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Kiko Llaneras y Jorge Galindo
El diecisiete de septiembre de 2011 cientos de personas se citaron en el centro del distrito de Wall Street. Pretendían llamar la atención sobre el aumento de la desigualdad en Estados Unidos. Un aumento que había sido particularmente desorbitado para aquellos con más ingresos de la sociedad americana: en 1970 el 1% con más renta acaparaba el 9% del total de ingresos, hoy ese 1% acapara el 22%. Por eso los manifestantes de Wall Street, y los miles que les siguieron en las redes, adoptaron un eslogan fácil, directo, numérico: we are the 99%.
De forma similar, ahora mismo debe de haber cien bares en España donde se está discutiendo lo que cobran las estrellas de fútbol, los directivos de banca y otros tipos con sueldos astronómicos. Muchos lo consideran inmoral, otros lo consideran un pago justo por pura ley de mercado («si tú llenases el Bernabéu también querrías cobrar una parte»).
Estas discusiones son tan viejas como lo más viejo de la organización social humana: la desigualdad. Sin embargo, últimamente han tomado un cariz más amargo, más sentido y, poco a poco, también más público. La razón es simple: la presente crisis ha incrementado las desigualdades. Igual que hizo la anterior. En España la recesión aumenta la desigualdad en renta, echando a perder las mejoras conseguidas en épocas de bonanza.
No es de extrañar, pues, que una gran parte del debate público sobre desigualdad se haya centrado en los más ricos. En ese grupo de privilegiados que disfrutan de rentas envidiables, que parecen inmunes a la crisis, y que en cierta medida lo son.
Señoras, señores, les presentamos a nuestros 1%.
Los 1% son los españoles que más ganan. No son los más ricos exactamente, porque no se computan patrimonios, sino aquellos que más ingresos consiguen (y declaran) cada año. Por definición, uno de cada cien adultos españoles es un 1%. Más o menos 370.000 hombres y mujeres. Es, la verdad, bastante gente. Y aunque probablemente ninguno de ustedes forma parte del selecto grupo, quizás conocen a alguno.
Y bien, ¿cuánto ganan estos privilegiados? Los 1% tienen una renta media de 153.000 euros anuales.
Eso es lo que ingresa de media cada uno de ellos. Ocho veces la renta media de los españoles, que ronda los 17.400 euros, y tres veces más que los privilegiados de andar por casa, aquellos que pertenecen al 10% con más renta, que ingresan unos 57.000€ (fuente).
Esto es lo que gana cada uno de los 1%, ¿pero cuánto suman como colectivo? ¿Qué parte del pastel acaba en manos de ese pequeño grupo de ganadores? Los hombres y mujeres del 1% acumulan el 9% del total de renta. No está mal, es cierto. Pero pensemos en las 3700 personas que constituyen el 0,01% con más renta, un contingente que suponemos debe incluir futbolistas, ejecutivos de banca y artistas de éxito, que acumulan el 3% de toda la renta del país y cuyos ingresos medios superan el millón de euros.
Viendo estos datos, a nadie le extrañará que España sea más desigual que la media europea. Sin embargo, y paradójicamente, no lo es por culpa de los 1%. En realidad los 1% españoles son relativamente menos ricos que sus homólogos en otros países (gráfico).
Los 1% españoles acumulan menos renta (8,2% sin incluir ganancias de capital) que los estadounidenses (17,5%), suizos (11%), irlandeses (10,5%) o italianos (9,7%). Menos incluso que en Francia (8,8%) o Finlandia (9%), y no muy lejos de los países más igualitarios, como Noruega (7,9%) o Suecia (6,9%). Reducir los ingresos de los 1% no parece por lo tanto un asunto prioritario, sino que es muchísimo más urgente combatir la desigualdad en otros niveles más poblados, como el del 20% más rico y el 20% más pobre.
Además, si pensamos en redistribuir a través de gasto público e impuestos a los muy ricos, cabe recordar que hablamos de poca gente. Los superricos del 0,01% no suman juntos ni el 3% del total de renta. Es mucho para los pocos que son, sí, pero sigue siendo relativamente poco dinero para hacer carreteras, pagar escuelas públicas, o financiar la investigación.
Las rentas de los 1% son ya algo más apetecibles. No obstante, ambos palidecen con el grupo del 10%. Por supuesto esto es mucha más gente, más de tres millones de españoles, aún relativamente privilegiados, pero que juntos suman un 32% de la renta total de los españoles. Es evidente que estos números condicionan el cálculo a la hora de fijar tipos impositivos. Grosso modo, podemos decidir que los ingresos de los 1% o los 0,01% son inmorales e injustos y que deberían ser limitados; pero sin olvidar que machacarlos a impuestos no va a pagar la crisis, ni los hospitales, ni un cambio de modelo productivo.
(Seguirá)