Más sobre la era post-petroleo:
http://www.zmag.org/Spanish/0905klare.htm
Varios acontecimientos recientes, tales como los persistentes altos precios de
la gasolina, avisos sin precedentes de la Secretaría de Energía y de las grandes
compañías petroleras, la breve pretensión de China por American Unocal
Corporation, sugieren que estamos a punto de entrar en El Ocaso de la Era del
Petróleo, una época de escasez crónica de energía y estancamiento económico, así
como de constantes crisis y conflictos. El petróleo no desaparecerá durante este
periodo, todavía estará disponible en la gasolinera más próxima para aquellos
que lo puedan pagar, pero no será barato ni abundante como lo ha sido durante
los últimos 30 años. La cultura y el estilo de vida que asociamos con los buenos
tiempos de la Era del Petróleo, coches grandes que engullen gasolina y SUVs,
extensas barriadas suburbanas, grandes centros comerciales, vacaciones
conduciendo campo a través, etc.., dejarán espacio para un modelo de vida más
sobrio basado en una rigurosa dieta de gasolina. Mientras que los
norteamericanos seguirán consumiendo una proporción diaria mucho más alta que
los demás del petróleo mundial, tendrán que competir con más fuerza con los
consumidores de otros países, incluido China y la India, para tener acceso al
cada vez más escaso suministro.
El concepto de “ocaso” del petróleo deriva de lo que se conoce respecto de la
ecuación de la oferta y la demanda mundial. Los expertos en energía hace mucho
tiempo que han reconocido que la producción mundial de petróleo llegará algún
día a un momento máximo (o “pico”) de producción diaria, seguido de una caída
cada vez más brusca de suministro. Pero mientras el concepto básico de pico de
producción ha ganado una sustancial aceptación mundial, todavía existe mucha
confusión sobre su carácter real. Mucha gente que expresa familiaridad con el
concepto tiende a ver el pico de producción como un marcado pináculo, con una
producción mundial creciendo hasta una cumbre un mes, cayendo bruscamente al
siguiente; y si volvemos la vista atrás de aquí a cien años, las cosas pueden
parecer de esta manera. Pero para aquellos de nosotros que estamos en este
momento del tiempo, experimentaremos ese pico de producción como algo más
parecido a una meseta rocosa, un amplio periodo de tiempo, quizás varias
décadas, durante las cuales la producción de petróleo mundial permanecerá a los
mismos o parecidos niveles actuales, pero que no logrará conseguir la elevada
producción estimada necesaria para satisfacer las futuras demandas mundiales.
Los resultados serán altos precios permanentes, intensa competición
internacional por los suministros disponibles, y escasez periódica causada por
tensiones políticas y sociales en los países productores.
La Era del Petróleo Fácil Ha Terminado
El Ocaso de la Era del petróleo, como yo lo he llamado, es muy probable que se
caracterice por una creciente politización de política del petróleo y el
constante uso de la fuerza militar para ganar el control de los suministros
disponibles. Esto es así porque el petróleo, entre todas las materias primas
comerciales, es considerado como un material estratégico; algo tan vital para el
bienestar de la economía de una nación que el uso de la fuerza para asegurar su
disponibilidad es justificado. Que las naciones estén preparadas a ir a la
guerra por el petróleo no es un fenómeno exactamente nuevo. Conseguir petróleo
extranjero fue un factor significativo en la Segunda Guerra Mundial y el la
Guerra del Golfo de 1991, para ofrecer dos ejemplos; pero es probable que cada
vez más llegue a formar parte de nuestro mundo en un periodo de creciente
competencia y disminución de suministro.
Esta nueva era no comenzará con un único incidente bien definido, sino más bien
con una serie de acontecimientos que sugerirán la transición de un periodo de
relativa abundancia a un periodo de perpetua escasez. Estos acontecimientos
tomarán una forma tanto política como económica: por una parte, el aumento de
los precios de la energía y suministros contratados; y por otra parte, más
crisis diplomáticas y fuerza militar. Recientemente hemos sido testigos de
significativos ejemplos de ambas.
En el aspecto económico, las señales más importantes han venido dadas por el
creciente precio del crudo y los avisos de la disminución de la producción en un
futuro. El barril de crudo cuesta ahora un poco más de 60$, aproximadamente el
doble de lo que costaba hace un año, y muchos expertos creen que el precio
subirá mucho más si la situación del suministro continua deteriorándose. “Hemos
entrado en una nueva era de los precios del petróleo”, dijo el experto en
energía Daniel Yergin en una entrevista en abril para Time Magazine. Si los
mercados permanecen tan ajustados como en la actualidad, “veremos mucha más
volatilidad, y podremos ver subir los precios hasta 65$ o 80$.”
