Están uds. muy esperanzados en un fondo que aunque estuviese hasta los topes y sin haber tocado un euro no tiene para ni cubrir una mala apuesta de un Jeque en Montecarlo.
Imaginense que los Bancos son Bodegas llenas de Barricas de Vino; supuestamente están llenar del elexir de los Dioses que el pueblo rellena tras buenas o malas cosechas, el Bodeguero presta ese Vino a otros Bodegueros y otra parte vá al pequeño comercio de Bares y Comercios donde el pueblo que no dispone de vino propio pues hace acopio de aquello que tanto gusta y alegra al espiritu y al corazón; hasta aqui parece todo muy bien, seguimas pues, los Bodegueros se asocian y forman una cooperativa de Bodegas, está acuerdan forman una Bodega Central donde depositarán parte de las cosechas de sus Bodegas, digamos un 2 por mil, para asegurar que en el caso de que una Bodega no tenga un buen año de cosecha por mal tiempo o pedrisco y se arruine al menos el pueblo pueda recuperar parte o gran parte de sus vinos o Barricas que dejarén depósito; todo el pueblo pensaba que la Bodega estaba llena de Barricas de Vino pues cuando acudian con sus caldos y veian tantos Toneles se sentian gozosos y confiados con su "Gran Bodega", el caso es que la Bodega estaba llena de toneles pero la mayoria de ellos vacios, el vino voló a otros lares y menesteres, primer susto pero al poco se transformo en alivio al pensar que estaba el Bodega Central que podrian indemnizarles pues ya sabian que allí si que estaban Barricas de reserva llenas de vino sin tocar; se presenta el pueblo al pleno alli con fanfarria y lleno de júbilo, con panderetas y carros, un pocos asi como en la pelicula de "El secreto de Santa Vittoria" de Antony Quinn pero con los papeles cambiados; allí al fin se plantan antes las puertas y les recibe el Secretario de la cooperativa, este les consuela a todos y les dice: "aqui teneis las 40 Barricas de la 1000 que depositaistes" gracias a las 20 Bodegas que somos y tuvimos la previsión de guardar ante estos aciagos tiempos"; y somos generosos pues os damos 38 Barricas más que otras Bodegas ya no podrán entregar a otros pueblos pues ya están entregadas a vosotros.
Asi, el Alcalde del Pueblo, gorra en mano retorciendola en gesto nervioso y en actitud de súplica y lleno de asombro y incredulidad se atreve a dar un paso adelante: ¿Pero esas 40 Barricas no dán para todos?, y casi sin aliento y sin respiro prosigue su pregunta; ¿que han hecho con todo nuestro vino?.
¿A mi me lo preguntais?; preguntadle al pueblo que se lo bebió en fiestas y festejos y no saber reconocer que era el propio vino del pueblo; ¿que acaso no sabeis reconocerlo?.
Por un momento todo el pueblo calló sumido entre susto y reflexión, el Alcalde al frente estallá de repente rompiendo el silencio sepulcral y dice:
Aún asi tenias que haber guardado nuestro Vino....por los clavos de Cristo.
El Secretario: Nosotros si, 2 Barricas de cada mil que habia, ¿que acaso no cumplimos?.
De repente por la carretera aparecen una seria de coches oscuros y paran en seco delante de la Bodega Central y el pueblo, bajan de los mismo unos personajes que enseguida son reconocidos por algunos presentes como los Presidentes de las 20 Bodegas que forman la cooperativa; el más rellenito de ellos le habla al Presi de la B.C. al oido por un breve tiempo, este queda impresionado por lo que escucha pero se repone de modo ufano pues tampoco lo oido es ninguna sorpresa por él, se siento entre amigos pues son sus iguales y como tal uno más de ellos; la cuestión es que se acerca un poco más al gentio y hablando como un Comisario politico dice:
Las 40 Barricas quedan decomisadas en nombre del Pueblo; no el vuestro, sino el de todos nosotros, me acaban de notificar que el gobierno ha creado el FROB, Fondo de Reestructuración de Olvidadas Barricas; estás 40 Barricas, aunque pocas, son necesarias para que otras Bodegas puedan provisionarse de Vino para salvar sus magras provisiones de Vino pues ellas también están sin caldos; a partir de ahora la Bodega Central y el FROB es tanto monta que monta tanto, menos para los menos y más para los más.
