que desencadenarán importantes disturbios que se verán agravados por la gran cantidad de armas de fuego en posesión de particulares.

En Alemania ya se producirá una evolución muy negativa desde el 2008. El país generará ideas de calidad, pero carecerá de los recursos necesarios para llevarlas a la práctica; justo lo contrario de lo que le sucederá a UK. El hecho de que este país nunca acabe de estar totalmente vinculado a ninguna organización le va a dar una gran libertad de acción para realizar lo que considere más conveniente en esos momentos. Por otra parte, y de algún modo como ya sucedió en otros momentos del pasado, UK realizará una serie de aportaciones en relación con la optimización del uso de los recursos que influirán en la definición y estructuración del nuevo sistema y que serán de gran importancia para Europa.

En Francia, situación muy negativa ya desde el 2008; la total pérdida de protagonismo político y económico del país, será causa y consecuencia de ello; algo muy semejante a lo que le sucederá a España. En España la degradación de la situación ya empezará a percibirse desde Septiembre del 2007, siendo mucho más manifiesta a lo largo del 2008; ello supondrá el fin del ‘modelo español’. A partir del 2010 se generan expectativas que pueden hacer que el PIB crezca, pero de ese crecimiento no se beneficiará la población.

En Asia, Japón, y en base a la total internacionalización de su economía, se verá muy afectado por una situación que será de alcance mundial, aunque podrá sobre llevarla mucho mejor que otros países debido a la gran flexibilidad de la que es capaz su sociedad. Por su parte, la economía china evolucionará de forma muy negativa ya que su modelo productivo y social basado en las relaciones, en el tacto, en los dobles sentidos, no será capaz de adaptarse a unos momentos en los que primará lo operativo; por otra parte, su gran dependencia del exterior agravará estos problemas.

Donde con mayor dureza se manifestarán los efectos de la crisis será en Latinoamérica y en África, de hecho puede hablarse del hundimiento total de sus modelos sociales al desaparecer las ayudas internacionales. Zonas dispersas de ambas áreas especializadas en la producción y exportación de commodities serán explotadas por corporaciones sin práctico beneficio para las poblaciones de ambas áreas.

En términos generales, la problemática que afecta al medio ambiente, problemática hoy muy estudiada y discutida, y que el Protocolo de Kyoto pretende reducir y que para numerosas personas e instituciones se ha convertido en un tema de carácter ideológico, será abordada, únicamente, desde una vertiente operativa, de modo que tan sólo serán criterios de utilidad los que serán usados para contemplar su preservación.

En estos próximos años de precrisis y de crisis, los estudios que pasarán a captar mayor atención serán aquellos relacionados con el ámbito económico; a la vez, la Economía adoptará el rol de ciencia que se ocupará de la mejor forma de administrar unos recursos que son escasos, algo que entiende muy bien la generación nacida entre 1984 y 1995, una visión completamente alejada de la de estas décadas pasadas centrada en crecimientos exponenciales sustentados en el desperdicio y en el endeudamiento.

Para acabar, una frase que entra de lleno en todo lo que hemos estado hablando estos días, una cita premonitoria. Su autor es Xabier Mariscal, como saben, escultor de profesión. La pronunció comentando, en una entrevista realizada por Llàtzer Moix y publicada en el periódico La Vanguardia del 15 de Diciembre del 2005, una de sus últimas obras: el estallido de un Chevrolet Impala de 1959. Esta es la cita:

“La época de despilfarro del capitalismo se ha acabado, o está tocando a su fin. Entiendo que en los 50 se diseñaran automóviles como el Impala, que era un alarde de belleza, de decoración. Pero me parece que en un mundo masificado todo eso es insostenible, que hay que ajustar los productos a las necesidades. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es un coche? Pues es una sillita con ruedas para cuatro personas. No hace falta que se convierta en una falla ni permitir que consuma un litro más de lo imprescindible. Por eso he hecho este Impala en el momento de su estallido, para simbolizar un ´hasta aquí hemos llegado´ de la civilización de la abundancia”.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 13 de Agosto de 2007

Hoy (Septiembre 10 + 1)

Santiago Niño Becerra


Cuando Uds. lean esto es posible que las cosas estén peor que el Viernes. (Esto lo he escrito ayer).