Los analistas en Goldman Sachs son incluso más pesimistas, sugiriendo que el
petróleo puede llegar a un precio de hasta 105$ el barril en un futuro cercano.
“Creemos que el mercado del petróleo ha entrado en las primeras etapas de lo que
llamamos el periodo de “super-pico”, informaron en abril, con precios elevados
manteniéndose por un periodo de tiempo de varios años.
Por supuesto, el mundo ha experimentado varios picos en los precios con
anterioridad, el más notable en 1973-74 después de la Guerra de Octubre ente
Egipto e Israel y el embargo de petróleo árabe, así como en 1979-80 después de
la Revolución Iraní, pero ahora es más probable que los precios altos se
mantengan indefinidamente a que bajen como en el pasado. Esto es así por que la
nueva producción (en lugares como el Mar Caspio y en la Costa Oeste de África)
no llega lo suficientemente rápido o con la fuerza suficiente para compensar la
disminución en la producción de pozos más viejos como los de Norteamérica o los
del Mar del Norte. Además de esto, es cada vez más evidente que productores
incondicionales como Rusia o Arabia Saudita han agotado muchos de sus pozos más
prolíficos y ya no son capaces de aumentar su producción de manera significativa.
Hasta hace poco, se consideraba una herejía que directivos de la industria
petrolera o cuerpos gubernamentales como el Departamento de Energía de EE.UU.
reconocieran la posibilidad de una reducción a corto plazo de suministros de
petróleo. Pero varios acontecimientos recientes señalan la ruptura del consenso
dominante:
* El 8 de julio, el Secretario de Energía, Samuel Bodman, dijo a reporteros del
diario Christian Science Monitor que la era del petróleo barato y abundante
podía haber terminado. “Por primera vez en mi vida”, declaró, los principales
suministradores de petróleo como Arabia Saudita “están justo en el límite” en su
habilidad de satisfacer la creciente demanda mundial de energía. A pesar del
gran aumento en la demanda internacional, Bodman apuntó, los más importantes
productores del mundo no son capaces de aumentar sustancialmente su producción,
y por esto deberíamos esperar una tendencia al alza en los precios de las
gasolinas. “Estamos ante una nueva situación”, declaró. “Es muy probable que por
lo menos en un corto plazo tendremos que enfrentarnos a un régimen de precios
diferente al que hemos visto hasta ahora.”
* Una semana más tarde, el gigante petrolero Chevron publicó un anuncio en el
New York Times, el Wall Street Journal y otras publicaciones importantes para
señalar su preocupación por el inminente apuro energético. “Una cosa es clara”
decía el anuncio, “la era del petróleo fácil ha terminado”. Esto fue una
admisión extraordinaria hecha por una importante compañía petrolera. El anuncio
seguía diciendo que “que muchos de los pozos de gas y de petróleo del mundo han
madurado” y que “nuevos descubrimientos de energía están ocurriendo en lugares
donde es difícil la extracción, físicamente, económicamente e incluso
políticamente.” Igual de revelador, el anuncio apuntaba a que el mundo consumirá
aproximadamente un trillón de barriles durante los próximos 30 años, tanto
petróleo sin explotar como el que se cree que yace en las reservas mundiales
conocidas y “probadas”.
La Onda Expansiva del Petróleo
Estos y otros informes recientes de fuentes comerciales e industriales sugieren
que la disminución anticipada de la producción mundial de petróleo tendrá graves
consecuencias económicas. Si los precios suben hasta 100$ el barril, como
sugerían Goldman Sachs, una recesión económica mundial es casi inevitable. Al
mismo tiempo, una disminución de la producción seguramente tendrá consecuencias
políticas y militares significativas, como sugerían otros acontecimientos recientes.
El más notable de ellos, por supuesto, es el gran alboroto causado por la oferta
de 18,5 miles de millones de dólares por parte de Chinese National Offshore Oil
Corporation (CNOOC)) para la adquisición de la compañía con base en EE.UU.,
Unocal, anteriormente conocida como Union Oil Company de California. Unocal, es
el propietario de sustanciosas reservas de petróleo y gas en Asia, originalmente
cortejada por Chevorn que ofreció 16,5 miles de millones de dólares por la
compañía a principios de este año. El hecho de que una firma china estuviese
preparada para ofertar más alto que una poderosa firma norteamericana para
controlar una importante compañía petrolera con base en EE.UU. es inmensamente
significativo en términos puramente económicos.
Desde entonces abandonada por los chinos debido a una fuerte oposición política
norteamericana, el hecho, si se hubiese consumado, hubiera representado la
transacción más sustanciosa hecha jamás por una compañía china en EE.UU. Pero la
oferta desató un intenso debate político y resistencia en Washington por los
lazos que unen CNOOC con el gobierno chino, pertenece al estado en un 70%, y
porque la principal materia prima implicada, el petróleo, se considera tan vital
para la economía estadounidense y no tan abundante como se suponía en un
principio. Temiendo que China ganará el control sobre valiosas fuentes de
petróleo y gas que algún día serían necesarias para EE.UU. o para aliados
asiáticos, políticos conservadores buscaron bloquear la adquisición de Unocal
por parte de COONC transformando el tema en términos de seguridad nacional.