Entonces el Alcalde lleno de ira exalta al pueblo a tomar la Bodega; el pueblo llano, bueno, llano e iracundo asalta la Bodega Central, al abrir el gran almacén se quedán absortos ante la escena que presencian; hay una sola mesa con un sobre en la misma, en la misiva del sobre indica: para el Alcalde.
Este, casi desfallecido y lívido, abre el sobre y cogiendo la carta empieza a leer sin estar y sin saber si leé lo que parece una sentencia del más allá:
Querido y estimado Bombolini, Alcalde de Santa Vittoria:
Todas las Barricas nunca estuvieron en esta Bodega pero no se lo digais al pueblo que a vuestra espalda espera un milagro; darós la vuelta y decidle al pueblo que todas las Barricas están escondidas en una Cueva secreta del gobierno, que no teman por su vino y que el año próximo para la festividad de la Santa que hace honor vuestro pueblo se les entregará a todos y cada uno de ellos sus preciados vinos.
E finitto la puntata.
Muy buena historia, ilustrativa y real. Yo añadiría otro pequeño relato en la misma línea:
Imaginemos un pueblo donde son habituales los casos de robo. Los habitantes están preocupados por su oro. Pero en el pueblo hay una casa segura, que cuenta con una cámara acorazada inexpugnable, miles de cámaras de seguridad, varios guardias de vigilancia y un sistema antirrobo a prueba de bombas. El propietario del fortín se ofrece a ser el custodio de todo el oro, y la población accede satisfecha porque su oro va a estar completamente seguro. Además, el propietario les dice que en el improbable caso de que se produzca un robo, él cuenta con un fondo de garantía que al instante les devolvería a todos su oro.
Pero el guardián, banquero o usurero, llámese como se prefiera, se percata que la gente raramente van allí a por su oro, y es que prefieren tenerlo bien guardadito allí, allí está seguro. Y entonces decide vender o prestar parte del oro a terceras personas. Estas terceras personas le pagarán al banquero una buena suma. Así, el banquero le paga un pequeño porcentaje al propietario real del oro, y éste queda muy contento. Está contento porque además de poseer oro, ahora le ofrecen una plusvalía por él. ¡fantastico! -piensan los propietarios.
Pero no muy seguros ya de la palabra del guardián, deciden unos cuantos de los propietarios a ir a recoger su oro y comprobar como efectívamente el oro sigue allí, y el guardián, sin problemas, les devuelve su oro:
-Ya saben ustedes que el oro sigue todo aquí. Tómenlo sin problema y muéstrenlo a los demás. -Los propietarios quedan convencidos de que todo el oro sigue allí, pero desconocen que el banquero sólo guardó una pequeña parte (un 10 por cien, que incluso puede ser un 2 o menos) por si algunos dueños reclamaban alguna vez lo que es suyo.
Los propietarios quedan contentos de saber que su oro sigue allí, y además, de que se les pague por ello, lo cual hace muy atractivo seguir manteniendo el oro en el banco para poder conseguir unos buenos intereses. Además, se cuenta con un fondo de garantía...¿qué más se puede pedir? Nada más lejos de la realidad.
Conclusión: en el banco no hay nada, no hay oro, y todas las pertenencias de los depositantes desaparecieron. Allí no queda nada y sólo un 2 por cien para que la trampa no sea nunca descubierta. Los depositantes creen tener su oro a buen recaudo, pero en realidad su oro anda muy lejos de allí, y ellos nunca más lo va a poder tocar. Eso sí, si el negocio sigue viento en popa (los propietarios siguen sin ir en masa a por su oro al banco) seguirán cobrando una pequeña suma mensual (intereses).
El banquero les robó su oro a cambio de unos pequeños intereses, y todo el mundo queda contento: el banquero por el buen negocio hecho, los tenedores actuales del oro porque con el oro de otros especulando y ganando están, y los propietarios reales porque reciben un pequeño dinero mensual y desconocen que su oro en otras manos ahora está.
...y la estafa no es descubierta hasta que un número suficiente de propietarios quiere su oro recuperar...
Fin de la historia: Se ha corrido un rumor, y es que algunos hanvuelto a decir que allí no hay nada y que el guardián es un estafador. La muchedumbre enfurecida se dirige con palos al lugar, pero el banquero los ve a través de sus cámaras de vigilancia, y sale corriendo por la puerta trasera del local, dejando un cartel en la oficina diciéndoles a los del lugar:
GRACIAS POR LA CONFIANZA DEPOSITADA EN NUESTRA ENTIDAD.