John Kenneth Galbraith, aquel economista a quien no se le quiso conceder el Premio Nóbel, lo dijo una vez: la gente tiende a recordar a los economistas cuando fallan en sus previsiones, no cuando aciertan. No lo digo con tintes reivindicativos, pero Uds. lo han leído ya en lacartadelabolsa: esto se acaba.

Ahora puede decirse lo que se quiera, pintarse con los colores que se quiera y ponerle un lazo rosa, pero las únicas razones de lo que ahora está empezando a suceder en la economía planetaria son dos: el crecimiento desmedido y sin base de los niveles de endeudamiento de personas físicas y jurídicas, y la presión continuada y fuera de control a la que han estado sometidas las familias a fin de que incrementasen sus estándares de vida y a la que lo han estado las compañías -financieras y no financieras- para que aumentasen de forma exponencial sus beneficios y el valor de la cotización de sus acciones (dirán que una cosa es consecuencia de la otra, y al revés, y sí). Por detrás, agazapado, otro motivo: el consumo disparado de unos recursos que son escasos.

Como, cuando las cosas vienen mal dadas siempre ha de encontrarse a un culpable, ahora quieren echarle la culpa de todo a las agencias de calificación de riesgo. Pienso que las profesionales y los profesionales que en ellas trabajan llevaban tiempo viendo lo que se avecinaba, pero, pura y simplemente, no han podido decirlo porque el sistema se lo ha impedido; y se lo continúa impidiendo.

Se lo he recomendado en varias ocasiones; vuelvo a hacerlo: lean “1929. El gran Crash”, de John Kenneth Galbraith; cuenta, palabra por palabra, lo que está pasando y gran parte de lo que va a pasar. Entonces, entre 1925 y 1928, las promesas de las cotizaciones estratosféricas de unos valores que casi no valían nada, llevaron al sistema financiero a unos niveles de endeudamiento absurdos, a ello se sumó una oleada especulativa relacionada con los inmuebles. Cuando algunos empezaron a darse cuenta de que aquello había dado de si todo lo que de si podía dar, todo el tinglado se fue a la hez.

Hoy los Bancos Centrales están inyectando liquidez y se están planteando bajar los tipos. Hagan lo que hagan -eso, o lo que sea- sólo conseguirán retardar el estallido o enlentecer el derrumbe, pero uno -y otro- van a llegar porque lo que está provocando esta situación no es una falta de liquidez o unos tipos demasiado elevados, es algo mucho más sencillo: el sistema ha llegado a su límite físico: físicamente el endeudamiento medio ya no puede crecer más, físicamente el precio de los inmuebles no puede subir más. Evidentemente, más liquidez y/o menores tipos, pueden, aún, forzar al alza los niveles de endeudamiento y los precios de los inmuebles, pero, entonces, el tortazo será mayor.

Lo leyeron en la serie que finalizó en pasado Viernes: nuestro sistema se ha basado en un constante ir a más, pero para ir siempre a más de forma sólida (suponiendo que ello sea posible), han de modificarse las bases sobre el que el sistema se sustenta -el modo de producción-; y como esas bases no han sido modificadas, en nuestro sistema es imposible ir siempre a más, sin embargo, nos han hecho creer que si; y las rentas, los beneficios y las cotizaciones han ido creciendo … artificialmente y de forma virtual. Y todo ello, forzando la máquina del consumo de unos recursos escasos. En otras palabras: se ha creado un fuego con una leña inventada pero que ha ardido, y se ha alimentado con una gasolina ficticia pero que ha acelerado la combustión; como en 1929.

El problema es que, al igual que entonces, no existe un modelo de actuación: esto que está sucediendo no es igual a la burbuja punto com, pero no por lo que se está diciendo, sino por algo mucho peor. La burbuja punto com estuvo basada en unos papeles que la gente compraba esperando que mañana valiesen más, lo que sucede hoy está relacionado con la economía real: con unos inmuebles, con un PIB, con un empleo, con un consumo realizado rehipotecando cosas reales. Es decir, lo de ahora tiene una vertiente financiera, claro, pero, además, una vertiente real. ¡Como en 1929!.