“Esto es un tema de seguridad nacional” dijo el antiguo Director de la CIA R.
James Woolsey cuando testificó ante el Comité de Defensa del Senado en julio.
China esta siguiendo una estrategia nacional de dominación de los mercados
energéticos y dominio estratégico de oeste del Pacifico”, una estrategia,
argumentó, que podría verse reforzada de manera muy importante con la
adquisición de Unacol por parte de COONC. Visto desde esta perspectiva, la
oferta de CNOOC se consideró una amenaza a los intereses de seguridad de EE.UU.
y por ello podía haber sido bloqueada por el Congreso o por el Presidente.
La idea de bloquear una transacción mercantil de un importante socio comercial
internacional de los EE.UU. choca con la doctrina económica reinante del libre
comercio y la globalización. Sin embargo, al invocar consideraciones de
seguridad nacional, el presidente recibe el poder de prohibir la adquisición de
una compañía estadounidense de acuerdo al Acto de Producción de Defensa de 1950,
una medida de la Guerra Fría diseñada para prevenir la afluencia de tecnologías
avanzadas a la Unión Soviética y sus aliados. Esto es precisamente lo que se
estaba proponiendo por la vasta mayoría en la Cámara de Representantes. El 30 de
junio, la Cámara adoptó una resolución declarando que la absorción de Unocal por
parte de CNOOC podía “perjudicar la seguridad nacional de EE.UU.” y por esta
razón debía ser prohibida por el Presidente bajo los términos de la ley de 1950.
Esta perspectiva llegó hasta el proyecto de ley de diversos asuntos de energía
adoptado por el Congreso antes del descanso veraniego: Citando aspectos
potenciales de seguridad nacional en la materia, el proyecto de ley imponía una
revisión federal obligatoria de 120 días de la oferta de CNOOC, asegurando
efectivamente su final.
Más evidencia de la creciente amalgama de temas entre la energía y la política
de seguridad nacional se puede encontrar en el Informe de 2005 del Pentágono
sobre el poder militar chino, emitido el 20 de julio. Mientras que en años
anteriores este informe se ha centrado principalmente en la aparente amenaza de
China contra la isla de Taiwán, la edición de este año presta mucha más atención
a las implicaciones militares de la creciente dependencia China en petróleo y
gas natural importados. “Está dependencia de recursos y energía
extranjeros...esta jugando un importante papel en la configuración de la
estrategia y política china” el informe apunta. “Tales preocupaciones son un
factor importante en las relaciones de Beijing con Angola, Asia Central,
Indonesia y Oriente Medio (incluyendo Irán), Rusia, Sudán y Venezuela.... La
creencia de Beijing de que necesita estas relaciones especiales para asegurarse
su acceso a energía podría configurar su estrategia defensiva y planificación de
fuerza en el futuro.”
La versión desclasificada del informe del Pentágono no plantea que pasos
seguiría Washington en respuesta a estos acontecimientos, pero las implicaciones
son obvias: Los EE.UU. tienen que reforzar su propio ejército en regiones clave
productoras de petróleo para descartar cualquier intención de China por dominar
o controlar estas áreas.
La seriedad con la que los políticos ven esta evolución de acontecimientos
relacionados con la energía se revela aún más en otro suceso reciente: El primer
“juego de guerra” de alto nivel basado en una crisis de petróleo en el
extranjero. Conocido como "Onda Expansiva del Petróleo" este ejercicio
extraordinario fue presidido por los Senadores Richard Lugar de Indiana y Joe
Lieberman de Connecticut y cuenta con la participación de prominentes figuras
como el antiguo director de la CIA Robert M. Gates, el antiguo Comandante
General del Ejercito P. X. Kelley, y el antiguo Consejero de Economía Nacional
Gene B. Sperling. Según sus patrocinadores, el juego esta dirigido a determinar
que pasos podrían tomar los EE.UU. para mitigar el impacto de una interrupción
de envío y producción extranjeros, como puede producirse debido a una guerra
civil en Nigeria o un aumento del terrorismo en Arabia Saudita. La respuesta:
“prácticamente nada”. “Una vez se interrumpa el suministro de petróleo”,
concluyeron los participantes, “Hay muy poco que pueda hacerse en un corto plazo
para proteger la economía de EE.UU. de su impacto, incluyendo precios de
gasolina superiores a 5 dólares el galón y un agudo empeoramiento en el
crecimiento económico, que potencialmente conlleve a una recesión.”
