Burbujólogo
Madmaxista
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El club que escapó de la burbuja · ELPAÍS.com
El Alcorcón, poco atractivo antes de la crisis, es la meca de futbolistas hartos de los impagos
Cuando el Madrid jugó la Champions en Marsella, los hinchas del Velódromo gritaban: "¡Al-cor-cón! ¡Al-cor-cón!". El equipo del sur de Madrid, único superviviente de Segunda B en la Copa, se hizo famoso en todo el mundo cuando eliminó a los galácticos. Hoy vuelve a la Copa para medirse al Racing en Santo Domingo y para recordar que, más que un ejemplo deportivo y de gestión, es un faro moral en el inquietante panorama del fútbol español.
La explosión de la burbuja inmobiliaria, en el otoño de 2008, fue como un maremoto que se fue tragando a los clubes de Segunda B, principalmente a los de la costa y aledaños. Portuense, Granada, Ejido, Lorqui, Fuerteventura, San Fernando, Lorca Deportiva, Águilas, Gavá... Desde el Golfo de Cádiz hasta la Costa Brava, todos aquellos clubes relacionados con la construcción que hasta hacía poco habían contribuido a inflar el mercado del fútbol, comenzaron a hundirse. Un año más tarde la geografía de la Segunda B es radicalmente distinta. Hoy, el Alcorcón, hace poco un club modesto al que pocos querían ir, se ha convertido en la meca de los jornaleros del fútbol. Sigue pagando los mismos sueldos que en 2007. Justamente, la clave es ésa. Sigue pagando.
Íñigo López fichó por el Alcorcón en 2007. Es uno de los líderes del equipo que derrotó al Madrid y su experiencia le confiere perspectiva: "Antes, el Alcorcón no podía competir con muchos equipos que prometían mucho más a los jugadores. Había mucho dinero, mucho constructor, y mucho blanqueo. Pero a partir del año pasado eso cambió. Dejaron de pagar. Prometían diez y te pagaban uno, mientras que aquí seguían ofreciendo cuatro y te pagaban los cuatro. Después del miedo que hubo, cuando hasta se pensó que el fútbol iba a desaparecer, cobrar lo prometido se valora mucho".
En julio, hasta 42 clubes del total de 80 de la Segunda B fueron denunciados por sus acreedores. La mayoría de los futbolistas se quedaron sin cobrar. Borja Pérez, el goleador contra el Madrid, jugaba entonces en el Alicante. "Sólo cobré cuatro nóminas", dice.
El éxodo fue inevitable. Borja Pérez y Fernando Béjar abandonaron el Alicante, Anuarbe dejó el Portuense, Nagore se fue del Lorca, jovenlandesa se despidió del Alcoyano, Ernesto Gómez de la Ponferradina y Cascón del Poli Ejido. Se fueron todos al Alcorcón. El talento escapó de la costa para internarse en la meseta. Como reflexiona Íñigo López: "La crisis ha supuesto una ventaja competitiva para clubes como el nuestro. Pero aquí, a nivel económico, todo sigue siendo exactamente igual que hace tres años".
La crisis limpió del mercado a muchos clubes que durante años practicaron el endeudamiento sistemático para gestionarse y competir con ventaja. Julián Villena, vicepresidente del Alcorcón y encargado de las cuentas, no habla como un gurú. "Nuestra gestión no tiene secretos", dice; "consiste en no gastar más de lo que ingresamos. Otros fueron sumando deudas, deudas... Algunos pagaron sueldos de hasta 120.000 euros... y al final se acogieron a la Ley Concursal. Mientras tanto, atrajeron a los mejores jugadores sobrepagándoles. Ahora hay futbolistas nuestros que rechazan ofertas que superan en 20.000 euros lo que les pagamos porque no saben si al final lo van a cobrar. Prefieren quedarse con nuestros salarios. Que son los salarios de cualquier trabajador cualificado".
El Alcorcón, poco atractivo antes de la crisis, es la meca de futbolistas hartos de los impagos
Cuando el Madrid jugó la Champions en Marsella, los hinchas del Velódromo gritaban: "¡Al-cor-cón! ¡Al-cor-cón!". El equipo del sur de Madrid, único superviviente de Segunda B en la Copa, se hizo famoso en todo el mundo cuando eliminó a los galácticos. Hoy vuelve a la Copa para medirse al Racing en Santo Domingo y para recordar que, más que un ejemplo deportivo y de gestión, es un faro moral en el inquietante panorama del fútbol español.
La explosión de la burbuja inmobiliaria, en el otoño de 2008, fue como un maremoto que se fue tragando a los clubes de Segunda B, principalmente a los de la costa y aledaños. Portuense, Granada, Ejido, Lorqui, Fuerteventura, San Fernando, Lorca Deportiva, Águilas, Gavá... Desde el Golfo de Cádiz hasta la Costa Brava, todos aquellos clubes relacionados con la construcción que hasta hacía poco habían contribuido a inflar el mercado del fútbol, comenzaron a hundirse. Un año más tarde la geografía de la Segunda B es radicalmente distinta. Hoy, el Alcorcón, hace poco un club modesto al que pocos querían ir, se ha convertido en la meca de los jornaleros del fútbol. Sigue pagando los mismos sueldos que en 2007. Justamente, la clave es ésa. Sigue pagando.
Íñigo López fichó por el Alcorcón en 2007. Es uno de los líderes del equipo que derrotó al Madrid y su experiencia le confiere perspectiva: "Antes, el Alcorcón no podía competir con muchos equipos que prometían mucho más a los jugadores. Había mucho dinero, mucho constructor, y mucho blanqueo. Pero a partir del año pasado eso cambió. Dejaron de pagar. Prometían diez y te pagaban uno, mientras que aquí seguían ofreciendo cuatro y te pagaban los cuatro. Después del miedo que hubo, cuando hasta se pensó que el fútbol iba a desaparecer, cobrar lo prometido se valora mucho".
En julio, hasta 42 clubes del total de 80 de la Segunda B fueron denunciados por sus acreedores. La mayoría de los futbolistas se quedaron sin cobrar. Borja Pérez, el goleador contra el Madrid, jugaba entonces en el Alicante. "Sólo cobré cuatro nóminas", dice.
El éxodo fue inevitable. Borja Pérez y Fernando Béjar abandonaron el Alicante, Anuarbe dejó el Portuense, Nagore se fue del Lorca, jovenlandesa se despidió del Alcoyano, Ernesto Gómez de la Ponferradina y Cascón del Poli Ejido. Se fueron todos al Alcorcón. El talento escapó de la costa para internarse en la meseta. Como reflexiona Íñigo López: "La crisis ha supuesto una ventaja competitiva para clubes como el nuestro. Pero aquí, a nivel económico, todo sigue siendo exactamente igual que hace tres años".
La crisis limpió del mercado a muchos clubes que durante años practicaron el endeudamiento sistemático para gestionarse y competir con ventaja. Julián Villena, vicepresidente del Alcorcón y encargado de las cuentas, no habla como un gurú. "Nuestra gestión no tiene secretos", dice; "consiste en no gastar más de lo que ingresamos. Otros fueron sumando deudas, deudas... Algunos pagaron sueldos de hasta 120.000 euros... y al final se acogieron a la Ley Concursal. Mientras tanto, atrajeron a los mejores jugadores sobrepagándoles. Ahora hay futbolistas nuestros que rechazan ofertas que superan en 20.000 euros lo que les pagamos porque no saben si al final lo van a cobrar. Prefieren quedarse con nuestros salarios. Que son los salarios de cualquier trabajador cualificado".
