Los cambios sociales son lentos, pero ocurren, aunque no los percibamos. Las crisis cambian los valores de la gente. Para mejor o para peor, eso dependerá de cada uno.Las personas quieren civilización. Mejor dicho, quieren esa civilización. Lo han demostrado. Cuando el dinero circula a espuertas, quieren un buen coche, una buena casa, un móvil con mil funciones que nunca usarán, una televisión de 2 metros cuadrados... En fin, quieren vivir cómodos y sentirse triunfadores, aunque ello suponga que el aire no se pueda respirar y los alimentos comer.
Nadie está dispuesto a renunciar. La prueba es que no ocurre que alguien renuncie, a pesar de la que esta cayendo y queda aún por caer. La gente está dejando de consumir masivamente, pero no porque se haya dado cuenta de la estafa o la inutilidad, sino porque no tiene con qué. La sociedad en la que nos hemos criado no nos ha educado para volver a nuestros orígenes cuando vengan mal dadas. No sabríamos!! La inmensa mayoría no se ve plantando tomates en pos de un aire más limpio y la mera subsistencia, aunque ese fuera el camino a seguir para ser verdaderamente libres; simplemente siguen pensando en móviles y coches que comprarán cuando la situación se normalice.
Por si fuera poco, conforme van pasando las diferentes generaciones, permanecemos más y más dormidos e ignorantes, más acomodados, permitiendo así que los de arriba jueguen con nostros como un gato con su ovillo. Todas esas luchas del pasado han quedado atrás, ya no tienen efecto; de hecho, lo que perseguían era llegar a la situación actual. Pensadlo bien. Desgraciadamente esta crisis es económica y pronto también será social; pero los valores, me temo que seguirán intactos, y, si algún día la situación mejora, no me cabe duda que volveremos a las mismas.
Por eso, mientras no estemos dispuestos a cambiar, no tenemos ningún derecho a estar hartos. Ni siquiera a quejarnos. Menos aún a gritar. Debemos ser consecuentes, pues en el fondo es lo que hemos perseguido durante más de un siglo...
Quizá, si es lo suficientemente larga como para que se vea como algo normal. Pero una época más o menos prologanda de bonanza después, y volveríamos a las mismas. No creo que la gente renuncie a lujos fáciles de conseguir.Los cambios sociales son lentos, pero ocurren, aunque no los percibamos. Las crisis cambian los valores de la gente. Para mejor o para peor, eso dependerá de cada uno.
La lástima es que es ese tipo de películas que nunca pondrán por la tele.
La pusieron sí pero hace 25 años desde entonces no la ha repuesto
Y nos reímos de los indios que cambiaron Manhattan por baratijas...Las personas quieren civilización. Mejor dicho, quieren esa civilización. Lo han demostrado. Cuando el dinero circula a espuertas, quieren un buen coche, una buena casa, un móvil con mil funciones que nunca usarán, una televisión de 2 metros cuadrados... En fin, quieren vivir cómodos y sentirse triunfadores, aunque ello suponga que el aire no se pueda respirar y los alimentos comer.
Nadie está dispuesto a renunciar. La prueba es que no ocurre que alguien renuncie, a pesar de la que esta cayendo y queda aún por caer. La gente está dejando de consumir masivamente, pero no porque se haya dado cuenta de la estafa o la inutilidad, sino porque no tiene con qué. La sociedad en la que nos hemos criado no nos ha educado para volver a nuestros orígenes cuando vengan mal dadas. No sabríamos!! La inmensa mayoría no se ve plantando tomates en pos de un aire más limpio y la mera subsistencia, aunque ese fuera el camino a seguir para ser verdaderamente libres; simplemente siguen pensando en móviles y coches que comprarán cuando la situación se normalice.
Por si fuera poco, conforme van pasando las diferentes generaciones, permanecemos más y más dormidos e ignorantes, más acomodados, permitiendo así que los de arriba jueguen con nostros como un gato con su ovillo. Todas esas luchas del pasado han quedado atrás, ya no tienen efecto; de hecho, lo que perseguían era llegar a la situación actual. Pensadlo bien. Desgraciadamente esta crisis es económica y pronto también será social; pero los valores, me temo que seguirán intactos, y, si algún día la situación mejora, no me cabe duda que volveremos a las mismas.
Por eso, mientras no estemos dispuestos a cambiar, no tenemos ningún derecho a estar hartos. Ni siquiera a quejarnos. Menos aún a gritar. Debemos ser consecuentes, pues en el fondo es lo que hemos perseguido durante más de un siglo...
Yo también lo creo. Si la crisis dura unos años, vamos a ver cambiar muchos hábitos.Los cambios sociales son lentos, pero ocurren, aunque no los percibamos. Las crisis cambian los valores de la gente. Para mejor o para peor, eso dependerá de cada uno.
Lo creas o no, yo estoy en ello.Nadie está dispuesto a renunciar. La prueba es que no ocurre que alguien renuncie.