Caperucita
Madmaxista
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Clientes de los dos comerciales de ING National Nederlanden despedidos de su oficina de La Calzada calculan que se han producido daños a ahorradores que superan el millón de euros. La compañía multinacional ha prescindido de M. M., veterano agente de Tremañes, y de G. A., de La Calzada, por «malas prácticas comerciales». Los dos empleados eran muy conocidos y habían logrado captar cantidades importantes de ahorros de amigos y vecinos de la zona Oeste. Empleados y socios del Club Santa Olaya se encuentran entre los perjudicados, con cuantías que van desde los 6.000 a los 75.000 euros. F. C. / M. C.
«Hay un desfase de un millón de euros». Así se expresaba ayer uno de los empleados del Club Natación Santa Olaya que había confiado parte del fondo de sus compañeros de trabajo a sus «amigos» de la oficina de ING Nationale Nederlanden de La Calzada. Los dos empleados de este despacho de seguros e hipotecas que responden a las iniciales M. M. y G. A. han sido despedidos por «malas prácticas comerciales». La multinacional holandesa niega que haya habido estafas. Los afectados, por su lado, se sienten engañados y temen haber perdido buena parte de sus ahorros.
La oficina de ING en La Calzada y, en concreto, su máximo responsable habían logrado cuantiosos incentivos por sus elevados niveles de productividad. Quienes ahora lamentan haberse fiado de la eficacia de estos empleados no ocultan haber realizado viajes de lujo financiados por la multinacional aseguradora por el buen rendimiento de su personal en La Calzada. Así, M. M., conocido agente de Tremañes, se ganó la confianza de gran número de vecinos de la zona Oeste y de empleados del Santa Olaya. Todos le entregaban ahorros. Ofrecían elevadas rentabilidades. «Empecé a ver que no cuadraban los números; lo que me ofrecía, con lo que ponían los papeles», relataba uno de los afectados. «Lo amenacé para que me devolviera 7.000 euros».
La aseguradora realizará una auditoría para conocer la cuantía de las supuestas irregularidades económicas. El conflicto, según ING, se produce por los «unit link» (contrato de fondos de inversión a través de un seguro) que colocaron entre socios y empleados del Santa Olaya. La inversión con esos «unit link» se realizó en renta variable (Bolsa), que sufrió una brusca caída y provocó una pérdida en las inversiones, según ING National Nederlanden.
Algunos afectados consideran que han sido estafados -extremo que niega la compañía aseguradora- y están dispuestos a utilizar todas las medidas legales a su alcance para recuperar todo el dinero.
Peña
Uno de los afectados, que desempeña una responsabilidad técnica en el Santa Olaya, exige a la multinacional holandesa que asuma su responsabilidad, ya que desde ING National Nederlanden se marcan distancias con lo ocurrido debido a la condición de «autónomos» de los dos empleados despedidos.
Según afectados, las cuantías en cuentas personalizadas van desde los 6.000 hasta los 75.000 euros en algunos casos. Las dos personas que gestionaban la oficina en La Calzada «han desaparecido», al igual que el dinero, insistía ayer una clienta que se presenta como perjudicada.
Entre los inversores que se sienten engañados se encuentran, por ejemplo, los integrantes de una peña de veteranos del Club Natación Santa Olaya, de la que formaban parte los dos comerciales despedidos de ING. Uno de estos socios del Santa Olaya le entregó 60.000 euros y le ofreció un elevado rendimiento, «y me lo había metido a plazo de 20 años», explicaba airado. Los problemas en la oficina de la calle Ecuador trascendieron cuando abandonó el negocio G. A., que figuraba como gerente de Gestinueve. Este comercial había aportado al negocio 130.000 euros y descubrió que su dinero no sólo no aparecía, sino que había otras irregularidades en la gestión comercial de su socio. Mientras tanto, M. M., líder del negocio en el despacho de la calle Ecuador, siguió operando hasta que la pasada semana fue despedido. La salida se produjo también después de que un abogado, en representación de algunos ahorradores, escribiera una carta a los responsables de la multinacional holandesa en Madrid poniendo de manifiesto las malas prácticas de su personal en La Calzada.
