Han pasado toda la vida luchando por sacar adelante a su familia. Ahora están jubilados pero no pueden descansar. La crisis ha obligado a muchos pensionistas valencianos a responder de los gastos de sus hijos, que se han quedado en paro. "Las personas mayores tienen que hacerse cargo de nuevo de sus hijos, a los que han despedido del trabajo", explica Pepe Sanchis, presidente de la Unión de Pensionistas de Valencia.
Es la dura realidad que están afrontando muchos mayores de 65 años en la Comunitat. En lo que va de año, más de medio centenar de jubilados se han acercado a la sede de la asociación en Valencia para pedir ayuda y asesoramiento. Están desesperados.
La avalancha comenzó a producirse a finales del año pasado. "Desde octubre o noviembre, que es cuando la crisis está afectando más, recibimos entre cuatro y seis personas a la semana que preguntan dónde pueden ir y si existe alguna ayuda por volver a tener hijos, e incluso nietos, a su cargo", explica Sanchis.
Y es que muchos jubilados han de hacerse cargo de sus familiares con pensiones que no superan los 500 euros. "Me han quedado 360 euros al mes de jubilación. Si con eso casi no podía mantenerme yo sola ahora con un hijo y mi nuera en casa es imposible", confiesa María Rosa, una valenciana de 71 años.
Uno de los gastos más importantes es la hipoteca. De hecho, se han detectado varios casos en los que el impago ha llevado a muchas familias enteras a verse en la calle. "Hay varias situaciones en los que les han embargado el piso a los padres porque eran el aval de la hipoteca de sus hijos y al no poder pagarla ni unos ni otros se la han quitado", alerta el presidente de la Unión de Pensionistas.
También desde la asociación Pro Tercera Edad Proteed han notado "cómo cada día los mayores tienen miedo por si sus familiares se quedan en paro y por qué no saben cuánto puede durar la crisis ni cómo sobrevivir a ella con lo poco que cobran", explican.
Incremento del 60%
Los comedores sociales son otra prueba del difícil día a día de los mayores necesitados. Bienestar Social ha detectado un aumento del 60% en el número de usuarios con respecto al año anterior. Actualmente la Conselleria cuenta con tres comedores, ubicados en Sagunto y Valencia (Literato Azorín y en la Malvarrosa).
En estos momentos, los tres servicios sociales atienden a 416 personas cada día. En el caso del de Sagunto se han duplicado los turnos diarios, realizándose hasta cuatro turnos cada jornada.
"El perfil de los usuarios son personas mayores de 65 años, jubilados o prejubilados que cobran una pensión inferior a los 600 euros. Muchos de ellos cobran una pensión no contributiva", afirman fuentes de la Conselleria.
Ante la incesante demanda, la Conselleria de Bienestar Social va abrir un nuevo comedor la semana que viene, con capacidad para 60 comensales y que pretende "cubrir la demanda de este sector de la población que ha visto disminuir su poder adquisitivo en estos momentos de crisis".
Muchos otros pensionistas hacen cola a las puertas de la Casa de la Caridad para poder tomar un plato caliente. El Informe de la Pobreza que la institución benéfica presentó la semana pasada advierte del aumento de mayores desfavorecidos y alerta del incremento constante de personas necesitadas.
"Una situación nunca vista"
Si hace un año daban de comer a 160 personas, ahora el número supera los 350 y antes de final de año sobrepasará el medio millar. "Estamos viviendo una situación de crisis que nunca antes jamás habíamos visto", aseguró el presidente de la entidad, Antonio Casanova.
Otra consecuencia de la crisis es la disminución de peticiones de asistencia domiciliaria a mayores. Según explica Filo, trabajadora social de la asociación La Casa Grande, "desde aquí gestionamos ofertas de familiares para que cuiden a sus mayores y hemos detectado que, con la crisis, estas se han reducido a más de la mitad".
Si en el año 2007 recibieron más de un centenar de solicitudes, el año pasado no llegaron siquiera a las 50. Esta importante caída se debe a la falta de poder adquisitivo pero también a que muchos familiares con ancianos a su cargo tienen más tiempo para cuidarlos al estar en paro.
Además, las ofertas para atender a la tercera edad reúnen peores condiciones. "Algunas tenemos que rechazarlas porque el salario ni siquiera llega al mínimo establecido", asegura la trabajadora social.