Dilbert
Madmaxista
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Vivimos porque somos seres vivos. No es la especificidad humana la que nos
ha dado la vida. Nos ha dado otras cosas, pero no la vida. La vida nos la ha
dado la naturaleza. Somos seres vivos, somos animales, somos humanos. Pero,
por encima y por debajo de todo, somos naturaleza.
Sin embargo, lo hemos olvidado. Hemos querido separarnos de ella, erigirnos
como entidades superiores a cualquier equilibrio universal. Hemos creado
nuestras cúpulas de aislamiento, llamadas ciudades, y las hemos abastecido
de energía, de alimentos y de materias primas, a través de canales que
generan miseria, polución y, sobretodo, inconsciencia de las consecuencias
de nuestro tren de vida.
Hemos antropizado el resto del medio para que satisfaga tan sólo nuestras
necesidades, sin corresponderle en el intercambio, sin ofrecerle nuestra
parte al equilibrio natural. Hemos esquilmado los bosques y las selvas,
hemos secado y contaminado los ríos, hemos destruido los fondos marinos,
hemos esclavizado a los animales a nuestro servicio y, en definitiva, hemos
impreso nuestra huella egoísta y desconsiderada en cada esquina del planeta.
Crecemos. Sin pausa. Queremos ser infinitos en un mundo finito, y eso no es
posible. No podemos esperar más. La solución no pasa por hacer más limpio el
modelo de vida actual. La solución pasa por integrarnos. Creemos en la
autorregulación de la naturaleza. Si seguimos rompiendo ese equilibrio, sólo
caben dos opciones: nuestra desaparición, o la desaparición de la
naturaleza, lo cual también significaría nuestra desaparición.
Confiamos en la capacidad humana de retomar su función en este planeta.
Aprender a vivir como seres vivos, dándonos cuenta de que nuestra
supervivencia y bienestar sólo es posible como parte de los ecosistemas.
La revolución será verde, o no habrá donde hacerla..
Manifiesto del Grupo de Medio Ambiente
ha dado la vida. Nos ha dado otras cosas, pero no la vida. La vida nos la ha
dado la naturaleza. Somos seres vivos, somos animales, somos humanos. Pero,
por encima y por debajo de todo, somos naturaleza.
Sin embargo, lo hemos olvidado. Hemos querido separarnos de ella, erigirnos
como entidades superiores a cualquier equilibrio universal. Hemos creado
nuestras cúpulas de aislamiento, llamadas ciudades, y las hemos abastecido
de energía, de alimentos y de materias primas, a través de canales que
generan miseria, polución y, sobretodo, inconsciencia de las consecuencias
de nuestro tren de vida.
Hemos antropizado el resto del medio para que satisfaga tan sólo nuestras
necesidades, sin corresponderle en el intercambio, sin ofrecerle nuestra
parte al equilibrio natural. Hemos esquilmado los bosques y las selvas,
hemos secado y contaminado los ríos, hemos destruido los fondos marinos,
hemos esclavizado a los animales a nuestro servicio y, en definitiva, hemos
impreso nuestra huella egoísta y desconsiderada en cada esquina del planeta.
Crecemos. Sin pausa. Queremos ser infinitos en un mundo finito, y eso no es
posible. No podemos esperar más. La solución no pasa por hacer más limpio el
modelo de vida actual. La solución pasa por integrarnos. Creemos en la
autorregulación de la naturaleza. Si seguimos rompiendo ese equilibrio, sólo
caben dos opciones: nuestra desaparición, o la desaparición de la
naturaleza, lo cual también significaría nuestra desaparición.
Confiamos en la capacidad humana de retomar su función en este planeta.
Aprender a vivir como seres vivos, dándonos cuenta de que nuestra
supervivencia y bienestar sólo es posible como parte de los ecosistemas.
La revolución será verde, o no habrá donde hacerla..
Manifiesto del Grupo de Medio Ambiente
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