Y, como entonces, no existe un manual de actuación: vamos a tener que ir improvisando; pero, a diferencia de entonces, hoy el consumo de commodities ha adquirido unas dimensiones monstruosas que ha ido elevando sus precios y, lo peor, está reduciendo las reservas de las mismas. Es decir, lo que ahora empieza tiene un triple aspecto que va realimentando el proceso porque cada vertiente de esa tripleta se interpenetra con las demás: los componentes financieros, los elementos reales, y la oferta global de commodities.

¡Ah!, y no se crean eso de que ‘las bases de la economía están bien’; es absolutamente falso: ¿cómo van a estarlo si esas bases han sido, precisamente, las que nos han llevado a esta situación?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 14 de Agosto de 2007

Verano

Santiago Niño Becerra


No “del 42”, del 2007.

El pasado Domingo volví de Irlanda y ayer me vine, una semanita, a ese pueblecito de la costa vasca del que les he hablado. De Irlanda ya les contaré cosas en detalle: he recogido bastante material, pero hay algo que, en línea con lo que ayer les dije, y en línea con lo que ahora está pasando, quisiera adelantarles.

Aquí, se ha hablado mucho del boom de la vivienda habido en el reino en los últimos años, pero muy poco del boom que con respecto a los inmuebles ha habido en otros países, por ejemplo, en Irlanda. Por lo que he visto, por lo que me han contado, por lo que he podido hablar, pienso que el boom irlandés ha sido superior al español; no tanto por los importes involucrados como por los mecanismos que se han utilizado y por los efectos que se han producido, mecanismos y efectos que conectan con lo que ahora está sucediendo, en las Bolsas, sí, pero, sobre todo, en la Economía en su conjunto; es decir, y como ayer les decía, en el Sistema.

A partir de Septiembre, como les he dicho vamos a entrar en un declive, lento, pero continuado y progresivo; declive que, en parte, va a venir matizado por los parches que se van a ir poniendo hasta las elecciones USA del próximo año; el Sr. Moisés Romero y yo pensamos lo mismo respecto a eso de poner parches. ¿Qué parches?, pues las inyecciones de pasta, los anuncios de las lecturas flexibles del programa federal de hipotecas para quienes tengan problemas de pago, las manifestaciones de que a la larga la corrección puede ser positiva, las proclamas de que las previsiones futuras de crecimiento se mantienen invariables, cosas así; ¿bajadas de los tipos de interés?, ¡claro!, también. De todos modos, hasta después del Verano, la tensión no llegará a la calle: estamos de vacaciones, y muchas/os, no se enteran o no quieren enterarse de lo que está llegando. Compruébenlo: hablen con la gente.

Estábamos con Irlanda, no me he olvidado. En Irlanda las cosas ya se están viviendo de otra manera. Estuve hablando con bastantes personas y están, literalmente, acojonadas. Les aseguro que da miedo ver las carreteras jalonadas de carteles “For Sale” colocados por diferentes agencias a la entrada de las propiedades. En las ciudades -Limerick, Ennis, Cork (en Dublín menos: la capitalidad obliga)- y en los pueblos -Kilrush, Scarriff, Mountshannon, Killaloe- los carteles de venta y alquiler se hallan, literalmente, clavados en las fachadas de viviendas y junto a las puertas de los locales vacíos. En Irlanda, desde Noviembre, ya no se vende absolutamente nada relacionado con el ladrillo, y la gente quiere sacarse de encima activos que llegaron a ‘adquirir’ a un interés inicial del 0% (tan cierto como Uds. están ahora leyendo esto).

Nos hemos metido en un tinglado -nos han metido- porque queríamos creer -porque necesitábamos creer- que era posible, en una dinámica de ‘ir a más’, de ‘querer ir a más’, de pensar que ‘podíamos ir a más’, y el ladrillo es genial para eso porque el ladrillo puede llegar a generar mucho PIB. En Irlanda se lo creyeron, y también en España nos lo creímos.

