Aquí les copio lo último del ínclito Alfredo Jalife, el tochovista mejicano. Uno de los pocos, junto a algún clásico, que tengo que leer con el diccionario al lado.
La realidad financiera regresará el "día después" al 7 de noviembre, si es que no se adelanta, y castigará con furia los juegos macabros de los brujos-aprendices de la banca israelí-anglosajona.
Más allá de sus notorios defectos personales, que no son pocos e incluyen degradantes corrupciones para una mente superdotada, Jacques Attali (JA) tampoco es un personaje menor de las finanzas globales a las que sirvió como primer presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, creado en 1991 para convertir a los países de Europa oriental y central desprendidos de la URSS a las supuestas bondades de la "economía democrática (sic) de mercado".
Aún más relevante es su íntima vinculación con la legendaria dinastía financiera hebrea de los Warburg, los inventores de los eurobonos en los años sesenta, y a la que le ofrendó un libro: Un hombre de influencia: la extraordinaria (sic) carrera de S. G Warburg.
JA mantiene estrechos vínculos con el banco de inversiones Lazard Frères que controla el israelí-austriaco-estadunidense Felix Rohatyn, salvador de la quiebra financiera de la ciudad de Nueva York y gran aliado de Heinz Alfred (alias Henry) Kissinger y el friedmanita George Pratt Schultz, creador del grupo de consejeros en política exterior, los "Vulcanos", que concilia los intereses globales del nepotismo dinástico de los Bush, la banca israelí-anglosajona y los neoconservadores straussianos.
JA es biógrafo de los Warburg como el historiador británico Nial Ferguson lo es de los Rothschild, las dos célebres dinastías de financieros hebreos. De allí que la angustiante advertencia del anterior y principal consejero del presidente galo François Mitterrand cobre mayor relevancia en su escrito "Flores ponzoñosas" (L'Express, 28/9/06), en referencia a la sonada quiebra de Amaranto, la firma de hedge funds (fondos de cobertura de riesgo), que "revela la locura de nuestro mundo".
Recuerda que Amaranto fue creada hace dos años y "se volvió famosa por haber ganado 2 mil millones de dólares en un par de semanas a principios de 2006, cuando apostó a contracorriente a la escasez del gas natural"; se empecinó en su apuesta hasta que fue atrapada por la "brutal reversa de las materias primas que le infligió pérdidas por 6 mil millones de dólares".
Relata lo consabido sobre las aseguradoras globales, "actores principales de los ahorros del mundo, quienes deben cumplir sus compromisos con sus clientes", en particular las instituciones de salud y los fondos de pensiones que han puesto en manos de fondos especulativos de alto riesgo, gracias al "dinero abundante y barato".
Cuando se gana , los ingresos son colosales y cuando se pierde las mermas son descomunales y esta situación es la que tiene nervioso a JA, quien lanza su advertencia a destiempo, con seis años de retraso, y que expusimos con lujo de detalle en nuestro libro agotado El lado oscuro de la globalización: post globalización y balcanización (Ed. Cadmo & Europa; 2000), que, dicho sea con humildad de rigor, resultó premonitorio.
Lo interesante subyace en que JA haya guardado silencio y ahora salga a vociferar sus jeremiadas de que habrá más quiebras al estilo Amaranto, mientras soslaya que la culpa la tienen, ante todo, las políticas monetaristas descabelladas de los bancos centrales del G-7 para beneficiar a la plutocracia global en detrimento de 90 por ciento de la población mundial, y de lo que fue cómplice por su participación directa en el banco europeo que dirigió y mancilló con su cleptomanía.
Hoy Amaranto superó a las "flores del mal" que describió el genial poeta Charles Baudelaire y ha desencadenado un efecto dominó que ocultan los principales bancos en sus cuentas invisibles en los paraísos fiscales.
El canto del cisne oscuro de la globalización financiera en la que contribuyó, y de la que ahora pretende deslindarse, lo entona JA: "Así va nuestro (sic) mundo, donde el futuro, aunque tan amenazante, no preocupa tanto y que no remunera en forma decente a quienes toman riesgos para prepararse a él creando riqueza real, prefiriendo canalizar los ahorros de la clase trabajadora a una especulación de casino. Esto no puede acabar sino mal. Un día las tasas de interés reflejarán los riesgos y el sistema financiero occidental entero (sic), empezando con EU, podría colapsarse. Nadie dirá que no fue advertido".
PlaNet Finance es presidido ahora por JA, donde colabora el deprimente salinista Pedro Aspe Armella, causante de la deliberada quiebra financiera de México (el efecto Tequila en el pase de mando de Salinas a Zedillo), que fue para el país el equivalente de la guerra de Vietnam, además de ser el vulgar instrumento del nepotismo dinástico de los Bush. La rama de PlaNet Finance en México es dirigida por el siniestro Joseph-Marie Cordoba.
Attali y Cordoba pertenecen al sionismo financiero de la "izquierda (sic) caviar" del Partido Socialista galo, desde donde controlaban a Castañeda Gutman (primer canciller del degradado foxismo) cuando se disfrazaba de "marxista" antes de quitarse las máscaras para colaborar con el agente de la CIA y megaespeculador con maquillaje de "filántropo": el húngaro-israelí-británico-estadounidense György Schwartz (alias George Soros).
No faltarán quienes fustiguen a JA de ser proclive al pensamiento apocalíptico (escribió el libro Economía del apocalipsis sobre el ominoso "equilibrio de las armas nucleares") y de aventurarse en los dédalos de la profecía neobíblica más que de la prospectiva rigurosa. Pero más allá de su conspicuo lado oscurísimo, hay que admitir que conoce como poco a los actores de las finanzas globales y sus actos perniciosos en los que colaboró.
A su favor opera que toma por los cuernos temas tabú desde su perspectiva étnico-religiosa muy respetable, como el libro muy polémico Los judíos, el mundo y el dinero. Pero hay que reconocer que de toda su profusa producción intelectual de altibajos, Milenio: ganadores y perdedores del nuevo orden mundial, ensayo escrito en 1991, resultó visionario 16 años más tarde, aunque por razones distintas a las que esbozó, donde visualizó que Japón y Europa sustituirían a EU como la superpotencia económica. No importa que se haya equivocado respecto al grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) de potencias emergentes que despreció, así como con Japón que sobredimensionó, lo esencial radica en su lúcido análisis sobre la inevitable decadencia económica de EU, sin la cual no se hubiera gestado el doloroso parto del incipiente nuevo orden hexapolar, con o sin su debacle en Irak.