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Clientes de los dos comerciales de ING National Nederlanden despedidos de su oficina de La Calzada calculan que se han producido daños a ahorradores que superan el millón de euros. La compañía multinacional ha prescindido de M. M., veterano agente de Tremañes, y de G. A., de La Calzada, por «malas prácticas comerciales». Los dos empleados eran muy conocidos y habían logrado captar cantidades importantes de ahorros de amigos y vecinos de la zona Oeste. Empleados y socios del Club Santa Olaya se encuentran entre los perjudicados, con cuantías que van desde los 6.000 a los 75.000 euros. F. C. / M. C.
«Hay un desfase de un millón de euros». Así se expresaba ayer uno de los empleados del Club Natación Santa Olaya que había confiado parte del fondo de sus compañeros de trabajo a sus «amigos» de la oficina de ING Nationale Nederlanden de La Calzada. Los dos empleados de este despacho de seguros e hipotecas que responden a las iniciales M. M. y G. A. han sido despedidos por «malas prácticas comerciales». La multinacional holandesa niega que haya habido estafas. Los afectados, por su lado, se sienten engañados y temen haber perdido buena parte de sus ahorros.
La oficina de ING en La Calzada y, en concreto, su máximo responsable habían logrado cuantiosos incentivos por sus elevados niveles de productividad. Quienes ahora lamentan haberse fiado de la eficacia de estos empleados no ocultan haber realizado viajes de lujo financiados por la multinacional aseguradora por el buen rendimiento de su personal en La Calzada. Así, M. M., conocido agente de Tremañes, se ganó la confianza de gran número de vecinos de la zona Oeste y de empleados del Santa Olaya. Todos le entregaban ahorros. Ofrecían elevadas rentabilidades. «Empecé a ver que no cuadraban los números; lo que me ofrecía, con lo que ponían los papeles», relataba uno de los afectados. «Lo amenacé para que me devolviera 7.000 euros».
La aseguradora realizará una auditoría para conocer la cuantía de las supuestas irregularidades económicas. El conflicto, según ING, se produce por los «unit link» (contrato de fondos de inversión a través de un seguro) que colocaron entre socios y empleados del Santa Olaya. La inversión con esos «unit link» se realizó en renta variable (Bolsa), que sufrió una brusca caída y provocó una pérdida en las inversiones, según ING National Nederlanden.
Algunos afectados consideran que han sido estafados -extremo que niega la compañía aseguradora- y están dispuestos a utilizar todas las medidas legales a su alcance para recuperar todo el dinero.
Peña
Uno de los afectados, que desempeña una responsabilidad técnica en el Santa Olaya, exige a la multinacional holandesa que asuma su responsabilidad, ya que desde ING National Nederlanden se marcan distancias con lo ocurrido debido a la condición de «autónomos» de los dos empleados despedidos.
Según afectados, las cuantías en cuentas personalizadas van desde los 6.000 hasta los 75.000 euros en algunos casos. Las dos personas que gestionaban la oficina en La Calzada «han desaparecido», al igual que el dinero, insistía ayer una clienta que se presenta como perjudicada.
Entre los inversores que se sienten engañados se encuentran, por ejemplo, los integrantes de una peña de veteranos del Club Natación Santa Olaya, de la que formaban parte los dos comerciales despedidos de ING. Uno de estos socios del Santa Olaya le entregó 60.000 euros y le ofreció un elevado rendimiento, «y me lo había metido a plazo de 20 años», explicaba airado. Los problemas en la oficina de la calle Ecuador trascendieron cuando abandonó el negocio G. A., que figuraba como gerente de Gestinueve. Este comercial había aportado al negocio 130.000 euros y descubrió que su dinero no sólo no aparecía, sino que había otras irregularidades en la gestión comercial de su socio. Mientras tanto, M. M., líder del negocio en el despacho de la calle Ecuador, siguió operando hasta que la pasada semana fue despedido. La salida se produjo también después de que un abogado, en representación de algunos ahorradores, escribiera una carta a los responsables de la multinacional holandesa en Madrid poniendo de manifiesto las malas prácticas de su personal en La Calzada.