¿La reforma labora de los empresarios o de los trabajadores?

Joaquim

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¿La reforma laboral de los empresarios o de los trabajadores?

La reciente reforma laboral tiene defensores y detractores, como es habitual en normativas que afectan de diferente forma a los agentes económicos. Sin embargo, si una normativa es acertada debería obtener un cierto consenso entre los expertos sobre el tema. Lo primero en que hay bastante consenso es que esta reforma laboral no creará empleo. Despedir más barato o de forma más sencilla no parece que sea una forma de crear empleo, más bien lo contrario.

Primar los convenios de empresa sobre los de rango superior es algo muy peligroso, dado que el poder de negociación de los empleados con los propietarios de empresa no está equilibrado. Está claro que los sindicatos mayoritarios no representan a gran parte de trabajadores, a los parados ni a los autónomos dependientes o no. También opino que se han convertido en organizaciones burocratizadas que dejan el riesgo de perder el empleo en las manos de sus delegados sindicales, que en las pequeñas empresas arriesgan mucho a cambio de casi nada. Sin embargo, dejar la negociación colectiva en manos de la patronal es un desacierto de impredecibles consecuencias.

Para generar empleo hay que acabar de una vez por todas con la dualidad existente, con empleados antiguos con derechos fuertes y desempleados y trabajadores sin apenas protección. Peor el camino es igualar subiendo derechos de unos y bajando el de otros, de una forma equilibrada. Lo que hace la reforma es, simplemente, reducir los derechos de los trabajadores indefinidos sin aumentar en nada los de los temporales y precarios. Así cualquier elimina dualidades, a la baja.

Que las pequeñas empresa y autónomos necesitan que el despido sea menos caro para no arruinarse en tiempos de crisis está claro. Pero no pasa lo mismo con las grandes corporaciones, a las que se les hace un favor reduciendo el coste del despido a cambio de nada. Un regalo a la gran patronal, ni más ni menos. Un trato igual a empresas muy distintas es un despropósito.

Lo que necesitamos es ayudas a la contratación, no al despido. Una verdadera reforma habría incorporado el modelo austriaco, que permite repartir en coste del despido a la empresa y, además, incentiva la movilidad laboral (dado que el empleado no pierde su fondo de indemnización cuando cambia de empresa).

Esta reforma laboral es la reforma de la gran patronal, a mi modo de ver. Ni de los empresarios que crean empleo y trabajan duro al lado de sus equipos ni de los trabajadores, que ven mermados sus derechos a cambio de nada. Una nueva oportunidad perdida para modernizar nuestro mercado laboral, que potencia la devaluación de salarios y en nada ayudará a mejorar nuestra competitividad.

Escrito por Pau A. Monserrat

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Joaquim

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Jugando a la ruleta rusa
José García Domínguez

¿Resultará útil la reforma laboral al objeto de reducir cuanto antes los salarios reales? En su cruda desnudez, esa ha de ser la premisa mayor del debate

Ese sesgo tan español, el gusto por lo enrevesado, ha llevado a que, apenas salida del horno la reforma laboral, ya tengamos al personal definitivamente perdido en meandros leguleyos. Alambicados bizantinismos jurídicos que extravían el entendimiento de la muy prosaica cuestión esencial. A saber, ¿resultará útil la nueva norma al objeto de reducir cuanto antes los salarios reales de los trabajadores? En su cruda desnudez, esa ha de ser la premisa mayor del debate. Y gastar tinta, saliva o lágrimas socialdemócratas en cualquier otra consideración accesoria, es perder el tiempo. Así las cosas, caben dos –y solo dos– respuestas: sí o no.

El "no" auguraría el enésimo parto de los montes, la perfecta inanidad fáctica del empeño gubernamental. Por su parte, el "sí" equivaldría a hacer una apuesta de todo o nada a la ruleta rusa. Si la consiguiente devaluación interna desencadenase –como sería de prever– un ciclo deflacionista, estaríamos muertos. Si nuestros competidores comerciales dentro de Unión Europea procedieran de idéntico modo contrayendo sus propios salarios, estaríamos muertos. Si Merkel mantuviera su estrategia presente, la del Deutschland über alles y la expansión nacional vía exportaciones, estaríamos muertos. Si no concurriera ninguna de esas tres circunstancias, tendríamos una oportunidad. En la cosmogonía hindú, la Tierra se sustenta sobre un elefante; el elefante sobre una tortuga; y la tortuga sobre una culebra. El problema surge cuando se les pregunta a los fieles sobre qué se aguanta la culebra.

Y con la ortodoxia dominante viene a suceder tres cuartos de lo mismo: su última ratio también se apoya en el aire. El canon prescribe que, liberado de trabas y regulaciones, el mercado laboral actuaría igual que el termostato de una calefacción. Esto es, equilibrando oferta y demanda de trabajo hasta alcanzar el pleno empleo, y manteniéndose de forma permanente en torno a ese centro de gravedad. Lástima que sea una creencia con el mismo fundamento empírico que la frenología, el espiritismo o el tarot. Y es que las economías del universo tangible, simplemente, funcionan de otro modo bien distinto. Rígido o flexible, alto o bajo, cualquier régimen de salarios resulta compatible con una recesión crónica. Razón de más para recordar cuál es la única política de empleo eficaz dentro de las uniones monetarias transnacionales: aprender idiomas.

Jos Garca Domnguez - Jugando a la ruleta rusa - Libertad Digital