(El Domingo, cuando llegué a la localidad en la que resido, pasé por delante de un agente inmobiliario. Las luces estaban apagadas y el escaparate lleno de fotos de casas y pisos en venta; pues bien, en el cristal del escaparate, enganchado con cello, un cartel enorme: “Se Traspasa”. Ni siquiera habían desmontado el mobiliario; pero las cosas van bien y el año próximo van a seguir yendo bien. ¿Verdad?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 15 de Agosto de 2007

Avaricia

Santiago Niño Becerra

Tal vez se sorprendan por el título de hoy; no lo hagan, tiene su justificación.

Hace unos días, la emisora barcelonesa Com Radio me invitó a participar en un programa cuyo hilo conductor me sorprendió cuando me telefoneó el director del referido programa a fin de conocer mis disponibilidades de tiempo. Tal hilo conductor eran los Pecados Capitales, y la invitación era para participar el día dedicado a la Avaricia. (¿Habían pensado que mi participación sería en otro pecado?).

La verdad es que el enfoque dado al tema fue muy correcto y sugerente. A lo largo de la charla (en el estudio estuvimos solitos el locutor y yo) apareció de todo y, no podía ser de otra forma, salió a relucir el famoso refrán castellano hoy en total desuso: “La avaricia rompe el saco”. Salió a relucir el endeudamiento monstruoso de españoles y extranjeros, el afán lucrativo de la banca, las consecuencias de los procesos de deslocalización, el boom inmobiliario y, ¡cómo no!, la crisis de las sociedades estadounidenses especializadas en hipotecas de alto riesgo.

El sistema financiero USA, se ha dicho -pero, ¿han notado que cada vez se dice menos?- es perfectamente capaz de absorber la crisis de esas sociedades, de hecho, tales hipotecas tan sólo representan el 15% de los préstamos hipotecarios concedidos en USA; el problema, pienso no es ese, el problema es otro y es doble.

Por un lado, más de la mitad de las hipotecas concedidas en USA lo han sido por entidades no sujetas a supervisión de la FED ya que tal cosa es responsabilidad de cada Estado de la Unión; por otro, gran parte de las hipotecas de alto riesgo fueron dadas a personas que habían sido rechazadas por entidades, digámoslo así, ‘normales’ por los que esas personas tuvieron que recurrir a esas entidades que ahora se ven en apuros debido a los impagos de los prestatarios, problemas que se amplifican por la ingeniería financiera que se ha inyectado en el proceso a fin de que rindiese más. El primer aspecto del problema es legal y de normativa; el segundo, simplificando un poco, es un tema de pura avaricia, de ahí que apareciese en el programa en el que participé.

Tras el batacazo se ha sabido que muchas de esas hipotecas fueron concedidas sin realizar la más mínima comprobación sobre la solvencia de la o del solicitante y, tampoco, sin apenas -o sin ninguna- peritación del valor del inmueble declarado por la o por el solicitante; a partir de aquí se inició el proceso que está donde Uds. conocen. Ahora muchos se estarán haciendo cruces por lo sucedido, y culpando a quienes tenían que calificar el riesgo de todos aquellos que participaron en el proceso, pero la pregunta es, ¿por qué se hizo lo que se hizo?.

Nuestro sistema ha llegado hasta donde ha llegado porque la búsqueda de ‘más’ se ha hecho de forma muy profesional, pero además, porque se ha recurrido a instrumentos como las hipotecas USA de alto riesgo. Ninguna institución financiera ‘normal’ prestaba a personas de riesgo, por lo que alguien descubrió en ellas un nicho de negocio, privado, naturalmente. Mientras las cosas fueron bien -mientras los valores de ‘las casas’ fueron subiendo- todo fue sobre ruedas, pero cuando las cosas han empezado a cambiar, las cañas se han vuelto lanzas, los impagos han crecido y el tinglado se ha mostrado en toda su dimensión.