No sorprende pues que el resultado de este ejercicio produjera una gran alarma
entre los participantes. “La simulación sirve como un aviso claro de que incluso
una reducción relativamente pequeña en el suministro de petróleo resultaría en
tremendos problemas de seguridad nacional y económicos para el país”, dijo
Robbie Diamond de Asegurando el Futuro Energético de EE.UU. (SAFE en sus siglas
en inglés), uno de los patrocinadores principales del evento. “Este tema merece
atención inmediata.”
Entrando en la Era de las Guerras de Recursos
Por lo que se conoce de este ejercicio, “Onda Expansiva del Petróleo” no
consideraba el uso de la fuerza militar para afrontar los acontecimientos
imaginados. Pero si la historia reciente es una indicación, seguramente esta
será una opción que contemplen los políticos de EE.UU. en el caso de una crisis
real.
De hecho es una política oficial de EE.UU., consagrada en la “Doctrina Carter”
del 23 de enero, 1980, usar la fuerza militar cuando sea necesario resistir
cualquier ataque hostil que impida el flujo de petróleo de Oriente Medio.
Este principio lo invocó por primera vez el presidente Reagan para permitir la
protección de petroleros kuwaitíes por fuerzas de EE.UU. durante la Guerra
Irán-Irak de 1980-88 y por el presidente Bush padre para autorizar la protección
de Arabia Saudita por fuerzas de EE.UU. durante la primera Guerra del Golfo de
1990-1991. El mismo principio básico esta bajo el embargo militar y económico a
Irak desde 1991 a 2003; y cuando esta postura no consigue los resultados
previstos de un “cambio de régimen”, utilizan la fuerza militar para provocarlo.
Una dependencia similar en la fuerza sería indudablemente el resultado de por lo
menos uno de los acontecimientos clave imaginados en el ejercicio de “Onda
Expansiva del Petróleo”: ataques terroristas en Arabia Saudita que conduzcan a
una evacuación masiva de trabajadores extranjeros de pozos de petróleo y a una
paralización en la producción saudita. Es inconcebible que Bush o su sucesor se
abstengan de usar la fuerza militar en esa situación, teniendo en cuenta la
presencia histórica de tropas de EE.UU. dentro del país y en particular
alrededor de los pozos petrolíferos saudíes.
Al determinar el escenario para su crisis simulada, “La Onda Expansiva del
Petróleo” identificó una serie de condiciones que proporcionan un vívido
anticipo de lo que podemos esperar durante el Ocaso de la Era del Petróleo.
* Precio del barril de petróleo que excederá los 150$
* Precios de la gasolina de 5$ el gallón o superiores.
* Una subida del índice de precios al consumidor de más de un 12%.
* Una larga recesión.
* Una bajada de más de un 25% en el índice de bolsa Standard & Poor 500
* Una crisis con China sobre Taiwán.
* Una tensión creciente con Arabia Saudita sobre la política de EE.UU. hacia Israel.
No se puede predecir en este momento que experimentemos o no estas condiciones
precisas, lo que es incontestable es que una reducción de la producción mundial
de petróleo producirá cada vez más acontecimientos graves de esta clase y, en un
mundo más tenso y desesperado, casi con certeza existirá la amenaza de guerras
por recursos de todas clases. Esta no será una situación temporal de la que
esperamos recuperarnos rápidamente. Será es estado de cosas semi-permanente.
Finalmente, por supuesto, la producción mundial de petróleo no estará
simplemente estancada como en el Ocaso de la Era del Petróleo, sino que
comenzará un declive gradual e irreversible que conducirá al fin de la Era del
Petróleo. Lo difícil y peligroso que pueda resultar esta Era, y lo rápido que
llegará su fin dependerá en un factor clave: La rapidez con la que empecemos a
reducir nuestra dependencia en el petróleo como principal fuente de energía y
comencemos la transición hacia combustibles alternativos. Esta transición no se
puede evitar, llegará estemos preparados para ello o no. La única manera que
tenemos de evitar sus consecuencias más dolorosas es empezar rápidamente a poner
los cimientos de una economía post-petróleo.
Copyright 2005 Michael T. Klare
Michael T. Klare es Catedrático de Estudios sobre Paz y Seguridad Mundial en el
Colegio Hampshire y el autor de Sangre y Petróleo: Los Peligros y Consecuencias
de la Creciente Dependencia de EE.UU. del Petróleo Importado (editorial Owl),
Guerras de Recursos, El Nuevo Panorama de Conflicto Mundial.
Este artículo apareció primero en Tomdispatch.com un weblog de Nation Institute,
que ofrece un suministro continuo de fuentes alternativas y de opinión de Tom
Engelhardt, durante largo tiempo redactor editorial, y autor de “The End of
Victory Culture and The Last Days of Publishing”.]
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El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y
habla sin tener nada que decir.