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Lucía Etxebarría: 'drojas de corte social'
Sí, ya sé que se ha corrido la voz de que escribo drojada. De hecho, iba yo esta mañana en el metro (curioseando a mi alrededor, como siempre, a ver cuántos leían este periódico) cuando he leído las condiciones de la Hipoteca Joven del Ayuntamiento de Madrid y yo misma he pensado "A ver, Lucía, ¿no será que vas puesta?"
Porque leo que se presenta como una "medida de corte social" una hipoteca con un periodo de retorno de... ¡hasta 50 años! Y eso solo puede significar dos cosas: a) que yo voy puesta y no he leído bien o b) que el que iba puesto hasta las cejas fue el que redactó el panfleto.
Y es que una "medida de corte social" sería justo la contraria, es decir, limitar la cuantía y los tiempos de retorno de los préstamos hipotecarios, como se ha hecho, sin ir más lejos, en Francia, un país al que ya nadie sospecha izquierdoso.
La hipoteca joven no "ayuda" al "joven" ( joven entre comillas, porque a los 30 años ya muchos peinan canas y usan crema antiarrugas) y sólo contribuye a sostener y aumentar los ya de por sí delirados precios: desde el 98 los pisos han subido 14 veces por encima de los salarios, toma ya.
"Medidas de corte social" serían, por ejemplo, el fomento del alquiler y la rehabilitación, la salida al mercado del inmenso parque de viviendas vacías o la potenciación de la vivienda de protección oficial. Pero como no las hay resulta que somos el país de Europa en el que más tarde se emancipan los jóvenes (a los 21 los suecos, a los 34 los madrileños).
Y estando así las cosas, ¿quién no se droja?