El negocio inmobiliario creó una oportunidad, la necesidad crediticia un negocio, la avaricia un problema, la ausencia de regulación un posible desastre. ¿Cómo se arregla algo así?. Difícil, ¿verdad?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 16 de Agosto de 2007

No iba todo tan bien (entre signos de interrogación)

Santiago Niño Becerra

Lo de arriba no va con segundas, de verdad, ¡va con primeras!.

Ahora resulta que Europa está enlenteciendo su crecimiento: en el segundo trimestre del año en curso, el incremento medio del PIB de la UEM ha sido el 40% inferior a la cifra mínima que se había previsto; ¡el 40%!. De todos modos, yo me quedo con otra cifra: el crecimiento de la producción industrial en el primer semestre del 2007 se ha desacelerado el 51,06%, ni más, ni menos. Vuelvo a repetir el título de hoy: ¿no iba todo tan bien?.

A finales del pasado año, el aún director gerente del FMI, el Dr. Rodrigo Rato dijo en el meeting que el organismo celebró en Singapur que el mundo iba bien; presidentes de bancos centrales, altos cargos de instituciones de reconocido prestigio, como la OECD o del BM han ido diciendo en los últimos meses que el crecimiento era robusto; altísimos ejecutivos de corporaciones transnacionales han estado pregonado las bondades de la situación económica mundial; lo recordarán, y, si no, ahí están las hemerotecas. Si embargo ahora resulta que está pasando lo que todos podemos ver. ¿Inutilidad profesional?, ¿intereses inconfesables?, ¿pura inevitabilidad?.

De entre las perlas de estos últimos días me quedo con la que reproduzco; la ha dicho M. Jean-Claude Trichet, ya saben quien es: “Estamos presenciando una evolución de las condiciones del mercado monetario que supone un progresivo retorno a la normalidad” (J.P. Velásquez-Gaztelu, “Trichet hace un llamamiento a la calma”. El País 15.08.2007, Pág. 56). Ya sé que significa eso, pero, ¿qué demonios quiere decir?.

De las tres alternativas que planteaba unas líneas más atrás, yo, sinceramente, me quedo con la tercera, aunque no eliminaría total y absolutamente las otras dos. Sé que Uds. son inteligentes (e inteligentas, aunque no se diga), pero voy a repetirlo porque es fundamental que quede muy claro: esta situación, la crisis que ya hemos comenzado, es consecuencia de que la filosofía en la que se ha estado basando nuestro sistema en los últimos 190 años se ha agotado, así, pura y simplemente. Y no es ninguna tragedia: en los últimos dos mil años ha sucedido en otras ocasiones, lo que pasa es que esta vez nos ha tocado vivirlo a nosotros.

Como decíamos en días pasados, los bancos centrales pueden inyectar liquidez en el sistema, los responsables de las políticas monetarias pueden reducir los tipos de interés, los países pueden acordar desarmes arancelarios, pero eso, hoy, y en los próximos años, no va a servir absolutamente para nada porque esas medidas suponen continuar actuando con la misma filosofía, y precisamente es la filosofía lo que se ha agotado. Es como si en la Inglaterra de principios del siglo XIII, cuando la filosofía del sistema feudal ya estaba agotada, el rey Juan hubiese decidido que para arreglar los problemas que se le venían encima, lo mejor que se podía hacer era mejorar la limpieza de sus castillos.

Crisis hipotecaria, sí, pero motivada por la búsqueda de mayores y continuados beneficios; juguetes que incumplen normas de seguridad, baterías de teléfonos que se sobrecalientan, también, pero debido a que se buscan reducciones masivas de costes a fin de incrementar exponencialmente las ventas; creciente número de personas que tienen serios problemas para llegar a fin de mes, cierto, pero en su origen se halla un hiperendeudamiento permitido a fin de que consuman, y la búsqueda de una creciente productividad que hace cada vez menos necesario el factor trabajo.

