Saludos a tod@s.
Sirva este primer post como presentación. Como bien dice el título del post, no soy economista, ni falta que me hace. En realidad soy un músico que acabó trabajando de ingeniero por circunstancias de la vida.
Llevo un par de días empapándome con toda la información que puedo en relación al precio de la vivienda en España y su posible evolución en un futuro más o menos cercano. Hay personas que insisten, de un modo poco racional a mi modo de ver, en que el ladrillo nunca bajará de precio. No voy a entrar aquí a debatir o rebatir los argumentos de los nuncabajistas (bonita palabra). Me interesa mucho más el aspecto ético de la situación.
Para evitar especulaciones acerca de mi situación, o de cuales pueden ser mis motivaciones para escribir este post:
Tras esta pequeña introducción, me gustaría plantear algunas cuestiones y establecer algunos paralelismos que pueden enfurecer a más de uno, pero recordad que, como bien dice el título del post, no soy economista.
¿Que interés puede tener una persona en el hecho de que un bien de primera necesidad sea cada vez más caro y, por lo tanto, cada vez más inasequible para un mayor número de personas? Me estoy refiriendo a una persona que en este momento esté hipotecado para los próximos 10-35 años de su vida. Sin embargo, estoy seguro que cualquiera de esas personas se alegrará de que baje el coste de la electricidad, agua, alimentos básicos, medicamentos, cultura, internet de banda ancha, etc. ¿Es ético desear que el año que viene un enfermo no pueda pagar menos por un medicamento que nosotros estamos utilizando ahora? ¿Es ético especular con el pan, el arroz, las hortalizas, el aceite, etc?
En mi opinión, una de las muestras de progreso de una sociedad o civilización debería ser precísamente el abaratamiento de determinados bienes y servicios esenciales gracias a los avances tecnológicos, unido a la universalidad en el acceso a dichos bienes y servicios.
Imagino que los planteamientos nuncabajistas no ven más lejos de su propio horizonte personal. Parece evidente que si las propiedades inmobiliarias se encarecen un 20-30% anual de manera indefinida, las desigualdades sociales crecerán hasta niveles tan terribles que sería una vuelta a la edad media, con todo el poder económico concentrado en cada vez menos manos y un incremento paulatino del número de personas excluidas. ¿Es esta la sociedad en la que queremos vivir? ¿Es este el legado que queremos dejar a nuestra descendencia?
Sirva este primer post como presentación. Como bien dice el título del post, no soy economista, ni falta que me hace. En realidad soy un músico que acabó trabajando de ingeniero por circunstancias de la vida.
Llevo un par de días empapándome con toda la información que puedo en relación al precio de la vivienda en España y su posible evolución en un futuro más o menos cercano. Hay personas que insisten, de un modo poco racional a mi modo de ver, en que el ladrillo nunca bajará de precio. No voy a entrar aquí a debatir o rebatir los argumentos de los nuncabajistas (bonita palabra). Me interesa mucho más el aspecto ético de la situación.
Para evitar especulaciones acerca de mi situación, o de cuales pueden ser mis motivaciones para escribir este post:
- Tengo 35 años, no tengo vivienda en propiedad, ni creo necesario tenerla. Vivo muy tranquilo en un piso de alquiler de unos 100m, en la zona metropolitana de Madrid, en mi barrio de toda la vida, a unos 45 minutos del trabajo.
- El coste del alquiler supone un 21% de mis ingresos, incluida comunidad.
- Ninguno de mis familiares ni amigos tiene problemas económicos derivados de la adquisición de una vivienda ni de ninguna otra circunstancia.
Tras esta pequeña introducción, me gustaría plantear algunas cuestiones y establecer algunos paralelismos que pueden enfurecer a más de uno, pero recordad que, como bien dice el título del post, no soy economista.
¿Que interés puede tener una persona en el hecho de que un bien de primera necesidad sea cada vez más caro y, por lo tanto, cada vez más inasequible para un mayor número de personas? Me estoy refiriendo a una persona que en este momento esté hipotecado para los próximos 10-35 años de su vida. Sin embargo, estoy seguro que cualquiera de esas personas se alegrará de que baje el coste de la electricidad, agua, alimentos básicos, medicamentos, cultura, internet de banda ancha, etc. ¿Es ético desear que el año que viene un enfermo no pueda pagar menos por un medicamento que nosotros estamos utilizando ahora? ¿Es ético especular con el pan, el arroz, las hortalizas, el aceite, etc?
En mi opinión, una de las muestras de progreso de una sociedad o civilización debería ser precísamente el abaratamiento de determinados bienes y servicios esenciales gracias a los avances tecnológicos, unido a la universalidad en el acceso a dichos bienes y servicios.
Imagino que los planteamientos nuncabajistas no ven más lejos de su propio horizonte personal. Parece evidente que si las propiedades inmobiliarias se encarecen un 20-30% anual de manera indefinida, las desigualdades sociales crecerán hasta niveles tan terribles que sería una vuelta a la edad media, con todo el poder económico concentrado en cada vez menos manos y un incremento paulatino del número de personas excluidas. ¿Es esta la sociedad en la que queremos vivir? ¿Es este el legado que queremos dejar a nuestra descendencia?