No es un tema de tipos de interés altos o de liquidez escasa, por lo que la solución no va a llegar reduciendo los tipos o aumentando la cantidad de pasta en el sistema. Lo que ya estamos metidos es inevitable: va a pasar, más vale que todo el mundo se vaya haciendo a la idea; y la solución vendrá por el cambio de la filosofía en la que se sustenta el sistema, cambio del que ya se vislumbran cosas; ¿qué cosas?, pues el creciente pago por acceso al uso, las llamadas a la ‘responsabilidad’, la formación de grupos y la reducción de los partícipes, y la llegada de elementos regulatorios; son sólo ejemplos, pero son la avanzadilla de lo que va a venir; y ya está aquí.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 

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Opinión, 17 de Agosto de 2007

Qué no (entre signos de admiración)

Santiago Niño Becerra


¡Qué no, qué no y que no!.

¡Qué no va a servir de nada!, que por mucha pasta que los bancos centrales inyecten en el sistema la situación no se va dar la vuelta. ¡Qué no se enteran!. ¡Qué el problema no es de falta de liquidez!. ¡Qué los que lo decimos nos vamos a quedar afónicos de decirlo!.

El crédito, desde la mini recesión de 1991, se ha convertido en el supermotor, en el único motor del sistema, tanto por el lado de la economía financiera como de la economía real: absolutamente todo lo que se ‘compra’, se ‘paga’ con créditos. Pero para que ese supermotor continúe en funcionamiento hace falta que el sistema esté inundado de pasta a fin de que se puedan seguir ‘creando’ créditos, a fin de que sean ‘concedidos’; como ahora se ha cerrado el grifo, los bancos centrales están inyectando liquidez. Pero eso no va a servir, al final, para nada.

Es como en aquellos veleros de tres mástiles del siglo XVIII. Cuando un percance dañaba el casco, una cuadrilla de carpinteros acudía a poner un parche, pero de nada servía poner un parche cuando la madera estaba podrida, y lo que ahora sucede en el sistema es que su estructura se está deshaciendo, por lo que la liquidez de nada, al final, va a servir: va a ser fagocitada por el hambre de liquidez que los prolegómenos de la crisis están multiplicando, de tal modo que esos aportes de pasta se van a ir filtrando por las rendijas hasta que de ellos nada quede.

El problema es mucho más simple de explicar. Al final de toda la requeteingeniería financiera que se ha creado alrededor de las hipotecas basura (y de todas las operaciones de crédito del mundo mundial), al final, tan sólo queda una cosa: una persona, una familia o una compañía que ha de pagar su cuota mensual, trimestral o semestral del crédito. Si la persona, la familia o la compañía no pagan, todo el tinglado se viene abajo; y eso es lo que está empezando a suceder: que la persona, la familia o la compañía que tenían que pagar no están pagando porque no pueden pagar. Punto.

Podemos llamarlo como queramos y ponerle las siglas que nos de la gana, pero esa es la p**a verdad: que los últimos de la cadena, por diversos motivos, no pueden pagar, no pagan, y la cadena se va a la hez, por lo que los concededores de créditos no tienen más pasta para dar como créditos, por lo que la ristra de apalancamientos y bonos se tambalea; entonces llegan los bancos centrales y dicen: vamos a inyectar fondos: ¡pero si la cantidad de pasta que se necesitaría para que el supermotor continue funcionando como hasta ahora lo ha estado haciendo supera las posibilidades de inyección!; ¿qué pretenden?, ¿entretener al personal?.

Hemos creado un monstruo que se alimenta del endeudamiento de todo el mundo, pero ese endeudamiento ya ha alcanzado su límite físico, por lo que el efecto bajada está yendo hacia atrás. Los bancos centrales pueden retrasarlo, pero no detenerlo, ni eliminarlo, porque nadie puede ir contra las leyes físicas. Por la misma regla de tres, reducir los tipos tampoco acabará sirviendo de nada.

Claro, que con el nivel de conocimientos económicos que tiene la ciudadanía y mientras se emitan deportes por la tele, los que mandan pueden estar tranquilos, que nadie les va a marear demasiado. Un ejemplo. Ayer, a mediodía, un conocido me dijo: “Los bancos centrales están aumentando la liquidez para que los tipos de interés no suban, ¿verdad?”. Sin comentarios.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
 
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